Europa ante la inmigración

Tengo —todos tenemos— en mente las terribles imágenes de Lampedusa y de la embarcación que zozobró en aguas de Malta solo unos días después. Personalmente, nunca podré olvidar los cientos de féretros, la honda desesperación reflejada en los ojos de los supervivientes o las imágenes de los náufragos esforzándose penosamente por alcanzar los buques de salvamento.

Esos trágicos sucesos exigen respuestas inmediatas a escala nacional y de la UE, no solo palabras.

Para empezar, las normas y las obligaciones europeas e internacionales obligan a rescatar las embarcaciones en peligro, y corresponde a los Estados miembros gestionar y vigilar sus fronteras.

Los países en las fronteras exteriores de la UE ya reciben fondos y ayuda de la UE para hacerlo: en 2007-2013, Italia recibió 478 millones de euros para gestionar los flujos migratorios y de solicitantes de asilo; Grecia, 376 millones, y Malta, 85 millones. Solo en lo referido a fondos destinados a la gestión de las fronteras, en los dos últimos años Italia ha recibido 136 millones de euros; Grecia, 89 millones y Malta, 35 millones.

También presta ayuda operativa la Agencia Europea de Fronteras (Frontex), que en la actualidad está coordinando en el Mediterráneo cinco operaciones en apoyo de las medidas nacionales de vigilancia, interceptación y salvamento.

Quisiera también subrayar que el aumento de la presión migratoria y de los solicitantes de asilo no es solamente un problema de los países mediterráneos. De hecho, son otros Estados miembros los que resuelven la mayor parte de las solicitudes de asilo. De las 330.000 solicitudes de asilo presentadas en los países de la UE en 2012, el 70% iban dirigidas únicamente a cinco Estados miembros: Alemania (75.000), Francia (60.000), Suecia (44.000), Bélgica (28.000) y Reino Unido (28.000). En 2012, Italia recibió 15.700 solicitudes de asilo y Malta, 2.000.

Ahora bien, también es obvio que la presión creciente que están experimentando Italia, Malta, Grecia y otros países mediterráneos constituye un problema europeo, y que una gestión adecuada de los flujos migratorios y de los solicitantes de asilo a escala nacional ha de ir acompañada de las iniciativas y medidas correspondientes a escala de la UE.

Hoy y mañana, los jefes de Estado y de Gobierno europeos analizarán las políticas de migración y asilo, tras la catástrofe de Lampedusa, y se esforzarán por encontrar la manera de prevenir tragedias semejantes. Los dirigentes europeos tendrán así una oportunidad única para mostrar que la UE se basa en el principio de solidaridad y apoyo mutuo.

La Comisión Europea ya ha apuntado algunos temas de debate que esperamos sean tenidos en consideración en ese encuentro.

Las recientes labores de rescate desarrolladas conjuntamente por Malta e Italia han permitido salvar centenares de vidas y han demostrado que el aumento y la coordinación de las tareas de vigilancia resultan fundamentales para evitar nuevas muertes en aguas mediterráneas. Por ello, la Comisión Europea propone que Frontex lleve a cabo una amplia operación de búsqueda y rescate en todo el Mediterráneo, desde Chipre hasta España, a fin de evitar nuevas desgracias.

Esa operación, junto con las tecnologías más avanzadas facilitadas por Eurosur, nos permitirán mejorar la detección, el seguimiento y la identificación de navíos y embarcaciones, adelantando así las operaciones de salvamento y salvando vidas. También brindará un ejemplo concreto de solidaridad y apoyo mutuo.

No obstante, esa operación solo puede ser eficaz si todos los Estados miembros están dispuestos a invertir recursos técnicos y económicos adicionales. Los expertos de la Comisión y de la Frontex están ya valorando cuáles son las necesidades y los medios que requeriría una operación de tales características, pero esa labor no puede hacerse sin las contribuciones adicionales y urgentes de los Estados miembros.

El Consejo Europeo debe estudiar también el incremento de la cooperación y el diálogo con los países de origen y tránsito de los migrantes y los solicitantes de asilo, en particular con Libia, a fin de abordar los problemas de raíz. La UE debe abrir otros canales para la migración regular y luchar más eficazmente contra la migración irregular y los criminales que organizan esas travesías mortales aprovechándose de la desesperación de esas personas.

Ya hemos acordado con Marruecos una asociación de movilidad que sienta las bases para este nuevo enfoque. Nos gustaría hacer lo mismo con Túnez, Egipto y otros países del norte de África. Sin duda, un compromiso claro de todos los países de la UE tendrá un efecto positivo sobre la posibilidad de negociar acuerdos de ese tipo y sobre los esfuerzos invertidos para conseguir la estabilidad y la consolidación de la democracia en países como Libia.

Asimismo, la Comisión Europea considera que es necesario un compromiso más claro de los Estados miembros en favor de las medidas de reasentamiento desarrolladas en cooperación con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, con el fin de crear canales seguros que permitan acceder a Europa a quienes precisan protección internacional.

La UE, y especialmente los países en los que es menor la presión migratoria y de los solicitantes de asilo, deben comprometerse de manera más activa en el reasentamiento de esas personas en su territorio. Un verdadero esfuerzo europeo, en el que todos los Estados miembros asuman sus responsabilidades, puede contribuir sobremanera a evitar que otras personas pongan su vida en manos de los traficantes de la muerte.

Deberíamos velar por que los refugiados más vulnerables, como los niños, los ancianos y las personas enfermas, puedan acceder de forma segura a la UE. Ello podría hacerse en casos específicos a través de visados humanitarios o dándoles la posibilidad de solicitar asilo en los consulados de los países de la UE.

Tras las recientes tragedias, la UE ha de demostrar que es capaz de aportar soluciones. Todos los Estados miembros han expresado unánimemente su voluntad de actuar para evitar que catástrofes semejantes puedan producirse en el futuro. Todos los Gobiernos europeos han coincidido en que esto no puede volver a suceder. Confío en que el Consejo Europeo encontrará la manera concreta de llevar a la práctica esa firme voluntad.

Cecilia Malmström es comisaria de Interior en la Comisión Europea.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *