Evo, ¿Futuro “hacedor” de emigrantes?

Ana Ortiz es analista adjunta. Área de Inmigración y Seguridad Interior (GEES, 26/01/06):

El nuevo líder boliviano, Evo Morales, será uno de los líderes más recordados en la historia reciente de Bolivia. Es un hombre que ha despertado de todo: euforia, esperanza, incertidumbre, recelo. De todo. Toma las riendas de una Bolivia nada fácil de encarrilar por todos los problemas de pobreza y desigualdad que ya conocemos. Esta situación ha facilitado el éxodo de miles de bolivianos a otros países en busca de horizontes. España es uno de ellos. Ante sí, el reto de poner las bases para que este éxodo sea cada vez menor. ¿Será capaz de conseguirlo? Lo único que tenemos claro por ahora es su admiración las políticas de Castro y Chávez, regímenes que ya sabemos también cómo funcionan. Mal empezamos.

El éxodo boliviano

Millón y medio de bolivianos andan repartidos por el mundo, sobre todo en España y Argentina, y todos buscando lo mismo: oportunidades laborales y mejor calidad de vida. Se les ha llegado a calificar como “emigrantes permanentes”.

Las cifras oficiales dicen que en España hay ciento cuarenta mil bolivianos. Solo la última regularización efectuada por el Ministro Jesús Caldera, cuarenta y siete mil fueron aceptados, que con el tiempo, podrán ir facilitando la llegada de sus familiares a nuestro país.

Según la Oficina de Migración de Cochabamba (una de las ciudades principales de Bolivia) durante el proceso Caldera, entre 300 y 450 personas al día llegaron a hacer cola en las puertas de esta oficina para buscar documentación que les permitiera viajar. Las mismas fuentes comentan que por lo menos la mitad de ellos iba logrando uno de los 180 pasaportes que la oficina otorgaba diariamente. Se llegó incluso a habilitar un libro de registro con el objeto de organizar mejor la emisión de pasaportes y aliviar las filas. De este modo, las personas inscritas tenían la tranquilidad de iniciar su trámite al día siguiente y recoger su documento un día después. Este aumento de demanda de pasaportes fue un excelente caldo de cultivo para los vendedores de puestos en las filas de espera. Como anécdota, una persona fue detenida por la policía al tratar de vender su puesto, que había guardado durante toda la noche, a 50 ciudadanos (información publicada en “lostiempos.com” el 29 de septiembre de 2005)

El perfil del boliviano que decide emigrar a España es de gente joven, entre los 24 y los 36 años, que suelen encontrar trabajo en el sector servicios. Provienen de las zonas rurales. Su sueño: ahorrar todo lo posible para enviar dinero a sus familias y si es posible, traerlos y comenzar una vida nueva algo más grata. Están dispuestos a trabajar de cualquier cosa, teniendo en cuenta que una tierra tan rica en recursos naturales como la suya solo les ofrece un arado- si se lo ofrece.

El panorama...y la realidad

Groso modo, y en el tema específico que nos ocupa, este es el panorama que se encuentra Evo Morales. Un país rico, pero mal gestionado. Pero no solo eso. Morales ha llegado al poder gracias a un discurso que suena a música celestial para la enorme masa de pobres indígenas: reparto de riquezas y oportunidades para todos. ¿Cómo no votar algo así?

No es para menos. Solo echar un vistazo a las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística de Bolivia y el Banco Mundial hiela la sangre a cualquiera.

Los datos de este último revelan que este país andino es uno de los más pobres de América Latina. Como se decía antes, una verdadera paradoja sabiendo los recursos naturales de los que dispone (hidrocarburos, gas natural- la segunda mayor reserva de la región) además de oro, plata, zinc, plomo y estaño. Tanto una fuente como otra arrojan datos parecidos. El INE Boliviano muestra que el PIB Per Cápita supone en Bolivia unos 949 dólares por habitante en 2004 (cifra más reciente que aporta este Instituto a enero de 2006), es decir, unas veinte veces menos que el de un español.

A esto hay que añadirle, que más de la mitad de la población (el 63.3% en 2003) vive por debajo de la línea de la pobreza. El INE también contabiliza la llamada Brecha de Pobreza (33.42%) y la intensidad de la misma (casi el 21%), siendo siempre peor la situación en las áreas rurales que las urbanas.

Situación de la comunidad boliviana en España

Queda claro que Bolivia sigue siendo, hoy en día, candidata número uno de “hacedora” de emigrantes. De todas formas, la aventura española suele despertar más expectativas desde allí que una vez aquí. La mayoría llega a España atraídos por un proceso de regularización como el acometido por el Gobierno de Zapatero en 2004, o bien, haciéndose pasar por turistas. Una vez aquí, quienes más fácil lo tienen son las mujeres, ya que se suelen colocar en el servicio doméstico. Es cierto que ganan poco dinero y realizan trabajos que ya no hacemos los españoles, pero también es cierto que España les ofrece ayudas para la obtención de viviendas, créditos para montar un negocio y por supuesto, 2 servicios fundamentales: educación para sus hijos y sanidad para todos.

Sin ser éste el mejor de los mundos, algunos de ellos con los que quien esto escribe ha tenido la oportunidad de hablar, afirman que Europa sigue siendo difícil de pelear, pero al menos les ofrece con algo más de facilidad, un techo y un trabajo. Algo así como un pedacito de nuestro Estado del Bienestar.

En lo que están todos de acuerdo es que creen que a pesar de toda la dureza que supone el exilio voluntario, han actuado bien porque sus hijos conocerán otro mundo muy diferente al que han dejado atrás.

Sin embargo, por muy pobre que sea el país de uno, sigue siendo el país de uno. Casi todos, legales o no, sueñan con ver cómo su país llega a ser también un lugar de oportunidades para los que se quedan.

*(Información basada en pequeñas conversaciones mantenidas por la autora en algunos centros, empleadas de limpieza y comercios donde acuden habitualmente de la Comunidad de Madrid).

En esto, llega Evo

Si de algo puede presumir el Presidente electo de Bolivia es que conoce la calle. Procedente del departamento andino de Oruro, de una familia indígena aymara, este hombre de 46 años ha sido pastor de ovejas, ladrillero, panadero y músico, aunque su actividad más conocida es la de líder del movimiento cocalero. Este liderazgo le ha valido entre sus detractores acusaciones tan graves como tener conexiones con el mundo del narcotráfico. Por supuesto, él lo niega.

El caso de Morales recuerda, salvando las distancia muy considerablemente, al de nuestro presidente Zapatero: un líder de izquierdas que se presenta a las elecciones con un programa difícilmente ejecutable. En nuestro caso, porque no esperaba ganar. En el caso de Evo Morales, porque se basa en principios demagógicos que llegan con casi un siglo de retraso. Y para más inri, que se ha demostrado por activa y por pasiva que son irrealizables.

El líder boliviano promete poco más o menos que repartirá la riqueza de unos pocos- que es cierto que está en manos de unos pocos por la pésima gestión de los gobierno anteriores- entre todos los bolivianos, sobre todo, entre los más desfavorecidos, que son por supuesto los indígenas que formar casi la totalidad de la ciudadanía del país. Canto de ruiseñores.

Nada más sentirse vencedor, corre a fundirse en un abrazo con Fidel Castro y Hugo Chávez, de los que se confiesa su más rendido admirador. No se comprende por qué Morales no pretende imitar un socialismo como el inglés, que sí que funciona.

Quien escribe se pregunta cómo a estas alturas de la película política del reciente pasado siglo XX, queda gente que todavía admire el fracaso comunista, que hasta sus mismos inventores tuvieron que rendir la plaza por no tener más medio que admitir que se trata de un sistema utópico y fracasado. La Cuba de Castro no puede ser menos atractiva: nada de libertades, los derechos humanos por los suelos y la población comienza a conocer ahora las ventajas de olla exprés. La Venezuela de Chávez va por el mismo camino aunque estos ya conocía la olla. Ese es el modelo que se ha fijado Morales, según parece. Sin olvidar el viaje a China, sistema que poco a poco comienza a tratar de parecerse más al mundo occidental, sabedora de su enorme potencial económico.

Seguidamente, ha sido recibido con honores de Jefe de Estado por un Zapatero y hasta un Llamazares que en el fondo admiran su “coraje” de plantarle cara al “malo malísimo” imperialista Estados Unidos, que curiosamente y con todos sus defectos, que los tiene también, es la primera potencia.

Algo más o menos igual a la sentada de Zapatero ante la bandera americana que tanta cola está trayendo.

Eso sí, Morales tranquiliza: “se nacionaliza pero que los empresarios extranjeros que han invertido estén tranquilos que no les va a afectar”. Una frase lapidaria para generar todo tipo de incertidumbres y suspicacias en los inversores extranjeros. Sí pero no pero ya veremos a ver qué pasa.

Un futuro más que incierto

  • ¿Qué opinas sobre el nuevo presidente de tu país?: bueno, no sabemos, pero ójala que ofrezca trabajo para todos.
  • ¿Te gustaría que tu país funcionase más o menos como España, o como Cuba?: Ay no! Yo quiero un trabajo y poder juntar para una casita. Si no seguiremos igual. Lo mismo da que el dinero esté en manos del patrón que del Estado si al final, ni uno ni otro nos lo dan.

Este pequeño fragmento de conversación refleja muy bien el sentir de muchos bolivianos que viven en España. Vienen huyendo de un país empobrecido, que no pobre, con una imagen pésima de los gobernantes que han tenido hasta ahora.

Esperan que el nuevo líder no les defraude. Esta vez no quieren jugársela. Evo Morales llega al poder con una responsabilidad mayor si cabe. Se trata del primer líder indígena que toma las riendas del país. Se muestra tal cual es, aparentemente una persona sencilla, que viene de abajo, que sabe lo que hay en la calle.

No tiene experiencia como gobernante, aunque sí tiene madera de líder. Su misma indumentaria es un golpe de efecto que no parece haber sido algo improvisado. La corbata representa el poder capitalista del patrón. El jersey de lana el del trabajador que trabaja la tierra y no sabe de comodidades.

Sin pretender quitarle méritos, parece relativamente fácil hacerse con el poder de un país desengañado en el que, como se podía ver en las cifras expuestas, el analfabetismo, el desempleo y la pobreza más extrema han hecho estragos. Bienvenido sea aquél que promete que se acabaron los privilegios de la minoría y que la tierra para quien la trabaja.

Eso es posible en Alicia en el País de las Maravillas. La realidad es otra. Con todos los defectos que el sistema tiene, ha quedado claro que aquellos países que apostaron por un sistema que solo queda ya en los países mencionados han fracasado. La libertad de movimiento, de pensamiento, la grandeza de idear, de ser creativos y la posibilidad de hacer cosas por uno mismo y a su vez, de contribuir a la creación y mantenimiento de un paraguas de seguridad gestionado por un Estado que ofrece una serie de garantías, no se pueden sustituir por estructuras totalitarias que lejos de repartir, aglutinan todo sin dar nada a cambio. Al final, han demostrado que sólo han conseguido empobrecer todavía más a dichos países.

Los del Este de Europa escucharon ese mismo discurso hace casi 80 años. Sólo cuando se han decidido por la vía de la sensatez han ido generando una cierta confianza para atraer dinero extranjero que les está posibilitando de alguna manera comenzar la casa por los cimientos. La sensatez genera seguridad y la seguridad, confianza.

Sin ser economista, y aún a riesgo de hacer un boceto demasiado simple, lo que parece más indicado es que Morales promueva un sistema de libertades comerciales adecuadamente regulado y organizado, que atraiga al inversor, que le invite a quedarse. Las empresas generan beneficios para sí, está claro, para eso se constituyen, pero una empresa bien gestionada proporciona trabajo y estabilidad para los trabajadores, que son esos ciudadanos que ahora hacen cola en las oficinas de Migración para salir del país.

Un sistema adecuado de libertades que permita la organización de un entramado empresarial podrá ir generando una clase media, que al final, es la que genera riqueza. No nos engañemos. En un sistema gestionado totalmente por el Estado falto de libertades, el que tiene dinero lo sacará fuera del país y el que no tiene para vivir, hará lo imposible para marcharse. Que sepamos, los bolivianos eligen España y no Cuba ni Venezuela.

Es de perogrullo proponer la generación de un sistema de alianzas y acuerdos con los países desarrollados y España, además de ser potencialmente inversora, puede ser un excelente vehículo catalizador entre Bolivia y otros países socios nuestros.

Morales se marcha de España con la promesa de que destinará una parte sustancial de la deuda que le ha condonado el Gobierno Zapatero (unos 120 millones de dólares) a gastos en educación.

Puede ser un buen comienzo. Un país de ciudadanos preparados podrá ir ocupando puestos de trabajo en esas multinacionales que además de lucrarse con los beneficios de su negocio, crean empleo. Y por ende, todo un tejido económico.

Desde aquí, los miles de bolivianos que vinieron huyendo de la pobreza no están dispuestos a renunciar a un sistema de vida que poco a poco comienzan a conocer, aunque sea desde muy abajo. “Juntar para una casita” como dice Edelmira.

Desde estas líneas deseamos que Morales no se equivoque en su estilo. Porque al final, detrás de la pancarta está el trabajo. Detrás del discurso facilón, las cifras. Detrás del voto los ciudadanos que quieren que se cumplan sus expectativas. Al final, hay que respetar el paso de la bandera ajena porque luego hay que negociar con esos mismos. Hay que generar confianza. Hay que jugar al difícil juego de la política real dentro de un sistema, el menos malo.

Evo, ¿Futuro ”hacedor” de emigrantes? Pronto lo sabremos.