Muerte (Continuación)

Hundreds of small-scale miners are scraping out tiny quantities of increasingly precious gold in El Corpus, southern Honduras. Edgard Garrido/Reuters

Gang violence is forcing people to flee Central America and Mexico, heading north to the United States in record numbers. Right?

That’s the standard narrative: organised crime and drug trafficking have given Central America’s “Northern Triangle” (El Salvador, Guatemala and Honduras) the highest homicide rates on earth, sending scared citizens packing.

Indeed, Honduras ranks second, behind Syria, among the world’s most dangerous countries, followed by El Salvador (6th), Guatemala (11th) and Mexico (23rd). And San Pedro Sula, in Honduras, has the highest homicide rate on the planet.

This is a humanitarian crisis and regional tragedy. And as far as the United Nations and the Internal Displacement Monitoring Centre, are concerned, bad guys are to blame.…  Seguir leyendo »

Cryogenics grabs attention, and the story in yesterday’s Times about a dying teenager’s wish to be frozen grabbed mine. How could it not? A brave young woman; a desperate hope; a parental split about whether her corpse should be frozen . . . this is the stuff of nightmares and dreams.

Since long before H G Wells, science fiction has engaged us not only through the thrill of the fantastical but because unchaining the imagination unchains us to wonder where we’re going. The judge’s ruling in this case fell short of large speculations: he said that the issue was not cryonic preservation but a family dispute about a daughter’s wishes.…  Seguir leyendo »

El escaso glamour de los muertos

No sé si he contado en alguna ocasión que los chistes verdes más salvajes los he escuchado en los velatorios. El velatorio, antes de la aparición de los tanatorios, consistía en velar durante toda la noche al finado en el domicilio donde había fallecido, y se encontraba tendido en el lecho, correctamente vestido, de cuerpo presente. Los familiares del difunto tenían la obligación de proveer a los visitantes de café, anís, coñac y dulces, para resistir una de esas jornadas terriblemente largas, donde a partir de la medianoche quedaban velando los familiares directos, algunos indirectos, y los amigos más íntimos. El contacto directo con la muerte no es muy grato, y el cadáver de una persona apreciada, en la habitación de al lado, es una vecindad que oprime, y más a medida que pasan las horas entre rezos musitados y rememoraciones de la vida del difunto.…  Seguir leyendo »

Out of nowhere, a patient I recently met in my clinic told me, “If my heart stops, doctor, just let me go.”

“Why?” I asked him.

Without hesitating, he replied, “Because there are worse states than death.”

Advances in medical therapies, in addition to their immense benefits, have changed death to dying — from an instantaneous event to a long, drawn-out process. Death is preceded by years of disability, countless procedures and powerful medications. Only one in five patients is able to die at home. These days many patients fear what it takes to live more than death itself.

That may explain why this year, behind the noise of the presidential campaign, the right-to-die movement has made several big legislative advances.…  Seguir leyendo »

Otra vez es noviembre

Dejó escrito Spinoza que el hombre libre en nada piensa menos que en la muerte. Algunos sociólogos parecen darle la razón al destacar que en las sociedades modernas la muerte pierde visibilidad y tal vez disminuye incluso su carácter dramático. En favor de su tesis aducen, en primer lugar, que gracias a los adelantos de la medicina nuestros padres y familiares más cercanos mueren en edades avanzadas, cuando ya nuestra dependencia de ellos no es tan acuciante; señalan, además, que, por lo general, ya no se muere en casa, sino en los hospitales y clínicas, bajo los cuidados de personas que apenas conocen al paciente y que, por tanto, no pueden sentirsu muerte como se sentía cuando esta acontecía en el domicilio familiar; en tercer lugar dan importancia al hecho de que, después del fallecimiento, se hace cargo del cadáver personal especializado —funerarias— que tampoco conoció al difunto durante su vida, algo bien diferente de los tradicionales velatorios en casa.…  Seguir leyendo »

Children Don’t Always Live

My daughter, Greta, was 2 years old when she died — or rather, when she was killed. A piece of masonry fell eight stories from an improperly maintained building and struck her in the head while she sat on a bench on the Upper West Side of Manhattan with her grandmother. No single agent set it on its path: It wasn’t knocked off scaffolding by the poorly placed heel of a construction worker, or fumbled from careless hands. Negligence, coupled with a series of bureaucratic failures, led it to simply sigh loose, a piece of impersonal calamity sent to rearrange the structure and meaning of our universe.…  Seguir leyendo »

Los niños también mueren

Mi hija Greta tenía dos años cuando murió, o más bien, cuando la mataron. Un pedazo de mampostería cayó desde el octavo piso de un edificio mal mantenido y le pegó en la cabeza mientras estaba sentada con su abuela en una banca en el Upper West Side de Manhattan. Nadie tuvo la culpa: no se cayó por el mal paso de un albañil ni lo soltaron unas manos torpes. La negligencia, unida a una serie de fallas burocráticas, simplemente lo llevó a soltarse, un pedazo de calamidad impersonal que terminó por reacomodar la estructura y el significado de nuestro universo.…  Seguir leyendo »

When my time comes

Throughout my life, I have been fortunate to have spent my time working for dignity for the living. I have campaigned passionately for people in my country and the world over to have their God-given rights.

Now, as I turn 85 Friday, with my life closer to its end than its beginning, I wish to help give people dignity in dying. Just as I have argued firmly for compassion and fairness in life, I believe that terminally ill people should be treated with the same compassion and fairness when it comes to their deaths. Dying people should have the right to choose how and when they leave Mother Earth.…  Seguir leyendo »

Se ha cumplido esta semana el primer aniversario de la muerte de Jesús Martínez, amigo, profesor, buena persona, sin otras ambiciones que vivir tranquilo entre sus libros, dos hijos, sus alumnos de formación profesional a los que ¡enseñaba literatura! en uno de esos barrios duros del Madrid más implacable. No aspiró a la universidad ni a cargo político alguno. Lo suyo era la literatura clásica española. ¡Vamos, el ideal para meterse en un mundo de motos, petas y miembros de las asociaciones de padres, que deberían disolverse antes de que conviertan los colegios en almacenes de frikis!

A Jesús Martínez le dediqué una sabatina con la aparición de sus memorias –debí de ser el único– (Retrato con fondo rojo, 2013).…  Seguir leyendo »

How to Tell a Mother Her Child Is Dead

First you get your coat. I don’t care if you don’t remember where you left it, you find it. If there was a lot of blood you ask someone to go quickly to the basement to get you a new set of scrubs. You put on your coat and you go into the bathroom. You look in the mirror and you say it. You use the mother’s name and you use her child’s name. You may not adjust this part in any way.

I will show you: If it were my mother you would say, “Mrs. Rosenberg. I have terrible, terrible news.…  Seguir leyendo »

Cómo decirle a una madre que su hijo ha muerto

Primero tomas tu bata. No importa si no recuerdas dónde la dejaste, la encuentras. Si hubo mucha sangre, le pides a alguien que vaya de inmediato al sótano a traerte un nuevo conjunto de ropa quirúrgica. Te pones la bata y entras al baño. Te miras en el espejo mientras lo dices. Usas el nombre de la madre y el de su hijo. No puedes cambiar esta parte.

Te mostraré cómo: si se tratara de mi madre, dirías: “Sra. Rosenberg, tengo una noticia terrible que darle. Naomi murió hoy”. Lo dices en voz alta hasta que lo puedas decir con claridad y fuerte.…  Seguir leyendo »

Solo una hamaca vacía

Ocurrió hace bastantes años: un prestigioso teólogo protestante alemán pronunció una conferencia en Madrid sobre la muerte. Dado que nada dijo sobre la fe del cristianismo —y de muchas otras religiones— en una posible pervivencia más allá de la muerte, me atreví, en el encuentro que siguió a su intervención, a plantearle la pregunta por lo que solemos llamar “el más allá”. Recuerdo que lo hice con bastante inseguridad, ya que por el tenor de su conferencia sospechaba lo que en realidad ocurrió: mi pregunta no fue de su agrado. Intentó “despacharla” por la vía rápida, asegurándome que carecía de base en el Nuevo Testamento.…  Seguir leyendo »

La inmortalidad

La búsqueda del movimiento perpetuo fascinó durante algún tiempo a algunos científicos e intelectuales relativamente serios y a un número excesivo de farsantes y oportunistas. Se presentaron muchos ejemplos de máquinas que podrían funcionar eternamente tras un leve impulso para ponerles en marcha y hasta el mismo Leonardo da Vinci estudió a fondo el tema hasta llegar a la conclusión definitiva de que ese género de movimiento era radicalmente imposible, un objetivo que el ser humano jamás lograría alcanzar. Un debate similar –la idea de lo perenne está en ambos debates– se está desarrollando en nuestros días sobre la posibilidad de la inmortalidad biológica, aunque en este caso el debate científico, además de fascinante, es un debate profundamente serio.…  Seguir leyendo »

On cache la mort. La société française tend de plus en plus à dissimuler, sinon à minorer, les expressions de la mort au cœur de la société et ce, comme si elle n’existait pas. Le sentiment est alors presque enfantin : en ne la regardant pas en face, peut-être que la chose disparaîtra. Il y a près d’un an, nous incitions les citoyens à oser regarder la Mort (et le phénomène funéraire) «en face».

Depuis plusieurs années, on enjolive par des soins de thanatopraxie des corps-morts que l’on ne souhaite plus affronter tels quels et qui apparaîtraient presque comme des vivants.…  Seguir leyendo »

Muerte digna

Durante los últimos días ha sido incesante y unidireccional el mensaje que los medios de comunicación han venido ofreciendo con ocasión de la petición de unos padres de procurar una «muerte digna» a su hija Andrea, de 13 años, aquejada de una enfermedad degenerativa irreversible, y que, según acabo de conocer, ya descansa en paz.

Debo decir que me impresionó escuchar a la madre de esta niña decir que no querían ver cómo sufría inútilmente, cuando al parecer, y según el testimonio de los médicos que la trataban, la niña tan sólo estaba siendo alimentada mediante una sonda nasogástrica, ya que sus órganos vitales funcionan por sí solos.…  Seguir leyendo »

La muerte y lo que puede significar experimenta grandes cambios y, además, presenta diferencias considerables según los individuos, las culturas y las sociedades. De este modo, la diversidad alcanza proporciones enormes si se atiende a quienes, en el mundo árabe y musulmán –aunque no solamente en él– se dan la muerte en plena juventud, mediante una acción considerada propia del martirio, y, en el otro extremo, a quienes aprovechan las grandes ventajas de la enorme gama de avances en el terreno médico, social, económico y viven cada vez más años, llegando a centenarios y con buena salud.

El acto del martirio se convirtió en un fenómeno de amplias proporciones con ocasión de la guerra entre Iraq e Irán y, en especial, en este último país cuando el poder, entre 1980 y 1988, envió a primera línea del frente a decenas de miles de jóvenes basij (jóvenes milicianos iraníes).…  Seguir leyendo »

It’s Not Just About ‘Quality of Life’

My patient had been having chest pains for several days before his heart stopped. Paramedics managed to revive him, but not before his lungs, kidneys and brain were severely damaged by the lack of blood flow. The prognosis was grim. A neurologist in the intensive care unit said the best possible outcome would be life in a persistent vegetative state.

Most doctors would recommend purely palliative treatment at this point, and that is what we did. There was no chance of organ recovery, little chance the patient could ever be weaned from the ventilator. However, his family members said they were willing for him to be in this state as long as he was alive.…  Seguir leyendo »

Si algo ha traído la modernidad, la eclosión de la razón, la edad del conocimiento, es el buen gusto de repudiar la muerte, la innegociable certeza del mérito de la vida (y el propio mérito ante ella) y la asunción del deber de no morirse en forma de mandamiento, al fin bien formulado, que convierte la vida en derecho y la mortalidad en engorro, por eso es preceptivo protegerse de tal incomodidad con la voluntad avisada y la elemental buena fe de impedir que la muerte, tan anacrónica, nos sobrevenga, sea en forma de accidente, de contratiempo o de encantadora sorpresa, y si el modo de alejarla es ilegalizarla, sea, y si el modo de ahuyentarla es prohibirla, venga, y si el modo de conjurarla es tirar sobre ella un cubo de pintura, amén a cualquier providencia con tal de que se dicte enseguida, con el ánimo exaltado, ahora, ya, ya mismo, lo importante es encontrar a quien culpar cuando, a pesar de nuestros desvelos, lo imposible suceda, no asumir su inevitabilidad y buscar la explicación que ahogue cuanto antes la irrelevante verdad y erija un relato catártico, racionalizador, policial, explicativo, que mande a los sospechosos al exilio y esconda bajo la moqueta o bajo llave los cabos sueltos, aislados de la zozobra de los niños y las ancianas, incapaces de enfrentar una realidad que ha de modelarse con fines sociales para que nuestra nación, responsable y autárquica, dispuesta en todo momento a sacrificarse a sí misma para preservar al menos su idea, encuentre las respuestas que otras naciones no encuentran y enfrente como es debido el dolor de ignorarse, por eso es importante prohibir que los pilotos de avión se estrellen, para que no se estrellen, y saber de inmediato qué ha pasado –si pasa– para hacer, por ejemplo, cualquier cosa, porque, si algo sale mal, es deber del legislador reaccionar a tiempo, averiguar si hizo calor y prohibir el sol, averiguar qué se vestía y prohibir la ropa, y si hasta ahora dos pilotos eran suficientes para negar la gravedad con garantías, es hora de atender la llamada de la vida, sagrada, inmarcesible, y exigir la presencia de tres, hasta que uno de ellos se suicide y podamos subir la apuesta a cuatro: uno para que pilote, otro para que el primero no se duerma, otro para llevar el orinal y un cuarto para que desarrolle las tendencias suicidas, ya en minoría, con una puerta que resista el terrorismo pero no el hacha y una cadenita en la puerta para disuadir sin evitar, en busca del aristotélico punto medio, fuente de dicha, por eso el maquinista de Santiago debió llevar otro compañero, porque la solución es sumar uno a los timoneles en concurrencia, por eso Lincoln debió dejarse acompañar por otro presidente al teatro y por eso los camiones de transporte de mercancías peligrosas deberían tener un mínimo de dos suicidas al mando –con dos volantes–, por si un conductor está muy loco, para intimidar al otro loco, y lo mismo para los tranvías, los taxis, las motos y los dirigibles, por si embisten contra la gente desafiando el orden, y por eso cada vehículo particular del planeta, cada Peugeout 308 y cada Renault Twingo azul cielo, atendiendo a su peso, sus dimensiones y su vocación letal, debe subordinar su circulación al aval de un mínimo de ocupantes (sometidos a diario test psicológico) que garantice un itinerario paralelo al de la carretera, porque, ¿y si uno de ellos se desmaya?,…  Seguir leyendo »

Contradiciendo el pudor con el que generalmente se afronta la confesión de una enfermedad terminal, en los últimos tiempos dos grandes personajes han decidido contar su experiencia ante la cercanía de su muerte.

Por un lado, el prestigioso neurólogo Oliver Sacks ha publicado en los principales periódicos del mundo una emotiva carta de despedida al serle diagnosticado un incurable cáncer de hígado. Por otro, el escritor sueco Henning Mankell comenzó a describir en público la evolución de su enfermedad, también cáncer, si bien desde la esperanza y “desde la perspectiva de la vida”. Los dos habían escrito mucho sobre la muerte.…  Seguir leyendo »

Una cita con la parca

Todos tenemos una cita con la parca, pero no sabemos cuándo. La longevidad es en gran parte hereditaria. A ojo de buen cubero, la edad alcanzada por nuestros padres nos da una primera idea de lo que podemos esperar vivir nosotros en ausencia de accidentes, infecciones y sorpresas. Tanto mi padre como mi madre vivieron 90 años, así que pensaba que esa era la edad de mi cita con la parca. Pero hace unos meses se produjo una sorpresa.

Ya había hecho examinar mi genoma individual por la empresa 23andMe, escupiendo en un botellín enviado por ellos y devolviéndolo a California para su análisis.…  Seguir leyendo »