Aprender de la historia
Nací en un país donde cada año el 1 de mayo los niños por obligación salíamos a la calle y donde formábamos filas militares y, con pancartas rojas, marchábamos a través de Praga para saludar a las autoridades del régimen situadas en lo alto de una tribuna como dioses sombríos. Una sonrisa obligada y todas las derivaciones de la palabra patria, declamada por multitudes con el brazo en alto, ya fuera para formar un puño o una salutación militar: ese es para mí el símbolo del régimen en el que crecí en los años sesenta.
En esos años, cuando llegué a la adolescencia, mis padres juzgaron necesario abandonar nuestro país natal y exiliarse en Occidente porque, como uno de los participantes en la derrotada y liberalizadora Primavera de Praga, mi padre empezó a padecer la persecución del endurecido régimen.… Seguir leyendo »