Sexualidad

Por la naturaleza de este texto, no sería justo empezar con mis palabras, así que voy a cederlas al cuerpo de una persona nacida en Francia en el año 1938. Específicamente, voy a cederlas a su cuerpo abierto, revelando algunos datos de la autopsia de Herculine Barbin:

“Si se separan los muslos, se percibe una hendidura longitudinal, que se extiende desde el monte de venus hasta las cercanías del ano. En la parte superior, se encuentra un cuerpo peniforme de una longitud de cuatro a cinco centímetros desde su punto de inserción hasta su extremidad libre, que está formada por un glande cubierto de un prepucio ligeramente aplanado en la parte inferior e imperforado.…  Seguir leyendo »

Neoliberalismo sexual o la insoportable oscuridad del sexo

En anteriores textos he planteado el problema del consentimiento como un problema político consustancial a la Modernidad. Si algo es central en la teoría política moderna es fundamentar que consentir al poder del Estado y a los múltiples acuerdos que firmamos entre ciudadanos es un acto libre. El sujeto moderno, mayor de edad, ejerce su libertad comprometiéndose a través de pactos, firmando contratos. Y si se nos puede exigir cumplir con las leyes de un Estado o las cláusulas de un contrato mercantil, es porque nosotros mismos hemos elegido esas normas en un acto de voluntad. Los problemas de este paradigma comienzan cuando consideramos que en este mundo unos, los que suelen escribir los contratos, tienen el poder para imponer a otros que los firmen y estos se ven obligados a ceder.…  Seguir leyendo »

“Nosotros también follamos”, exclamó el actor Telmo Irureta desde el escenario de los Goya. Tras el “nosotros”, las personas con discapacidad. Tras el “también”, la necesidad de cuestionar la exclusión de ciertos cuerpos de los esquemas del deseo y la autonomía sexual. Y tras el “follamos”, un campo de minas.

En La consagración de la primavera, película que le valió el premio a Mejor Actor Revelación, Irureta interpreta a un joven con parálisis cerebral que recurre a asistentes sexuales. A diferencia de la prostitución, la asistencia sexual se basa en la autoexploración del cliente, y su existencia muestra una realidad incómoda —incómoda en tanto que altera las normas de nuestra mirada—: que hay deseo ahí donde se suponía inexistente; que el deseo excede a su supresión.…  Seguir leyendo »

De izquierda a derecha, la directora de escena Marta Pazos, la cantante Lidia Vinyes-Curtis y la compositora Raquel García-Tomas, durante la presentación de la ópera 'Alexina B.' en el Liceo de Barcelona.Enric Fontcuberta (EFE)

En 2016, la ensayista Bini Adamczak propuso el término “circuición” como antónimo de la penetración. A esta pensadora le pareció que la palabra penetración llevaba siglos funcionando como si los orificios que se penetran no participaran en absoluto en el acto sexual. Y se le ocurrió proponer la idea de circuir (rodear o agarrar) para sumar un sentido nuevo a un encuentro viejo. “Circuición ya forma parte de nuestra experiencia cotidiana”, escribió entonces Adamczak. “Piensa simplemente en la red que atrapa al pez, la boca que mastica la comida, el cascanueces que rompe la nuez… Circuición nos permite expresar sensaciones que siempre hemos experimentado”.…  Seguir leyendo »

Ten más sexo. ¡Por favor!

El sexo es bueno. El sexo es sano. El sexo es una parte esencial de nuestro tejido social. Y —en concreto— deberías hacerlo más, probablemente.

Los estadounidenses, en plena epidemia de soledad, no tienen el suficiente sexo. En casi todos los grupos demográficos, los adultos estadounidenses —mayores y jóvenes, solteros y emparejados, ricos y pobres— tienen menos relaciones sexuales que en cualquier momento de las últimas tres décadas.

El sexo no es la única forma de interacción humana satisfactoria y, desde luego, no es un bálsamo para la soledad en todas sus formas. Aun así, debería considerarse una parte fundamental de nuestro bienestar social, no un capricho o una simple añadidura.…  Seguir leyendo »

¿El nudismo es una cuestión ideológica que se ha de apreciar y tolerar? ¿O busca el placer sexual y debe interpretarse como una agresión?

El tipo con barba que en pleno enero se paseó en cueros por una calle en Aldaia (Valencia) debe de pertenecer al primer grupo, pues la Sección Cuarta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) ha confirmado la sentencia dictada por un juzgado de Valencia anulando las sanciones que le impuso la Delegación del Gobierno.

El Tribunal ha observado que la práctica del nudismo "no está amparada por el derecho a la libertad ideológica".…  Seguir leyendo »

La educación afectivo-sexual no puede consistir fundamentalmente en enseñar a los menores a poner preservativos, como ya viene sucediendo también en los colegios confesionales. Esto es deformante, porque es dar por supuesto que el sexo es un objeto más de consumo y que la mujer es un objeto, cuando no debería ser así, ni una cosa ni la otra. El sexo es una dimensión esencial de las personas, porque las define, y debe estar reservado a la intimidad, porque no es una actividad social más, es mucho más que compartir algo de comer o salir por ahí a tomar algo, o ir a bailar sin hacer el animal… El sexo forma parte de la privacidad y vincularlo al preservativo contribuye a confundirlo todo.…  Seguir leyendo »

El consentimiento es todo un problema. Un gran problema político y filosófico. Mentado sin parar en tertulias e informativos televisivos, objeto de didácticas explicaciones en redes sociales, invocado en discursos políticos que lo nombran pretendiendo zanjar discusiones, el consentimiento es tratado hoy como una solución, como una respuesta. El problema es que, lejos de ser algo claro y distinto, algo evidente, algo que se entiende de modo inmediato y que todos entendemos igual, esconde una profunda oscuridad. Encierra en su interior una enorme ambigüedad y, al mirarlo de cerca, más que respuestas, nos empieza a plantear preguntas. El consentimiento, convertido hoy en una especie de gran solución, es, sin embargo, un problema.…  Seguir leyendo »

Sexo consentido y vulnerabilidad

Recientemente me contó un buen amigo que un día, después de cenar, entró en una discoteca, cometió el error de beber más de la cuenta, y tuvo una noche salvaje, en la que no sabe exactamente lo que hizo y de la que tan sólo guarda algunos recuerdos –entre ellos, dónde, cómo y con quiénes terminó– que preferiría borrar completamente de su memoria y de la de sus copartícipes. Él no buscaba ni quería todo eso, pero el ambiente y el alcohol contribuyeron a que hiciera lo que, en realidad, no quería hacer. Este caso no es extraño, pero hoy resulta muy frecuente –entre adolescentes, jóvenes y menos jóvenes– recurrir al consumo de alcohol como medida desinhibitoria que facilite las relaciones sexuales.…  Seguir leyendo »

Fachada de una tienda Balenciaga en Berlín, el 24 de noviembre de 2022. La marca lanzó una campaña publicitaria polémica donde utiliza niñas y niños. (Michael Kuenne/PRESSCOV/Sipa USA via AP)

El problema con las imágenes de moda que consumimos a diario en revistas y publicidades es que, a la vez que nos hacen desear el producto que patrocinan, hacen que nuestros impulsos se vean seducidos por el cuerpo que porta ese objeto en la imagen. No solo compramos la cartera, compramos nuestra hambre de parecernos a ese modélico cuerpo que la porta. Esa homologación que, como lo explica el crítico francés Roland Barthes, con el amparo del capitalismo hemos hecho por décadas del “cuerpo como una cosa” que se publicita, al igual que los elegantes tacones en los que camina, es lo que a mi manera de ver hace tan problemática la más reciente campaña de Balenciaga, que ha alentado una avalancha de críticas en redes y de la que ya se han retirado todos sus avisos.…  Seguir leyendo »

Nací, no me acuerdo cómo lo hice, pero nací en este mundo, me llamaron Luis, Luisito y empecé a deambular por el capazo comiendo, llorando, haciendo caca y durmiendo hasta que poco a poco gateé, me levanté a caminar, corretear, tocarlo todo y romper lo que se pudiera. Mis madres, porque tenía dos madres, me mimaban, me llevaron a la guardería y parvulario donde compartía horas de juego con otros niños como yo.

Un día estaba en el pequeño jardín jugando a la pelota, dando patadas y volteretas cuando se me acercó una persona peluda y con barba para preguntarme si me gustaría jugar con muñecas y pasearlas en un capacito de ruedas.…  Seguir leyendo »

Judith Butler ha recibido en poco tiempo un par de distinciones en España, una en Cataluña, otra en Madrid. El caso merece atención. ¿Ha trabajado aquí o contribuido de alguna manera a nuestra civilidad común? Ella es, para quien no lo sepa, profesora de retórica en Berkeley y una figura destacada de la doctrina queer, un conjunto diverso de ideas que fueron en origen acuñadas por otras dos autoras, Carol Vance y Gayle Rubin. Tal conjunto es privativo de la América más norteña, la anglosajona, Estados Unidos y Canadá. Por ello y al pretender suplantar la sucesión canónica del feminismo, se las conoce también como «el canon gringo».…  Seguir leyendo »

La ministra de Igualdad no sabe argumentar sin agredir. Encarna bien aquella afirmación de Engels sobre que será necesaria toda la violencia de la barbarie para realizar sus ideas. Tal vez sea una cuestión temperamental, pero lo cierto es que casi todas sus declaraciones son agresivas para los discrepantes, para el idioma y hasta para el sentido común más elemental. Los paladines de la ideología de género, aunque sea desde las moquetas del poder estatal, no se andan con contemplaciones: quienes discrepan se quedan fuera de la ley. Y en esas estamos desde hace ya un tiempo.

Ahora le toca a la legalización de la pederastia y, muy pronto, a la del incesto.…  Seguir leyendo »

En una de las ediciones de First Dates del pasado mes de junio, una mujer de 41 años, Eileen, aseguraba ante las cámaras de televisión: “No quiero a un hombre que la tenga pequeña; mínimo 20 centímetros”. El tamaño era para ella condición sine qua non para comenzar una relación. Nos inquieta el aburrimiento soberano que puede seguir cuando solo cuente Eileen con el tamaño de ese pene: ¿esos 20 centímetros serán un buen acompañante para ir al cine? ¿Resistirán una conversación? ¿Sabrán sostener sus eventuales momentos de debilidad?

Merece la pena que nos detengamos en este episodio como ejemplo de lo que desde hace más de una década algunas psicoanalistas y ensayistas con perspectiva de género hemos identificado como la progresiva masculinización de las mujeres, que bajo el paraguas de un supuesto empoderamiento, de una autoafirmación que refuerza su amor propio, imitan los comportamientos más patriarcales, aquellos en los que estaban tradicionalmente socializados los hombres.…  Seguir leyendo »

EL 26 de mayo el Congreso de los Diputados aprobó la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual. Para el Gobierno, esa ley «trata de proteger el derecho a la libertad sexual y erradicar todas las violencias sexuales, reconociendo que afectan especialmente a mujeres y niñas/os». Tengo bastantes dudas al respecto, y a la historia me remito. Poco después de reemplazar, en 1989, la expresión 'honestidad' por la de 'libertad sexual' en la rúbrica relativa a estos delitos, se constató que el ejercicio de esa libertad causaba estragos en la parte más vulnerable de la sociedad. Ahora se pretende, sin cambiar un ápice ese mismo paradigma de libertad sexual, prevenir, atender y proteger mejor a todas las mujeres, niñas y niños víctimas de violencia sexual.…  Seguir leyendo »

Sigo creyendo en el poder de la libertad sexual

En un ensayo escrito en 1970, en los albores del movimiento por la liberación de las mujeres, la novelista y activista feminista June Arnold relataba varias sesiones de concienciación dedicadas al sexo. Las mujeres hablaban sobre la masturbación, el lesbianismo y la relación entre amor y lujuria. Juzgaban que el sexo era un “gran tema fundamental”, escribió Arnold, y aun así la naturaleza de sus propios deseos era a menudo inescrutable.

Estas mujeres pasaron mucho tiempo de su vida adulta queriendo ser consideradas “buenas en la cama”, lo que a veces significaba hacer un ejercicio de contorsionismo para adecuarse a la sexualidad de sus parejas masculinas.…  Seguir leyendo »

Carta abierta a Irene Montero

Estimada Irene: vista la campaña de verano de tu Ministerio, llamado de Igualdad, siento que debo dirigirme a ti. Lo siento como obligación moral, intelectual y estética. Quiero ser sincero contigo, abandonar los habituales cauces de la crítica política y comunicarte personalmente no solo que te equivocas, sino que tu crudo intervencionismo es de una naturaleza nueva y alarmante.

Si no me constara que crees en lo que defiendes –así me lo pareció cuando coincidimos como portavoces parlamentarios– sería más sarcástico y sin duda más arisco. En aras del interés público debo advertirte de los contravalores que trasluce tu campaña y de lo invasivo de tus pretensiones.…  Seguir leyendo »

Si damos nuestro consentimiento, no deberíamos sentirnos pésimo después, ¿cierto?

Una tarde de agosto de 2019, actué en una obra de teatro breve para crear conciencia entre los estudiantes de recién ingreso de mi universidad sobre los tipos de desafíos a los que podrían enfrentarse durante su primer año en la escuela. Después de que las luces se atenuaron tras una escena sobre trastornos alimentarios, el tema cambió rápidamente y el escenario se abrió para mostrar la escena de una fiesta. Una cosa llevó a la otra y un actor del reparto me llevó a su “dormitorio”, que consistía en unas cuantas sillas apiladas a toda prisa. Intercambiamos diálogos torpes y luego se me acercó y dijo: “Me está gustando mucho conocerte… ¿Puedo besarte?”.…  Seguir leyendo »

Regular el deseo

En 1956, el gran director de cine japonés Kenji Mizoguchi estrenó una película que hoy algunos verán con cierta incomodidad. Se llama La calle de la vergüenza y narra la vida de seis mujeres que trabajan en un prostíbulo en el momento en el que el Parlamento de Japón debate la abolición de la prostitución. Las sesiones parlamentarias penden como una amenaza sobre esa extraña “familia” —así la presenta Mizoguchi— que forman prostitutas, clientes y patrones. Ante el cierre inminente del local, las mujeres toman diferentes decisiones. Una de ellas abandona a sus compañeras para cumplir el sueño de su vida: volver al pueblo, casarse con su novio y tener hijos; otra hace lo propio, pero para independizarse de los hombres y trabajar en una de las fábricas que han abierto los americanos.…  Seguir leyendo »

Defiendo que el discurso de lo imposible es propio de los países ricos. Lo mismo puedo decir respecto al discurso de lo innecesario. Quizá me falte añadir que cuando a ese discurso imposible e innecesario se suma lo ridículo, es probable que se haya convertido en un mantra de las autoridades de cualquier signo en esos países sin necesidades aparentes. Y si a lo ridículo se añade la idiocia (cada vez recurro más veces a la voz de este trastorno mental para describir el contagio de la estupidez, que se disemina a mayor velocidad que el coronavirus en sus peores fechas) y la maldad, es seguro que más que un discurso será una imposición a los ciudadanos del viejo Occidente, que ha pasado de abanderar la civilización más perfecta a firmar el manual «Destrúyase a usted mismo en sencillos pasos».…  Seguir leyendo »