Tauromaquia (Continuación)

En 1947 nace Florentino Pérez, y la India deja de ser protectorado británico, como acontecimientos más destacables. En España, y en plena postguerra, ocurre el hecho que mayor conmoción social ha producido hasta hoy mismo: muere Manolete. Mi suegro, médico, vasco y aficionado a los toros, había cenado con él, en una sociedad gastronómica, Basollúa, quince días antes del 28 de agosto, en que el toro Islero partió la femoral del torero. Manuel Rodríguez era cordobés, y gris, como es sabido. ¿Por qué aquella conmoción nacional?

Su vida estuvo marcada por dos mujeres: su madre, la famosísima doña Angustias, que de joven podía haberse confundido con la chiquita piconera, modelo de Julio Romero, luego matrona robusta, según «Dígame»; y Lupe Sino.…  Seguir leyendo »

Los hierros más serios, los que presentan más bravura y más cara, los que embisten sin dulzura... Estas virtudes de un campo ganadero, profundamente cultural y arraigado en lo más propio de la tierra y los pueblos, se encuentran hoy acotadas a encierros y festejos taurinos menores, fuera de la gran mayoría de ferias de primera y segunda categoría. Más «corridas serias» en los carteles supondrían un reclamo para festejos atractivos, emocionantes, dramáticos pero gloriosos. Sería quizá entonces posible que toreros del escalafón intermedio, fajados diestros capaces de torear las circunstancias, llenasen más plazas.

No tengo conocimiento de estadísticas que me informen de la cantidad de encierros que se celebran en pueblos, suburbios, ciudades de España y el continente taurino.…  Seguir leyendo »

Larga cambiada de José Guirao

Mi liberada:

Es extraño, pero habrás visto que el ministro de Cultura, José Guirao, no ha dimitido, a pesar de que yo se lo exigiera públicamente a las pocas horas de ser nombrado. Me parece una falta de consideración notable. No hacia mí, desde luego, que solo soy el intérprete del sentir recto. Sino por los que sienten recto, y no tengo mayor problema en incluirte. Hace un par de años aquel Guirao acudió a la presentación de una asociación llamada Capital Animal y sentado al lado de una de sus promotoras, Concha López, dijo unas cosas realmente asombrosas sobre los animales y el hombre: "Hay que empezar a considerar a los animales iguales en todo.…  Seguir leyendo »

Corría el año de gracia de 1579, en que vinieron al mundo el dramaturgo Luis Vélez de Guevara y san Martín de Porres, primer mulato de América elevado a los altares, hijo de un hidalgo burgalés sin fortuna y de una liberta panameña, cuando don Joseph Villadiego Azetuno, cura de la iglesia parroquial de San Vicente de Ávila, entonces Ávila de los Caballeros, denominación perdida con el censo de 1877, tuvo a bien enderezar una petición a los «muy ilustres señores Justicia y Regidores» de la ciudad para que se volvieran a correr toros por las fiestas de los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta, costumbre interrumpida durante algún tiempo en sinrazón de la bula De salutis gregis dominici, fechada en Roma el 1 de noviembre de 1567, «pontificatus nostri anno II», con la que Pío V pretendió prohibir «estos espectáculos donde toros y fieras en plazas se corren», cuyo texto latino fue impecablemente traducido al español por Jesús María García Añoveros, marcando un contrapunto de rigor frente a las versiones de conveniencia y aun francamente sesgadas que ofrecen distintos portales de internet.…  Seguir leyendo »

Presentando a a su amigo Ignacio Sánchez Mejías en la Universidad de Columbia, en Nueva York, en 1929, afirmó García Lorca: «La única cosa seria que queda en el mundo es el toreo, único espectáculo vivo del mundo antiguo, en donde se encuentran todas las esencias clásicas de los pueblos más artistas del mundo».

Muchos grandes artistas han proclamado su fascinación por las corridas de toros: es un hecho indiscutible. Quizá –argüirán algunos– se equivocan, carecen de sensibilidad… En realidad, hay que afirmar que la Tauromaquia es, en sí misma, un arte.

No se trata de la ponderación de un apasionado; la Fiesta de los toros cumple todas las condiciones con las que la estética clásica define una actividad artística.…  Seguir leyendo »

Ponce en México

EL relámpago de lo invisible traspasando las puertas del deseo, así definiría yo el milagro del entendimiento que une a Enrique Ponce con México, cifra y resumen de la Realidad entregada al Deseo en alas del entusiasmo, con el relámpago de lo imposible afirmado en la luz de los muletazos o, para expresarlo con palabras de Rafael Alberti, incendiando los abismos donde yacerían los ángeles de las tinieblas. México de apoteosis.

Domingo, 3 de diciembre, festividad de san Francisco Javier, del mártir Crispín Hilario, de la abadesa Atalia, del ermitaño Teódulo, del profeta Sofronías y, pasando del Cielo a la Tierra, de los miles de aficionados que nos dimos cita en la Monumental del Paseo de Insurgentes, la inmensa mayoría empeñados en entrar en ella por la Puerta Grande, a la sombra del «Encierro», magnífico grupo escultórico de Alfredo Just Gimeno, artista valenciano del exilio que alcanzó a subirse al último barco que zarpó desde Francia antes de que los submarinos de Hitler cerraran el océano, y flanqueando el muro que sostiene la placa de la Unión de Bibliófilos Mexicanos que conmemora la histórica tarde del 4 de febrero de 2002, con el maestro de Chivas dictando sendas lecciones ante toros de Teófilo Gómez, corrida que yo tuve la dicha de presenciar al lado de mi querido amigo Arturo Azuela, fatalmente corneado años después por el marrajo del cáncer.…  Seguir leyendo »

El destino de Enrique Ponce

En su vigésimo séptima temporada y tocado por el inconformismo de los maestros que saben infinitas las posibilidades e inciertos todos los límites, Enrique Ponce, torero histórico, ha conseguido convertir en realidad su penúltimo sueño, por él mismo bautizado con el nombre de Crisol, haciendo del coso de La Malagueta el sanctasanctórum del toreo gracias al coprotagonismo absolutamente imprescindible de Jaraíz, astado de Juan Pedro Domecq, y digo absolutamente imprescindible porque esa tarde, sobre las iluminaciones contadas de Javier Conde y por más que brillara Estrella Morente, que estuvo memorable cantando a San Juan de la Cruz, empezó a lograrse por lo fundamental: por el toro.…  Seguir leyendo »

Cossío, los toros y Miguel Hernández

«La verdad, cuya madre es la historia», escribe Cervantes en Don Quijote, y la verdad de la historia constituye sin duda la mejor respuesta ante el veto que han pretendido imponer dos de los tres grupos políticos que ejercen el gobierno municipal en Alicante, Ganar y Compromiso, al cartel de la Feria de Hogueras 2017, cuyo centro comparten Miguel Hernández, algunos de sus versos y un toro.

Por eso, por la verdad, conviene recordar a ciertos sectarios desmemoriados que así en la época esperanzada de su llegada y asentamiento en Madrid, cuando fueron contadas las puertas que se le abrieron, como en los momentos agónicos, con el poeta oriolano a punto de fusilamiento, y en la agonía de las cárceles, siempre estuvo a su lado, incondicionalmente, don José María de Cossío, santo y seña de esa pasión taurina que los unió y que maravillosamente late en los versos del autor de poemas tan cargados de evidencias como «Llamo al toro de España».…  Seguir leyendo »

Sobre la prohibición de los toros

Hace ya seis años, el 2 de agosto de 2010 concretamente, publiqué en este periódico un artículo titulado La cultura está más allá de la Ley a propósito de la Ley que el Parlamento de Cataluña acababa de aprobar prohibiendo «las corridas de toros y los espectáculos con toros que incluyan la muerte del animal y la aplicación de las suertes de la pica, las banderillas y el estoque, así como los espectáculos taurinos de cualquier modalidad que tengan lugar dentro o fuera de las plazas de toros», salvo los llamado correbous, cuya subsistencia blindó otra Ley tramitada y aprobada en paralelo, la 34/2010, de 1 de octubre.…  Seguir leyendo »

Escribió Galdos en unos de sus Episodios nacionales que la vida no es otra cosa que una sucesión de anécdotas. Hace años en un debate parlamentario, primeros acelerones del animalismo político, se hablaba de los toros y en mi intervención incluí un argumento y una cita. El argumento: esa misma progresía que aúlla contra la fiesta nacional y envuelve su desmesura en la defensa de la vida del toro de lidia, apuesta por el aborto libre condenando seres indefensos a la muerte. La cita era de Ortega, uno de los ilustres tratadistas de la tauromaquia como elemento significado de la cultura nacional.…  Seguir leyendo »

En todas las ciencias, incluida la antropología cultural, la diferencia entre la naturaleza y la cultura se basa en el modo como se transmite la correspondiente información. La cultura se transmite por aprendizaje social, que incluye la imitación, y puede provenir de parientes, amigos, cantantes, etc. Por el contrario, la naturaleza humana se transmite solo verticalmente, de padres a hijos, a través de los genes.

Lo cultural no tiene por qué ser bueno o deseable. Tanto la ciencia como la superstición son cultura, y también lo son la democracia y la dictadura, el cosmopolitismo y el nacionalismo, la delicadeza del ballet clásico y el cutrerío de las corridas de toros.…  Seguir leyendo »

A detail of Goya painting of a bullfight from the early 1800s. The sport has been in decline in Spain for decades. Credit Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid

When the Parliament of Catalonia, an autonomous region in northeastern Spain, solemnly banned bullfighting in 2010, it was not simply a victory for animal rights. There was a political angle, as well, involving a battle over regional and national identity.

Catalan nationalists were beginning their push toward full independence from Spain, a movement that is reaching a critical point. Getting rid of the bullfights, seen by many as quintessentially Spanish, sent a message as blunt as a graffiti slogan: “Catalonia is not Spain.”

Now the Constitutional Court in Madrid has struck back. In a ruling on Oct. 20, it repealed the Catalan ban.…  Seguir leyendo »

El toro puede llamarse Rompesuelas, Elegido, Semillero o Navajito. Lo obligan a correr por el asfalto, mientras unos hombres lo adelantan jugando a que los cuernos les rocen. Tiene una divisa clavada en la costilla; se agota, cae, se rompe los huesos. Para encenderle los pitones (la punta de los cuernos) con fuego, los hombres acorralan al toro, que muge un alarido de angustia. Lo rodean, le atraviesan una lanza que se le atasca en la garganta. El animal de 600 kilos desfallece. La muchedumbre aplaude. Uno, dos o varios hombres lo rematan con un cuchillo, la lanza, una espada, un tiro de gracia en la frente.…  Seguir leyendo »

Los toros como síntoma

Me preguntan con frecuencia si no me preocupa el futuro de la Tauromaquia. Suelo contestar que sí, por supuesto, como el de todo lo que amamos, pero que muchísimo más me preocupa el futuro de España. No es una pirueta intelectual, sino una realidad pura y simple. Cualquier lector de Ortega sabe que las dos cosas van unidas: «Es un hecho de evidencia arrolladora que, durante generaciones y generaciones, es la cosa que ha hecho más felices a mayor número de españoles». Sin entender lo que ha supuesto –añade– «no se puede hacer la historia de España, desde 1650 a nuestros días».…  Seguir leyendo »

El encierrillo

Hace tres años, en la comparecencia parlamentaria para discutir si la Tauromaquia es o no un Bien de Interés Cultural, una de sus señorías argumentó el riesgo que supone para nuestro turismo. Venía yo de los sanfermines y mi irónica respuesta era obvia: «Como en San Fermín hay corridas de toros y hay encierros, y lo sabe todo el mundo, las calles de Pamplona están vacías. No hay nadie. Es una ciudad triste, desértica. No he visto franceses, ni peñas de suecos, ni de alemanes ni de norteamericanos que han leído a Hemingway, sólo unos pocos navarros tristes...». (Con esos enemigos, que unen la ignorancia al sectarismo, la Fiesta no corre grave riesgo).…  Seguir leyendo »

Veintinueve de septiembre de 1966, tarde de toros en la bellísima y más que centenaria plaza de Calasparra, la capital murciana del «arroz bomba»: el rejoneador Josechu Pérez de Mendoza, el primer caballista sacado a hombros por la puerta grande de Las Ventas, y los diestros Andrés Hernando, encarnación desde la pureza, y Efraín Girón, el menor de aquella mítica saga venezolana de los Girones (doce hermanos, cinco toreros), se midieron con seis toros marcados con el hierro de la A coronada de Victorino Martín, entonces nuevo pero enseguida famoso y en la actualidad legendario, con resonancias de trueno en el horizonte del campo bravo y un lugar conquistado en el español de uso común, porque «estar hecho un victorino» o «tener la casta de los victorinos» son expresiones de uso generalizado.…  Seguir leyendo »

A los zoófilos les mueve, creen ellos, la compasión. Es un valor y un sentimiento esencial. Rousseau dedicó páginas esenciales al tema, en parte para ponernos en guardia contra su deriva frecuente hacia la ponzoña de la autocompasión. ¡Qué mejor muestra que el voluptuoso dolorismo en que se revuelcan los animalistas! Como el piloto a punto de estrellarse, ya no ven la línea del horizonte, moral en su caso. Ciertamente, no hay moral sin compasión, pero la sola compasión nunca genera una ética. Exclusivamente regida por ella, la sociedad sería irracional, inviable y arbitraria. Es la razón la que funda la ética, sin demagogia, con dudas e incertidumbre.…  Seguir leyendo »

No son los toros, es la libertad

Ayer, día de San Isidro, los vecinos de Madrid festejamos a nuestro patrón, ese santo humilde y simpático, al que todo el mundo quiere porque la memoria que de él ha quedado está llena de sencillez, de bondad y de milagros siempre para ayudar a los demás. Debió de ser tan bueno que, prácticamente desde el momento de su muerte, los madrileños del siglo XII empezaron a venerarle y a rezarle cuando necesitaban ayuda del cielo. Donde sabían que tenía buenas relaciones, porque conocían que, en una ocasión, los ángeles le habían echado una mano a la hora de arar la tierra para permitirle que siguiera rezando al Señor.…  Seguir leyendo »

El Reich animalista

Es complicado entender por qué tanta gente odia (literalmente) a los aficionados taurinos, toreros, banderilleros y otras profesiones relacionadas con el mundo del toro. Yo no creo que responda a cuestiones humanitarias, porque un buen número de estos individuos se permiten pensamientos sanguinarios: odiar y –como quien no quiere la cosa– andar pregonando que aficionados y toreros merecemos todo tipo de castigo divino, incluso cierta clase de empalamiento horrible.

Supongo que no desean a los cocineros una muerte terrible, hervidos en agua caliente o calcinados sus cuerpos a la parrilla ni al calor de los fogones; y este no es un detalle menor, porque España y el mundo están sembrados de restaurantes donde se guardan refrigerados –para ser espléndidamente comidos– un importante número de restos de animales mamíferos y pescados.…  Seguir leyendo »

Durante siglos han vivido las corridas de toros en absoluta paz, de manera que a ferias y festejos acudían quienes disfrutaban del toreo y no lo hacían quienes carecían de afición al mismo. Pasaba con los toros lo mismo que con el boxeo, la caza o el puenting, que tenían sus partidarios, mientras que el resto se mantenía al margen, dejando hacer en el sentido de Adam Smith. La libertad, la tolerancia y el respeto al otro formaban parte inescindible de una sociedad plural. Pero, hace poco, espíritus totalitarios apasionados por la uniformidad nos empezaron a dar lecciones sobre lo único aceptable como bueno y a condenar a los infiernos el resto.…  Seguir leyendo »