¡Gracias, Carod!

Por Oriol Bohigas, arquitecto (EL PERIÓDICO, 29/01/04):

Es vergonzoso que la España más anticuada quiera convertir al líder de ERC en un delincuente por protagonizar un gesto digno de admiración.

En los últimos años --y, sobre todo, tras el terrible asesinato de Ernest Lluch-- se han multiplicado las protestas contra la violencia y han abundado las reclamaciones populares a favor del diálogo y contra la violencia vengativa en la lucha antiterrorista. La mayoría de ciudadanos han abucheado a los partidos políticos que no quieren aceptar los caminos del diálogo, sobre todo al PP, que va a la cabeza, y a los socialistas que le prestan equívocos apoyos a través de pactos que incluyen acuerdos antinacionalistas. Sin embargo, y pese a la opinión a favor del diálogo con ETA --un diálogo firme y bien estructurado con la seguridad y los refuerzos políticos necesarios-- ningún político ni partido político, ningún ciudadano responsable y representativo ha dado un solo paso de aproximación aunque fuera de tanteo. El primero que lo ha hecho en este periodo es Josep Lluís Carod-Rovira. Y ante este ejemplo insólito, heroico y patriótico no podríamos tener otra reacción que no fuera de agradecimiento y admiración. Se trata de un gesto de altísimo valor, un ejemplo que debería avergonzar a los partidos y a los políticos que, por ineptitud o por malas intenciones, no salen de sus círculos sectarios, reaccionarios y despóticos. ¡Muchas gracias, Carod!

PERO cuando parecía evidente que todo el país tuviera que levantarse en homenaje al líder de Esquerra Republicana, nos hemos encontrado ante un espectáculo vergonzoso: la España más anticuada --amparada bajo la estructura gubernamental del PP con el apoyo de los socialistas más amilanados-- ha puesto en marcha un terrorismo mediático con el que, acusándole sin argumentos, quiere llegar a hundirle y desprestigiarle, haciéndolo pasar de héroe popular a casi delincuente. De momento, el PSOE, víctima de pactos contra natura y sin criterios que le distingan del PP, ya le ha obligado a dejar las responsabilidades que correspondían al Govern de la Generalitat. Parece que, una vez más, está triunfando la agresión españolista contra Catalunya y que algunos catalanes indecisos de derechas o de izquierdas --anclados en la agonía de una burguesía que ha dejado pasar tantas oportunidades culturales, económicas y políticas y que, de vez en cuando, deja traslucir los restos anticatalanistas de las dictaduras en las que se amparó--, se dejan seducir, de nuevo, por las mentiras madrileñas. ¿Todo es fruto del miedo? ¿Miedo frente a un Govern catalanista y de izquierdas que empieza a funcionar por primera vez tras tantos años? ¿Miedo al crecimiento de un partido independentista que no se arrodilla ante los sistemas absorbentes de la política centralista? ¿Miedo a que con contactos distintos se empiece a dominar realmente el terrorismo, aquel terrorismo que mantiene el miedo necesario para fomentar votos hacia la derecha dictatorial y acobardada?

Para combatir y racionalizar el miedo como instrumento electoral se necesitan dos actos de transparencia democrática: el Gobierno debería explicar quién denunció la entrevista y qué responsabilidades directas o indirectas se esconden tras ella, y Carod debería explicar --dentro de los límites de una mínima seguridad-- cuáles fueron los temas de la conversación y cuáles los objetivos obtenidos o frustrados. Y, sobre todo, qué perspectivas pueden tener estas estas conversaciones, aunque vayan a contar con la prohibición acusatoria de Aznar y los suyos.

AUNQUE estoy seguro de que, a pesar del miedo imbuido, serán los propios ciudadanos de Catalunya los que no dejarán que los enemigos devoren a Carod. El mismo ya ha anunciado que va a presentarse encabezando la lista de ERC a las elecciones legislativas. Un gesto magnífico, espectacular y muy eficaz. Estoy seguro de que obtendrá un éxito considerable porque los ciudadanos premiarán su esfuerzo en abrir vías de paz con un diálogo arriesgado aunque persistente. Saldrá del Govern y se hará un sitio en Madrid, donde su actitud catalanista podría ser aún más radical. No va a romperse el Govern tripartito --si Maragall recupera la autoridad sin volver a caer en las dictaduras del PSOE-- y, además, tendremos en España a un potentísimo representante que no perderá el tiempo con genuflexiones serviles. Pero hay que plantear un interrogante para después de esta legislatura, ¿volverá Carod a Catalunya o habrá consolidado ya las bases para convertirse en el primer presidente de la Tercera República? Si el error de los socialistas catalanes al aceptar las órdenes de Zapatero y echarlo del Govern va a acabar con el inicio de una transformación más radical, quizá deberíamos recurrir a esa frase que Franco hizo famosa a la muerte de Carrero: "No hay mal que por bien no venga".

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *