Gestor de crisis

El Covid-19 ha supuesto una incidencia tan grande a nivel local e internacional que las otrora oportunidades se han tornado hoy en tierras baldías y las crisis, naturalmente relacionadas con pérdidas y destrucción económica, pueden convertirse en un potencial nicho de oportunidades para el cambio, la modernización y la innovación en diversos sectores.

Por definición, las crisis son inesperadas, pueden ocurrir en cualquier momento y se consideran generalmente como un acontecimiento negativo. Generan incertidumbre y desasosiego, rompen el desarrollo lógico del día a día, son inevitables -la pregunta no es si habrá o no crisis, sino cuándo se producirá-, pero forman parte del escenario vital cíclico que hemos experimentado recurrentemente en el pasado tal y como nos recuerda la historia.

La crisis económica actual, de origen sanitario, ha resultado tan inesperada en su irrupción como letal en cuanto a unas consecuencias que todavía son difíciles de cuantificar en términos económicos y humanos. Ha penetrado en el corazón productivo de todo un país, afectándolo prácticamente sin excepción a todos los niveles. Reconocer que para esta crisis no estábamos preparados no supone un ejercicio de fatalismo existencial, sino la aceptación de una nueva realidad estructural a la que hay que hay que aprender a adaptarse en términos darwinianos para garantizar la supervivencia de la especie. Ningún libro, estudio académico jurídico o económico, pudo predecir las consecuencias de esta pandemia espontánea e improvisada.

Si bien es cierto que nadie pudo anticipar esta situación extrema, no podemos olvidar tampoco que tenemos memoria y experiencia de situaciones críticas vividas en el pasado, por lo que este drama podemos transformarlo en oportunidades a base de soluciones creativas. Siempre e indefectiblemente, detrás de una crisis hay nuevas oportunidades que quedan al alcance de aquellos que cambian su perspectiva en relación a la situación adversa con una actitud positiva.

Pronto las puertas de nuestras casas y negocios se podrán abrir, y hay que estar preparados. Prevalecerán los que hayan aprendido de esta crisis, los que hayan apostado por cambiar, por innovar, por mejorar y por adoptar la mejor decisión posible teniendo en cuenta el contexto actual. Posicionarse de manera eficiente, ofrecer ventajas competitivas en relación con los demás actores del mercado, aportar un valor añadido diferenciado, son en definitiva recetas necesarias que deben aplicarse desde el momento actual para no correr el riesgo de ser barridos por la capacidad destructora clásica de las crisis económicas.

Por ello en estos tiempos de nuevas dificultades, se torna fundamental la figura de un Gestor de Crisis profesional, que acompañe, apoye y ayude a tomar las mejores decisiones a autónomos, pymes o empresas. En un mundo transformado de la noche a la mañana por nuevas alternativas y procesos, las opciones son básicamente dos: seguir lamentando lo perdido, o analizar la mejor de las opciones de negocio posible y ejecutarla de forma eficiente.

¿Cuál sería el plan adecuado para afrontar esta crisis?

1º.- Convenir los planes de reestructuración necesarios para mantener la actividad profesional o empresarial "a flote", además de establecer las estrategias para comprometer a todos los actores de la empresa, para acotar gastos si fuera necesario, lo que exigirá talante, talento y esfuerzo conjunto. Involucrar a los stakeholders (empleados, clientes, proveedores, inversionistas, entidades financieras y opinión pública del sector) en las bondades de las decisiones que se adopten, fortalecerá la capacidad de supervivencia del negocio así como el sentimiento de pertenencia a un proyecto común.

2º.- Buscar soluciones transversales y nuevas oportunidades para la empresa en el sector en el que se opere, en sectores adyacentes o en nuevos nichos de negocio que puedan abrirse camino, que faciliten la superación de esta difícil coyuntura en el corto o medio plazo.

3º.- Plantear para los inversionistas con capital disponible nuevas opciones de inversión, con la máxima rentabilidad en los nuevos nichos de inversión creados con ocasión de esta crisis. Analizarlos rigurosamente y con perspectiva será la clave para unir la capacidad inversora de unos con las ideas y soluciones de negocio de otros.

4º.- Proteger y defender frente a las distintas administraciones la posición de la empresa en el sector que opere así como del propio sector implicado, adelantándose a marco regulatorio desde se verá necesariamente modificado por causa de la crisis. No sólo adaptar el negocio sino trabajar aportando soluciones al sector por las nuevas realidades, teniendo la interlocución adecuada para no quedar al margen, es fundamental para apuntalar los cambios introducidos y que generen un beneficio tangible a la empresa.

5º.- Cerrar no es la única opción. Pero si hubiera que realizarla como última solución, es preciso facilitar las mejores herramientas para llevarla a cabo de manera más eficaz y adecuada. Por supuesto, sin renunciar a valorar las posibilidades de futuro. Cerrar no es fracasar, supone abrir también otras oportunidades y liberar músculo para acometer otros proyectos.

Open mind, es el eslogan de muchas de las mejores escuelas de negocios del mundo y es la actitud necesaria en esta nueva etapa. Significa tener curiosidad por lo nuevo, abrirse también a otras opciones que ahora no se ven en el horizonte pero que existen. Solo hay que actuar con tiempo, diseñando un Plan de Acción Individualizado dirigido por los responsables de la empresa con el apoyo del gestor de crisis, manejando distintas opciones estratégicas donde se valore la situación actual, las medidas que se deben adoptar para sobrevivir, las oportunidades de negocio del sector, las nuevas posibilidades de negocio postcrisis y las inversiones más rentables. En definitiva, gestionar la adaptación y salida de la crisis con garantías suficientes y con la certeza de haber dispuesto de todas las herramientas a nuestro alcance.

La experiencia, la reputación, la profesionalidad, la eficiencia, los éxitos y la respuesta ante el fracaso... se trata sin duda de indicadores no financieros que determinan las cualidades más importantes y valiosas de los activos de cualquier organización humana en la gestión de una crisis, y deben de ser aprovechados.

Fernando Fuster-Fabra T. es socio de Fuster-Fabra Abogados.

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