Hace falta valor

La fase del proceso que hemos vivido en los últimos años, desde que se iniciaron las conversaciones entre representantes del PSE y de Batasuna hasta el brutal atentado de Barajas, da pie a una serie de reflexiones y conclusiones. Empezaré por estas últimas:

I. La aproximación de presos debe quedar al margen de la negociación. Sencillamente hay que proceder a su acercamiento. Familiares y amigos tienen ese derecho que no debe servir de moneda de cambio. Es un error dejar la cuestión del acercamiento en manos de ETA. Hay que distender el penoso entorno en que vive injustamente castigado un sector muy próximo a la violencia, en lugar de favorecer que sirva de caldo de cultivo y de oxígeno para la organización.

II. Debe despejarse la cuestión y dejar claro que no cabe negociación política con ETA -tampoco vicariamente a través de Batasuna-. No caben segundas mesas. ETA carece de legitimidad para negociar políticamente pues carece de representatividad y la de Batasuna no alcanza sino a un 5% del censo de la población de Euskal Herria. Lo único negociable con ETA son las condenas penales de presos y exilados. Ha demostrado ser un error emprender un proceso abierto sin clarificar que no es posible una negociación política. De hecho ésta no llegará hasta que la amenaza que ETA representa desaparezca, pues no resulta legítimo admitir una negociación para fijar un marco de convivencia mientras la amenaza pende sobre los participantes. El nacionalismo vasco saldrá reforzado si se desmarca de la connivencia con ETA y entiende que de lo que se trata es de construir un espacio de convivencia inteligente para todos en esta parte de Europa. Las identidades nacionales, como la religión, deben privatizarse y los derechos fundamentales de la población garantizarse.

III. Resulta una ilusión pensar que ETA soplará para apagar la vela de la violencia. No cabe esperar su disolución sino tratar de debilitar ese mundo para evitar su periódica renovación. La lucha contra ETA debe tener en cuenta que su alimento es la represión. La última recluta masiva fue consecuencia de las causas penales abiertas contra decenas de jóvenes durante la kale borroka que se activó durante la anterior tregua. Pendientes de sumarios de decenas de años muchos huyeron y fueron acogidos en Iparralde; ante la alternativa de partir hacia Sudamérica, fueron captados por la organización.

IV. Hay en relación a ETA una confusión en torno a fines y medios. Sus fines no son la independencia o el socialismo tal y como habitualmente se entiende y la organización pretende, ni tampoco la violencia es el medio del que se vale para alcanzarlos. Al contrario, el fin de ETA es el ejercicio de la violencia y la independencia y el socialismo son los medios que emplea para justificarla. La historia está llena de movimientos y organizaciones que pretendían ser de liberación nacional o de clase que dieron lugar a sociedades totalitarias. En ellos militó también gente que creía estar construyendo el socialismo o liberando Albania.

V. La historia de ETA no es la historia de un movimiento de liberación, es la historia de la construcción de un poder para alterar la convivencia; su finalidad es ejercer un poder de manipulación condicionando la sociedad a las expresiones de su violencia. Un poder fundado en la amenaza y sostenido por la dependencia que ha sido capaz de generar en personas que, como un pájaro paralizado ante la serpiente, han perdido o renunciado a la capacidad de discernimiento autónomo delegándolo en una autoridad que decide por ellos sobre el bien y el mal, y que lleva a justificar el asesinato, la persecución y la extorsión de otras personas. Una suerte de bárbara religión de sustitución que periódicamente exige el sacrificio de víctimas designadas en tribunales secretos.

Al hilo de estas conclusiones quisiera también plantear ciertas reflexiones:

1. Es una tragedia para cualquier sociedad dilapidar buena parte de su energía como consecuencia de la manipulación a la que es sometida por un grupo de fanáticos. Ya tuvimos con anterioridad que padecer una dictadura de cuarenta años. Es una tragedia que ETA haya arruinado durante otros tantos la vida de tanta gente y quiera seguir sacrificando a la juventud construyendo y alimentando sin tregua una ideología del odio y el victimismo.

2. Hay una confusión entre conflicto político y terrorismo. ETA no es expresión de un conflicto político. En otras partes de Europa hay también conflictos políticos: Cataluña, Escocia, Flandes... pero no hay terrorismo. Su invocación de luchar en favor del pueblo vasco, además de quimérica, es una infamia. Probablemente nada está haciendo tanto daño al futuro de Euskal Herria como ETA, quien aprovecha el conflicto para construir su poder y vocación totalitaria.

3. El autoengaño y el cinismo de que da muestra su fantasmagórico comunicado es inconcebible. Por el contrario, entiendo que el bombazo de Barajas pretende ser el desencadenante de una fase represiva. Busca procurar el encarcelamiento de decenas de militantes del MLNV encausados en diversos sumarios cuyos procesos van a resolverse en los próximos meses y cuya suerte aparecía condicionada al periodo abierto con la 'tregua permanente'. ETA busca -como siempre- poder generar un malestar que le permita justificar su violencia y reclutar a nuevos militantes.

4. La actual coyuntura puede ser también una oportunidad para que la ciudadanía reaccione de una manera civilizada pero firme frente al terror, y para que la clase política asuma más allá del partidismo sus responsabilidades con el pueblo. Hace falta reconocer el chantaje al que vivimos sometidos, el miedo que la amenaza genera y, como consecuencia, la pérdida de libertad que padecemos, algunos de manera especialmente intensa. Un primer paso necesario para poder hacer frente a la violencia es reconocer la pérdida de libertad que genera convivir con su existencia en lugar de pretender no verla o que sólo afecta a unos pocos. Tenemos derecho a convivir en libertad y tratar de resolver nuestras diferencias sin estar sujetos a la manipulación de la violencia. Aunque resulte una obviedad, ETA no tiene ningún derecho a hacer lo que lleva tanto tiempo haciendo.

5. Las próximas semanas son también una oportunidad para que personas vinculadas a esos círculos de la violencia se desenganchen. Probablemente tanto un sector de ETA como del MLNV no buscaban el desenlace de Barajas y pretenden que continúe la tregua. Quizás, aunque parezca increíble, no han entendido que ETA es una máquina de dolor y que ellos también van a ser sacrificados para justificar su operatividad. El tiempo apremia. La paradoja final de esta larga y cruel historia es que el futuro de Euskadi y la libertad pasa por la derrota de Euskadi Ta Askatasuna. Hace falta valor.

Íñigo Bullain, profesor de Derecho Constitucional y Europeo de la UPV-EHU.