
Los políticos viejos y la osadía de la edad
Donald Trump tiene 78 años. En junio, cumplirá 79. Nadie le llama abuelo. Nadie le llama siquiera viejo. En 2015, me eligieron alcaldesa de Madrid. Solo tenía 71. A unos con cariño, y a otros no tanto, enseguida les salió llamarme abuela. Desde la extrema derecha algunos me quisieron incluso insultar, tildándome de vieja. Seguramente influyó lo de ser mujer, una entrometida en la política, ¡y a su edad!
En 10 años el mundo ha cambiado. De un lado, el contexto: el aumento de la longevidad. De otro lado, y específicamente, la irrupción de políticos ancianos.
Aunque aún sea un privilegio del mundo más desarrollado, la esperanza de vida ha alcanzado metas hasta hace poco inimaginables.… Seguir leyendo »