Nepotismo

¡Todos al máster!

Durante las primeras décadas del siglo pasado, un periodista madrileño de cierto predicamento, Vicente Sánchez Ocaña, primo y valedor de Josefina Carabias, uno de esos agudos informadores que podría ser el cronista de este Gobierno cuando sus componentes ocupen un lugar de privilegio en el camposanto de Spoon River, escribía, en una de sus habituales colaboraciones para La Nación de Buenos Aires, que en la sociedad española había coléricos socialistas (Baroja los denominaba «pedantes, charlatanes e hipócritas»), coléricos carlistas, coléricos republicanos, coléricos catalanistas, coléricos vascos, trolistas –es decir, profesionales de la mentira como Valle-Inclán–, políticos chanchulleros o histriónicos, generales de salón (y no fue muy acertado en esto), monologuistas como Unamuno.…  Seguir leyendo »

En el siglo XIII, desde Inocencio III a Bonifacio VIII, el parentesco con papas y cardenales se convirtió en un importante factor de ascenso político y social para las familias nobles italianas.

La palabra nepotismo, usada a partir de 1843, proviene del latín nepos, nepotis (sobrino). El término expresa, en su origen, una práctica consistente en la cooptación de cargos por parte de quien lo ostenta para otorgarlo o destinarlo a parientes.

Aunque pueden encontrarse antecedentes de prácticas nepóticas en la tiranía de Pisistrato o en los tiempos de la república romana, durante el gobierno de Pompeyo y su suegro Metelo Escipión, es, sin embargo, con los cardenales Nepotes cuando la consanguineidad se convierte en elemento esencial para alcanzar el poder político.…  Seguir leyendo »