Parir en México es un acto de resistencia
No sabía que dar a luz era tan complicado. Ni que parir era una cuestión política. Antes de estar embarazada pensaba que había solo dos formas de nacer: parto o cesárea. No sabía que hay decenas de opciones para traer a alguien al mundo —partos sin dolor, en agua, en casa, orgásmicos, naturales o instrumentales, y hasta ceremonias con la Madre Tierra—, pero sí que en México hay una epidemia de cesáreas — un 46.1 % de los nacimientos— y que tenía que defenderme a toda costa de que un médico me abriera el vientre sin ninguna razón médica.
Había escuchado historias de mujeres cuyo parto terminaba en una cesárea injustificada, en las que cualquier excusa servía para meter cuchillo y a los bebés los alejaban de la madre apenas al nacer.… Seguir leyendo »