No son los toros, es la libertad
Ayer, día de San Isidro, los vecinos de Madrid festejamos a nuestro patrón, ese santo humilde y simpático, al que todo el mundo quiere porque la memoria que de él ha quedado está llena de sencillez, de bondad y de milagros siempre para ayudar a los demás. Debió de ser tan bueno que, prácticamente desde el momento de su muerte, los madrileños del siglo XII empezaron a venerarle y a rezarle cuando necesitaban ayuda del cielo. Donde sabían que tenía buenas relaciones, porque conocían que, en una ocasión, los ángeles le habían echado una mano a la hora de arar la tierra para permitirle que siguiera rezando al Señor.… Seguir leyendo »