Filipinas olvidada

La toma de posesión de Ferdinand Marcos Jr, (también conocido como «Bongbong»), como presidente de Filipinas, el pasado 30 de junio, ha pasado en España casi desapercibida. Como ocurrió con el discurso sobre el estado de la nación que pronunció en la festividad de Santiago, en el que insistió en su mantra de unidad de la nación. Duele pensar que España se ha olvidado de los 333 años de historia común, desde la llegada de Miguel López de Legazpi, fundador de Manila en 1565 hasta 1898.

1. Filipinas es hoy un país de más de 110 millones de habitantes, con una renta per cápita en torno a los 3.000 dólares (puesto 125 de 196 países), y 138 sobre 180 en libertad de prensa mundial. Está saliendo del coronavirus, que afectó seriamente su economía, y de la Presidencia de Rodrigo Duterte, muy criticado en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas por supuestos crímenes de lesa humanidad, por la guerra declarada en su sexenio contra las drogas, con miles de traficantes en ejecuciones extrajudiciales, pero que acabó su Presidencia con unos extraordinarios índices de popularidad.

2. La independencia declarada por el general Bonifacio en 1898, no trajo consigo de forma inmediata la libertad, ya que las casi 7.000 islas que conforman Filipinas cayeron bajo el dominio de los Estados Unidos, que sólo la reconoció en julio de 1946. La «conquista estadounidense» tuvo sus efectos negativos (la desaparición del español en las escuelas y de la vida pública), pero los positivos de unas instituciones democráticas y la generalización de la enseñanza del inglés, lo que permite a los filipinos encontrar trabajo con facilidad en el exterior (los trabajadores filipinos son reconocidos en todo el mundo por su fiabilidad y bonhomía).

3. Han vuelto los Marcos. Bongbong ya se había postulado para vicepresidente en las elecciones de 2016, y su hermana Imeé había sido, entre otros cargos, gobernadora de la provincia Ilocos Norte. Ahora que Ferdinand Jr. es el presidente, Imeé será, con toda probabilidad, presidenta de la Comisión de Asuntos Financieros del Senado, y hasta la venerable viuda Imelda, de 92 años, regresa como matriarca y gurú de la nueva situación.

4. Ferdinand Marcos padre, fue presidente entre 1965 y 1986 (reelegido 4 veces, la última con acusaciones de fraude), y debido a un movimiento popular tuvo que salir precipitadamente de Filipinas hacia Hawái, llevando consigo, se dice, una cuantiosa fortuna. Con el paso del tiempo, se han olvidado sus modales autoritarios, o la muerte del político Benigno Aquino por sicarios en el aeropuerto de Manila. La victoria del hijo supone pasar página de todo aquello y recordar al Marcos héroe de la II Guerra Mundial, líder carismático, que propició amplios programas sociales y crecimiento económico. El apoyo de la hija de Duterte, Sara, ahora vicepresidenta y ministra de Educación, antigua alcaldesa de Davao, ha sido fundamental en su triunfo, lo que implica que la nueva Administración no será muy crítica con el Gobierno anterior.

5. La primera visita exterior que ha recibido Bongbong como presidente ha sido la de Wang Yi, consejero de Estado y máximo responsable de la política exterior china. Es un gesto que recupera la proximidad entre Filipinas y China de la época del viejo Marcos y un buen presagio con respecto a los archipiélagos del mar del sur de China, sobre los que el Tribunal Permanente de Justicia de La Haya se pronunció en 2015, con tesis favorables a los planteamientos filipinos. Y los Marcos siempre han tenido buenas conexiones con el gobierno estadounidense.

6. Es una lástima que, aquí en España, hayamos olvidado el Galeón de Manila, que entre 1565 y 1815, fue un formidable instrumento de relación mercantil y cultural entre China y la Nueva España, con los navíos que cursaron el Pacífico (El lago español del escritor Spate) y que constituye, gracias al genio de Andrés de Urdaneta y su tornaviaje, la manifestación de la primera globalización. Hemos olvidado que dejamos en Filipinas la religión católica, profesada actualmente por el 90 por ciento de la población (con sus máximas expresiones en la Universidad de Santo Tomás, la iglesia barroca de San Agustín en Manila o la devoción al Santo Niño). También hemos olvidado a Ventura Reyes, diputado por Filipinas en las Cortes de Cádiz, o la sangre vertida en El Baler por los «últimos de Filipinas», españoles, atrincherados 337 días en la iglesia, enfrentando los asaltos de los insurgentes con el subteniente, Saturnino Martín Cerezo a la cabeza (entre junio de 1898 y julio de 1899).

7. La vuelta de los Marcos ha traído un nuevo nombre al aeropuerto de Manila, ahora rebautizado como Ferdinand Marcos Senior, y abre una nueva época de esperanza. El nuevo presidente, en su vigoroso discurso inaugural, señaló que pretende liderar e integrar a todos los filipinos. Filipinas es un país miembro del ASEAN y del APEC y bajo las presidencias anteriores de Benigno Aquino Jr. y Rodrigo Duterte se había desempeñado muy bien, antes de la llegada de la covid.

La presidencia que ahora se abre es una confirmación del tirón dinástico de las repúblicas y de la importancia de las «familias» en ese país. Ojalá que consigamos reforzar los lazos de entendimiento hispano filipino por los que en su juventud luchó José Rizal («España no es nuestra amiga, es nuestra madre»), el héroe de la Independencia. Pero hay motivos para el desaliento porque, a pesar de contar España con 22 ministros, ninguno acudió a la toma de posesión presidencial.

Gonzalo Ortiz es embajador de España.

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