Evitar el conflicto en el Mar de China Meridional

Cuando una aeronave estadounidense de reconocimiento, P8-A, volaba recientemente cerca del Arrecife Fiery Cross en las Islas Spratly en el Mar de China Meridional, la armada china le instó ocho ocasiones a irse del área. El ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, señaló que “la determinación de China de salvaguardar la soberanía e integridad de su territorio es firme como una roca.” El Secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter, respondió que “[N]o debe haber duda sobre esto: los Estados Unidos seguiremos haciendo actividades por aire, mar u otros medios que las leyes internacionales nos permitan como hacemos en otros lugares del mundo”. ¿Esto quiere decir que es inminente un conflicto entre China y los Estados Unidos en el Mar de China Meridional?

En 1995, cuando yo trabajaba en el Pentágono, China empezó a construir estructuras en el Arrecife Mischief, que las Filipinas reivindican y que está mucho más cerca de sus costas que de las de China. Los Estados Unidos emitieron un comunicado de no tomar partido sobre las reivindicaciones convergentes acerca de las alrededor de 750 rocas, atolones, islotes, cayos y arrecifes que integran las Islas Spratlys, que cubren una área significativa –425,000 kilómetros cuadrados (164,000 millas) – del Mar de China Meridional. Instamos a que las partes involucradas resolvieran sus disputas de forma pacífica.

Sin embargo, los Estados Unidos tomaron una postura firme en cuanto a que el Mar de China Meridional, que incluye importantes rutas marítimas de embarques de petróleo desde Medio Oriente y transporte de contenedores de Europa, y sobre el que aeronaves militares y comerciales vuelan normalmente, era un tema que debía tratarse en el seno de las Naciones Unidas con arreglo al Tratado de Derecho Internacional del Mar, (UNCLOS, por sus siglas en inglés).

Para sustentar su reivindicación territorial, China recurre a un mapa que data del periodo nacionalista – la delimitación con la llamada línea de nueve puntos, que se extiende casi 1600 kilómetros  al sur de China continental y en ocasiones se acerca a la línea costera, entre 64 y 80 kilómetros, de países como Vietnam, Malasia, Brunei y las Filipinas. Todos estos países reivindican las 200 millas de la zona económica exclusiva que se establece UNCLOS.

Cuando la disputa por el Arrecife Mischief estalló, las autoridades chinas no pudieron aclarar el significado de la línea de 9 puntos, pero cuando se les presionó para dar una explicación, reconocieron que los puntos significaban los lugares que China reclamaba. Al mismo tiempo, aceptaron que el Mar de China Meridional no era un lago chino, y que estaba regido por el Tratado de las Naciones Unidas. Sobre esta base, los Estados Unidos y China evitaron el conflicto por este asunto durante casi dos décadas.

Sin embargo, China no evitó conflictos con sus vecinos marítimos. Aunque se comprometió a adherirse al Código de conducta negociado por la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental en 2002, recurrió a su poder militar superior en disputas con las Filipinas y Vietnam. En 2012, buques de vigilancia chinos persiguieron a barcos pesqueros filipinos para expulsarlos de Scarborough Shoal en la zona de las costas filipinas, con lo que el gobierno filipino  llevó la disputa ante el Tribunal internacional del derecho del mar (ITLOS, por sus siglas en inglés), pero China clama que esta instancia no tiene jurisdicción. En 2014, después de que China instalara una plataforma petrolera en aguas reivindicadas por Vietnam, barcos de los dos países se embistieron y enfrentaron con cañonazos de agua en el mar; más tarde se produjeron rebeliones contra China en Vietnam.

Los países más pequeños de la región pidieron el apoyo de Estados Unidos. Sin embargo, este país trató de mantenerse al margen de reclamaciones convergentes sobre temas de soberanía; y algunos son de menor dimensión, en otros China tiene una postura jurídica mucho más fuerte. Asimismo, los Estados Unidos tenían que enfocarse en asuntos más importantes de su relación con China.

Esto empezó a cambiar cuando China inició una política activa de dragar arena para cubrir los arrecifes y construir islas en al menos cincos ubicaciones. Temprano este año, analistas publicaron imágenes de lo que se piensa será una pista de aterrizaje de 3000 metros en el Arrecife de Fiery Cross.

Los Estados Unidos sostienen que UNCLOS garantiza a barcos y aeronaves extranjeros acceso libre más allá del límite territorial, mientras que China argumenta que los vuelos militares no pueden atravesar su zona económica exclusiva de 200 millas sin su permiso. Si China reclamara dicha zona por cada uno de los sitios que ocupa, podría abarcar todo el Mar de China Meridional. Como señala un funcionario estadounidense, parece que China está tratando de “crear hechos sobre el terreno” –lo que el almirante y comandante de los Estados Unidos en el Pacífico, Harry Harris, llama una nueva “gran Muralla de arena”.

China declaró correctamente que en el marco de sus derechos de soberanía podía dragar, y que solo estaba siguiendo el ejemplo de sus vecinos, cuyos gobiernos también habían estado creando estructuras para fundamentar sus reclamaciones. Sin embargo, las hipótesis de los Estados Unidos se confirmaron en 2013 cuando una disputa separada entre China y Japón por las islas Senkaku/Daiyou en el Mar de China Oriental, el gobierno chino declaró unilateralmente una zona de identificación de defensa aérea sin previo aviso. La respuesta estadounidense fue de enviar dos bombarderos B-52 sobre la zona no reconocida. Esto sienta precedente en el caso del vuelo de reconocimiento actual reciente (que llevaba a bordo un equipo de reporteros de CNN).

El diseño de la respuesta de los Estados Unidos es para evitar que China creara un hecho consumado que pudiera bloquear grandes partes del Mar de China Meridional. No obstante, la política original de no estar enredado en la disputa de soberanía sigue siendo lógica. La ironía es que la incapacidad del senado de los Estados Unidos para ratificar UNCLOS significa que dicho país no puede llevar a China ante ITLOS para responder por sus esfuerzos de convertir los arrecifes en islas y reclamar zonas exclusivas que podrían interferir con el derecho de libre paso –un interés clave de los Estados Unidos.

Sin embargo, como China ha ratificado UNCLOS y los Estados Unidos respetan el derecho internacional consuetudinario, hay bases para llevar a cabo negociaciones directas a fin de clarificar la ambigua línea punteada y preservar la libertad de los mares. Mediante una diplomacia bien llevada, el conflicto sino-estadounidense en el Mar de China Meridional debe y tiene que evitarse.

Joseph S. Nye, Jr., a former US assistant secretary of defense and chairman of the US National Intelligence Council, is University Professor at Harvard University and a member of the World Economic Forum Global Agenda Council on the Future of Government. He is the author, most recently, of Is the American Century Over?. Traducción de Kena Nequiz

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