Genómica y sanidad pública

Los avances médicos han hecho posible que en la actualidad se puedan prevenir, detectar precozmente o tratar con eficacia muchas de las enfermedades que afectan a las personas. En el mundo desarrollado y gracias a la articulación de sistemas sanitarios públicos que ofrecen coberturas universales o casi universales, los beneficios de políticas sanitarias integrales junto al acceso a diagnósticos y tratamientos eficaces han favorecido importantes mejoras en la salud de las poblaciones.

A pesar de ello siguen siendo muchos los aspectos mejorables en términos de equidad, calidad o eficiencia y queda pendiente la extensión de sistemas universales a una buena parte de la población mundial para beneficiarles del acceso a los avances médicos lo que, además de ampliar los espacios de justicia social, favorecerá condiciones potenciales para mejores precios unitarios de las tecnologías médicas.

La medicina es una ciencia en continua evolución y es por eso que se hace necesaria la constante actualización de conocimientos entre los profesionales sanitarios y la reorganización de los equipos profesionales y de los protocolos asistenciales. La práctica clínica no es igual hoy que hace 15, 20 o 30 años; cambia con el paso del tiempo y eso es algo que se hace más evidente si la comparación de los patrones de dicha práctica se realiza entre amplios periodos de tiempo, aunque cada vez se achiquen más estos periodos.

Esto es más relevante hoy porque en la actualidad se aventura que estamos ante un cambio de paradigma en la medicina tras el desciframiento del genoma humano hace poco más de 15 años. La medicina genómica abre paso a la llamada medicina de precisión, a la medicina predictiva o a la medicina personalizada y, en sus primeros estadíos, aporta nuevas y amplias posibilidades para la prevención, la detección precoz o el tratamiento eficaz de enfermedades de base genética, con aplicaciones en la medicina reproductiva o en la oncología médica, así como en el diagnóstico molecular de las enfermedades, en la secuenciación del genoma de patógenos o en el desarrollo de vacunas, entre otras áreas.

Aún con riesgo de que pudiéramos estar enfrentando un cambio cuya magnitud estuviera algo exagerada por sus más entusiastas defensores, lo cierto es que el cambio de paradigma en la medicina es real y profundo. Deberíamos por ello estar atentos a evitar que quienes más impulsan la priorización de acciones pudieran llevarnos a una burbuja basada en la exageración; pero a pesar de ello, merece la pena actuar y anticiparse haciendo planificación estratégica para extremar el rigor y el uso de la evidencia científica en las decisiones.

Por una parte, porque hay que asegurar que todos los avances reales y tangibles de la genómica sean accesibles a todas las personas: preservar la equidad de nuestra sanidad pública es hoy también una prioridad extraordinaria. Por otra, porque hay que asegurar desde los poderes públicos que el coste de las tecnologías y las terapias derivadas de la genómica y la medicina personalizada no ponga en riesgo la sostenibilidad de nuestro sistema público de salud. Es imprescindible evitar el abuso en el precio de los medicamentos o de las pruebas diagnósticas y resto de tecnologías haciendo un fuerte control y un llamamiento firme a la responsabilidad social de las empresas implicadas.

Y finalmente, porque el manejo masivo de la información de base genética tras el desciframiento del genoma humano, obliga a una gestión del acceso a esas bases de datos con una fuerte protección legal y una enorme vigilancia desde los poderes públicos. Tanto a nivel nacional como de Unión Europea. Esa tarea es la que hemos impulsado en el Senado de España poniendo en marcha una ponencia de estudio sobre genómica y medicina de precisión en la que estamos recibiendo aportaciones y propuestas de numerosos expertos y profesionales de primer nivel para terminar proponiendo las recomendaciones necesarias a los poderes públicos.

Se pretende propiciar que España tenga la mejor estrategia posible sobre medicina personalizada, asegurando que el sistema público de salud adopta las decisiones necesarias para asegurar la calidad, la equidad y la sostenibilidad evitando eventuales abusos y acciones especulativas. Para ello tiene que haber una apuesta estratégica que implique que tanto el Gobierno actual como los Gobiernos que vengan en el futuro faciliten los recursos económicos, los equipamientos y los controles legales y sociales necesarios, en beneficio de la salud de toda la sociedad.

José Martínez Olmos es médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Senador por Granada y Portavoz de Sanidad del Grupo Parlamentario Socialista en el Senado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *