Viejos años nuevos
En los años de mi infancia las celebraciones de diciembre en Masatepe se agotaban con la Nochebuena, y aunque el pequeño árbol de Navidad de material sintético sobrevivía hasta pasado el fin de año en una esquina de la sala, los 31 de diciembre nos íbamos a la cama antes de la medianoche, y me despertaba al estallido de los cohetes que sonaban lejanos, viniendo de los barrios indígenas de Jalata, Nimboja y Veracruz, mientras el resto del pueblo permanecía en silencio, y a oscuras.
O es que, quizás, de alguna casa donde celebraban —pereque se llamaba entonces a las fiestas ruidosas— venía la música de un tocadiscos que una y otra vez tocaba la cumbia El año viejo, cantada por el vocalista tapatío Tony Camargo, “Ay, yo no olvido al año viejo/ Porque me ha dejao’ cosas muy buenas/ Mira/ Me dejó una chiva, una burra negra/ Una yegua blanca y una buena suegra…”, del colombiano Crescencio Salcedo, el campesino analfabeto que compuso otras joyas como “La múcura que está en el suelo…”, que fue a dar a la voz de Benny Moré, y “Se va el caimán, se va para Barranquilla…”, cantada por el inigualable bachiller José María Peñaranda, que elevó las vulgaridades de palabra a la categoría de arte, baste recordar su célebre Ópera del mondongo.… Seguir leyendo »