La velocidad y el alcance de la crisis financiera que empezó en Estados Unidos hace poco más de un año han tenido repercusiones en todo el mundo. Nadie es inmune. Hemos visto a parte de los gigantes del mundo financiero enfrentarse repentinamente a la quiebra. Para muchos hogares y empresas, el futuro se ha oscurecido repentinamente.
Ya habrá tiempo más adelante para analizar. Lo que importa ahora es que los líderes políticos den las respuestas correctas: abordar la crisis inmediata, proteger los ahorros de los ciudadanos y garantizar que las empresas tengan suficiente crédito para sus necesidades, y también establecer un mejor sistema de gobernanza para el futuro.
En el último año, la Unión Europea ha actuado en muchos niveles para abordar los problemas del sistema financiero, tanto los Gobiernos nacionales como el Banco Central Europeo y la Comisión Europea. Estamos mejorando la transparencia, la supervisión y las normas. Pero la respuesta de Europa sigue siendo en gran parte nacional por su naturaleza. Aunque hay más de 8.000 bancos en la UE, dos tercios de los activos totales están en manos de sólo 44 entidades transfronterizas. Muchas operan en al menos seis Estados miembros de la Unión. Éste es el mercado único en funcionamiento; pero los bancos transfronterizos tienen que gestionar los distintos sistemas de supervisión de cada Estado miembro.
Los últimos días han puesto de manifiesto que los actores principales pueden unirse y afrontar problemas repentinos de forma rápida. Nuestra capacidad de actuar de forma inmediata debe ahora transformarse en un sistema más europeo y más robusto a medio plazo. Una cooperación más estructurada implicaría opciones que resultaron demasiado difíciles en el pasado. Pero es preciso suprimir los desajustes entre un mercado de escala continental y los sistemas nacionales de supervisión. Cuando un banco transfronterizo está bajo presión, encontrar soluciones rápidas con varios supervisores nacionales paralelos es posible, pero no fácil. Sería mejor contar con un sistema estable de cooperación, de modo que todos hayan acordado por adelantado cómo reaccionar.
Los líderes de la UE tienen a su disposición grandes conocimientos técnicos en los ministerios de Hacienda, los bancos centrales y los supervisores. Tenemos la obligación frente a nuestros ciudadanos de utilizar estos conocimientos para lograr los mejores resultados. La Comisión Europea está decidida a ayudar a aunarlos de la manera correcta. Nuestras normas de competencia y ayudasestatales ya suponen una ayuda. Han resultado ser rápidas, flexibles y suficientemente válidas para desempeñar su papel en la acción decisiva de los últimos días. Y significan que todo el mundo puede estar seguro de que las decisiones sobre el rescate y la reestructuración no dan a ningún operador ni a ningún país una ventaja injusta.
Nuestro objetivo de base debe ser reconstruir la plena confianza en el sector financiero, así como la confianza del público en el sistema financiero. Es difícil entender cómo puede ser esto posible sin la creciente supervisión y cooperación a nivel de la Unión Europea.
La creación de sistemas adecuados para los mercados financieros de hoy requerirá un compromiso continuo. Esta semana, la Comisión Europea está presentando propuestas para mejorar la calidad del capital en manos de los bancos y para crear colegios de supervisores para los bancos transfronterizos en la UE. En las próximas semanas, seguiremos con un nuevo sistema de regulación para las agencias de calificación crediticia. Cuanto antes adopten los Estados miembros y el Parlamento Europeo estas propuestas, mayor será el impacto en términos de restablecimiento de la confianza.
Más allá del amplio plan de trabajo de las medidas acordadas por los ministros de Hacienda y de las propuestas actuales de la Comisión, creo que podemos hacer más:
- En áreas como la supervisión a nivel de la Unión Europea de los bancos transfronterizos, asegurar medidas concertadas de rápida ejecución.
- Sistemas de garantía de depósitos más consistentes en todos los Estados miembros.
- Y nuevos mecanismos para evaluar los activos complejos, a fin de evitar la volatilidad de los precios de mercado distorsionados, y garantizar que los bancos de la UE estén en igualdad de condiciones con sus homólogos respecto a cuestiones tales como la aplicación de las normas contables.
- También avanzaremos en la cuestión de los sueldos de los ejecutivos, usando las recomendaciones hechas por la Comisión en 2004. De haberse aplicado éstas más ampliamente, nos habríamos ahorrado algunos problemas.
Éste es el momento de moverse más allá de las perspectivas nacionales. Si esta crisis pone algo de manifiesto, es que los mercados financieros internacionales están ahora tan integrados que las fronteras nacionales significan poco. Si los bancos y las entidades financieras son internacionales, los reguladores y aquellos que protegen los intereses de los depositantes deben también poder actuar rápidamente a través de las fronteras.
Al haber visto cómo la Unión Europea ha hecho frente al desafío en muchas circunstancias distintas, confío en que tengamos la capacidad para hacerlo de nuevo, si existe la voluntad política. Con nuestra experiencia en combinar los conocimientos técnicos con la visión política, creo que la Unión tiene mucho que ofrecer: tanto dentro de Europa como a un mundo que busca un mejor sistema para regular los mercados financieros en el futuro. La propuesta del presidente Sarkozy de una conferencia internacional es una excelente sugerencia: hemos vivido con el sistema actual durante más de 50 años, pero tenemos la obligación, para con los afectados por la crisis actual, de estudiar cómo garantizar la estabilidad y la prosperidad en el futuro.
José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea.