Franco y el Sahara

El 20 de febrero de 1973, tres meses antes de la constitución del Frente Polisario, la Asamblea General del Sahara, Yemáa, se reunía «con carácter legal y jurídico, en representación de todo el pueblo saharaui» y elevaba un documento al jefe del Estado solicitando ejercer su derecho a la autodeterminación y a la definición de su futuro. El 6 de marzo, Franco contestaba comunicando que había encargado al Gobierno el estudio de estas peticiones. Comenzaba un proceso de autodeterminación e independencia en el Sahara con un futuro muy prometedor y con muchas garantías de éxito.

Siguiendo las instrucciones de Franco, el Gobierno elaboró un documento, base del futuro estatuto de autonomía, que hizo llegar a la Yemáa para su aprobación, ratificándolo ésta el 13 de noviembre. El día 20 del mes siguiente fue asesinado Carrero Blanco, provocando el cambio de Gobierno y la ralentización del definitivo texto, terminado en primavera de 1974 y aprobado por la Yemáa el 4 de julio. Era la fase previa a una futura y no muy lejana independencia, donde el Estado español garantizaba la defensa del territorio y la libertad de decisión del pueblo saharaui, e inyectaba un capital de 20.023 millones de pesetas dentro del Programa Especial de Promoción del Sahara (1974-1978, año previsto para la independencia).

El estatuto tenía que ser aprobado por ley, pero lo paralizaron varios factores: la grave enfermedad de Franco y la cesión de la Jefatura del Estado a Don Juan Carlos (julio/septiembre 1974); aprovechando esta situación, Marruecos inició una intensa campaña política, diplomática y militar para anexionarse el territorio; y la visita a Madrid el 13 de agosto de los ministros marroquíes Osmán y Laraki, advirtiendo de la peligrosidad de un Sahara independiente bajo tutela argelina.

A partir de este momento y aprovechando la creciente y acusada debilidad de Franco, el engaño de una parte del Gobierno, respaldado por el Príncipe y el Alto Estado Mayor, se dirigió no sólo hacia la población del Sahara, sino contra la otra parte del Gobierno, contra los militares destinados en el Sahara e incluso contra Franco, partidarios de cumplir las promesas hechas al pueblo saharaui.

El 20 de agosto de 1974, España anunció la celebración de un referéndum para los seis primeros meses del año siguiente, comenzó un censo de población y creó un partido (Puns) depositario del futuro Sahara independiente. Marruecos se las ingenió para hacer llegar al TIJ un recurso y paralizar este proceso, y Argelia, con capacidad para evitarlo, cometió el grave error de no hacerlo y España, a petición de la ONU, aplazó el referéndum.

Durante 1975, además de hacer frente a los ataques marroquíes, el Ejército español tuvo que encararse a la violencia del Frente Polisario. Esta situación, unida al recibimiento que la población hizo a la misión de visita de la ONU, gritando en contra de España, y los últimos actos de sedición que se produjeron en el seno de dos patrullas de tropas nómadas, hicieron que el Gobierno decidiera categóricamente la marcha del territorio. En marzo y julio Jaime de Piniés, embajador de España en UN, se entrevistó con Franco, encontrándole excesivamente debilitado. y al preguntarle por el Sahara le respondió que jamás pactarían con Marruecos y mucho menos a costa del Sahara; lo mismo le aseveró al gobernador general del Sahara, Gómez de Salazar, que se entrevistó con él en junio de ese mismo año.

El 15 y 16 de octubre se hicieron públicos los dictámenes de la Misión de Visita y del TIJ, dando vía libre a la autodeterminación: Hassan II anunció la Marcha Verde.

El 30 de octubre, coincidiendo con el desarme de la tropa nativa, Don Juan Carlos asumió la Jefatura del Estado, presentándose en el Aaiún el 2 de noviembre, arengando a las tropas y reuniéndose con los jefes de las unidades. Los militares entrevistados presentes coinciden en la dicotomía del discurso del Príncipe y la posterior e inmediata política de entrega: «Los momentos de euforia en los que creímos que se iba a hacer frente al enemigo se convirtieron, a las pocas horas, en momentos de desolación, abandono y tristeza». El 6 de noviembre el Sahara fue invadido y el 14 se firmaron los Acuerdos Tripartitos de Madrid, refrendados por el jefe de Estado en funciones, el Príncipe Don Juan Carlos.

¿De haber continuado el mentado constantemente por el Frente Polisario «estado fascista y colonialista» habría surgido un Sahara independiente? ¿La situación actual del pueblo saharaui fue consecuencia de la «dictadura obsoleta del general Franco» o de la política adoptada por los primeros protagonistas de una incipiente transición hacia una monarquía parlamentaria?

Gemma Esteban Dorronzoro es Doctoranda de Historia Contemporánea en la UCM.

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