Guardia Civil: Todo por la patria

“Lo demandó el honor y obedecieron, con su sangre la empresa rubricaron. Por la Patria morir fue su destino, querer a España su pasión eterna”, Ritual militar del Acto a los Caídos.

Estas líneas son un homenaje a la Guardia Civil, encarnada en nuestro Teniente Coronel Pedro Alfonso Casado, Perico para los compañeros. Están redactadas con admiración, gratitud y legítimo orgullo, como emocionada despedida de un amigo militar que ha amado a España y los españoles hasta cumplir su destino de morir por nuestra Patria.

Concluida su formación en la Academia de Zaragoza en mil novecientos noventa y ocho, fue destinado al Grupo de Acción Rápida (GAR). En mil novecientos noventa y nueve se incorporó en la Unidad de Acción Rural (UAR) y un año después en la Unidad Especial de Intervención (UEI), donde el año dos mil dieciséis tomó el mando de esta unidad de élite de nuestra Benemérita. Un puesto que requiere las mejores cualidades castrenses en el logro de sus objetivos, y cuya operatividad exige que estén los mejores, desactivando comandos terroristas de ETA, desmantelando el narcotráfico, protegiendo objetivos sensibles, o ejecutando acciones tan trágicas como la liberación del funcionario de prisiones José Ortega Lara, misión resuelta con éxito para alegría de las personas de bien después de casi dos años de secuestro. Pero, eterno combate del mal contra el bien, ni el “Detente bala”, que como hombre de profunda fe católica regalaba a sus compañeros, evitó en la vallisoletana localidad de Santovenia de Pisuerga que un criminal disparo a bocajarro le llevase a rendir su alma al Creador.

Hijo y huérfano de guardia civil, esposo y padre de dos hijos, se licenció el año mil novecientos noventa y ocho como oficial de la Guardia Civil. Y su preparación y compromiso militares le llevaron a colmar con alegría, generosidad y humildad su servicio de la sociedad española. Vocación de guardia civil en la que cumplió, como escribió Quevedo, la esencia del líder militar con sus subordinados, porque “el soldado no quiere fijos en su espalda los ojos de su capitán sino fijar sus ojos en la espalda de su capitán”.

Me sumo al dolor de su madre, esposa e hijos, de su familia, compañeros y mandos. En cada acto a los Caídos los soldados cantamos “La muerte no es el final del camino”. Y depositada la corona a los pies del monolito por quienes dieron su vida por España, antes de la salva disparada al infinito, Perico recibe nuestra oración militar al “Señor de la Vida y de la Esperanza” para que “le otorgue la vida que no acaba, en feliz recompensa por su entrega”. No albergo dudas de que con la intercesión de la Virgen del Pilar ya ha dado novedades a Dios de su defensa del bien común de España.

Entrega vocacional, porque ser guardia civil no es una profesión sino una vocación que, desde su fundación por el Duque de Ahumada en mil ochocientos cuarenta y cuatro, en el lema “Todo por la Patria” perfecciona su ideal “el Honor es mi divisa”. Honor, regula el artículo primero del Reglamento para el Servicio, que “debe conservarse sin mancha, porque una vez perdido no se recobra jamás”. Honor al que cada guardia civil se consagra hasta la sangre si es menester para salvaguardar el orden público, la justicia y la libertad del pueblo español, del que nacen y son nuestros militares. Honor, en suma, del Teniente Coronel Pedro Alfonso Casado, asesinado en acto de servicio por España.

La Guardia Civil sabe lo que es la pérdida de sus hijos en combate con la delincuencia, en accidentes urbanos y de carretera, en la montaña, en incendios y catástrofes naturales, en cualquier necesidad ciudadana, porque su labor es vocacional. Y en esta vocación cada guardia de la Benemérita sigue el ejemplo de sus mejores cuando, como el Teniente coronel Pedro Alfonso “con su sangre la empresa rubricaron. Por la Patria morir fue su destino, querer a España su pasión eterna”.

Si no fuese por nuestros Ejércitos, Guardia Civil y Cuerpos de Seguridad del Estado, España dejaría de existir. Y si no custodiasen la seguridad interna y externa de nuestra patria ni justicia, libertad, igualdad ni progreso cimentarían la convivencia democrática de los españoles, su progreso y su modo de vida. Gracias a militares como el guardia civil Pedro Alfonso Casado, nuestra Benemérita es militar, jurídica y policialmente una de las mejores instituciones del mundo contra la delincuencia, el crimen y el terrorismo etarra e islámico.

Con la intercesión de nuestra Patrona la Virgen del Pilar, descansa en paz, mi Teniente coronel, querido Perico, con la certeza de que el pueblo español sigue amando, con modelos militares, personales y espirituales como el tuyo, a nuestra Guardia Civil.

Alberto Gatón Lasheras, Capellán de la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales (EMMOE). Cruz del Mérito de la Guardia Civil.

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