Watergate

Bien puede afirmarse que, en el día de hoy, hace cincuenta años, la historia de Estados Unidos cambió para siempre. Poco después de la una de la noche del 17 de junio de 1972 el vigilante de seguridad del complejo de apartamentos y oficinas Watergate, en la capital federal, sorprendió a unos intrusos que habían irrumpido en el cuartel electoral del Partido Demócrata ante las elecciones presidenciales del inmediato mes de noviembre. Se abría entonces un auténtico ‘thriller’ con todos los ingredientes: exmiembros de la CIA, grabaciones en el Despacho Oval, confidentes que ‘alimentaban’ a periodistas en un aparcamiento, negaciones presidenciales, insólito cese del fiscal especial en la noche de un sábado (’saturday night massacre’), comisiones de investigación… hasta desembocar en la primera y única dimisión de un máximo dirigente de la hiperpotencia mundial desde hace ya casi un siglo.…  Seguir leyendo »

Regreso a Watergate, segunda parte: el encubrimiento

Ni Richard Nixon ordenó el espionaje a las oficinas del Partido Demócata —en la planta de abajo de esta habitación 721 del Hotel Watergate desde la que escribo—, ni sabía que iba a producirse el asalto, ni había visto en su vida a los dos James Bond de pacotilla (Liddy y Hunt) que perpetraron la operación y menos aún a los cinco asaltantes (el exagente McCord, 'el Macho' Barker y sus tres 'muchachos' de Miami).

En noviembre del 72, cuando Nixon ganó la reelección en todos y cada uno de los 50 estados menos Massachussets, con más de 18 millones de votos de ventaja sobre McGovern y un nivel de aprobación del 68%, la mitad de los norteamericanos no había oído hablar de Watergate.…  Seguir leyendo »

Regreso a Watergate. Primera parte: el espionaje

He vuelto, como entonces, al paramétrico lugar del crimen.

Las provocadoras curvas con las que Luigi Moretti implantó la vanguardia arquitectónica en la capital del mundo contemporáneo han sido pulidas y engalanadas por su discípulo Ron Arad. Hay un nuevo hotel con el vestíbulo audazmente decorado con cobre; pero no por eso el 2650 de Virginia Avenue ha dejado de ser "la dirección más infame de Washington".

Ese imán marcó mi vida como periodista y me ha arrastrado hoy ante el espejo de la historia.

Acaban de pasar 50 años desde aquella noche de mayo del 72 en la que el 'hombre del bigote', fanático, esotérico y violento, al que en la propia Casa Blanca llamaban "nuestro Hitler", detuvo su jeep verde ante el conglomerado de moda a orillas del Potomac.…  Seguir leyendo »