La puntilla
Hasta ayer mismo, algunos aficionados barceloneses de buena voluntad confiaban en que el tradicional «seny» catalán se impusiera para que la amenaza a la libertad de ir a los toros no se llegara a cumplir. Lamentamos tener que reconocer hoy que se equivocaban.
No es extraño. En todos los ámbitos de la vida, tendemos a negar lo que nos resulta imposible de comprender y difícil de aceptar. Es la vieja táctica del avestruz: mejor engañarnos que desesperarnos. ¿Cuántas veces lo hemos escuchado?: «No hay que ser catastrofista», «las cosas no están tan mal», «no se ha roto nada...» La realidad indiscutible es que, limitándose a decir eso, no se arregla nada.… Seguir leyendo »