Hacer que fumar deje de ser adictivo

Un fuerte impacto cimbró al mundo del tabaco el 28 de julio, cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) anunció un plan destinado a reducir la nicotina en los cigarrillos a un nivel no adictivo. En una hora, el valor de las acciones del tabaco a nivel mundial se desplomó, y con razón.

Scott Gottlieb, nuevo comisionado de la FDA, no se mordió la lengua cuando hizo el anuncio. Señaló que el tabaco sigue siendo la principal causa de muerte y de enfermedades prevenibles en Estados Unidos y que provoca cerca de medio millón de muertes al año. También dijo que el cigarro es el único producto de consumo que mata cuando se usa como se indica —a la mitad de sus usuarios a largo plazo—, y que la nicotina es el origen de la adicción al cigarro.

Reducir la nicotina en los cigarrillos de manera que sean “mínima o nulamente adictivos”, aseguró, “es una piedra angular de nuestro nuevo y más exhaustivo enfoque a una regulación efectiva sobre el tabaco”.
Estas son noticias excepcionalmente buenas para el control del tabaco y la salud humana. Un tope legal a la nicotina en los cigarrillos podría ser una de las intervenciones más importantes en la historia de la salud humana. El punto no es que la nicotina por sí misma sea causante de cáncer (lo son los otros componentes químicos del humo) sino que, al cambiar el cableado del cerebro, la nicotina funciona como el impulso para que los fumadores sigan fumando. Casi todos los que fuman a largo plazo son adictos.

Los cigarrillos con niveles no adictivos de nicotina serían radicalmente diferentes a los cigarrillos conocidos como “light” o de “bajo alquitrán”, trucos comerciales ahora prohibidos por la ley. Se anunciaba que esos cigarrillos llevaban menos nicotina y alquitrán a los pulmones, aunque en realidad no había ninguna reducción.

Con esta propuesta de la FDA, la nicotina en los cigarrillos quedaría en un nivel tan bajo que los fumadores no podrían extraer la suficiente para desarrollar o mantener su adicción. Hoy en día los fabricantes de cigarrillos mantienen la nicotina entre el uno y el dos por ciento por peso, pues han encontrado que ese nivel es el óptimo: ni demasiado leve ni muy fuerte. Disminuir este porcentaje por un factor de diez haría muy difícil que los cigarrillos fueran adictivos. Reducir la nicotina aún más haría que la adicción fuera prácticamente imposible. Los adolescentes podrían comenzar a fumar, pero no tendrían problema en dejarlo.

Hacer que fumar deje de ser adictivoUn tope legal a la nicotina en los cigarrillos podría ser una de las intervenciones más importantes en la historia de la salud humana.

La belleza de la Ley para el Control del Tabaco firmada por el presidente Barack Obama en 2009 es que –si bien se prohíbe que la FDA solicite la eliminación de toda la nicotina de los cigarrillos o que prohíba por completo los cigarrillos– la agencia puede establecer un nivel máximo de nicotina por motivos de salud pública. De modo que, aunque no pueda obligarse a la industria tabacalera a reducir la nicotina a cero, la FDA puede solicitar reducir el nivel en un 99 por ciento, por ejemplo.

La nicotina es soluble en agua y se elimina fácilmente remojando las hojas de tabaco. Los cigarrillos sin nicotina datan del siglo XIX, además de que técnicas sofisticadas desarrolladas después de la Segunda Guerra Mundial permiten que puedan fabricarse cigarrillos con cualquier nivel deseado de nicotina en la hoja lista para usarse.

En la década de 1980, la ingeniería genética produjo plantas de tabaco completamente libres de nicotina. Philip Morris incluso lanzó tres marcas de cigarrillos en los que se había eliminado el 97 por ciento de nicotina: Merit De-Nic, Benson & Hedges De-Nic y Next. Sin embargo, las ventas fueron decepcionantes, en parte porque seguía habiendo cigarrillos con un alto contenido de nicotina en el mercado, y la industria lanzó una campaña publicitaria para negar las pruebas del daño causado que pudo más que la que destacaba los beneficios de estos nuevos productos.

La gente podría seguir comprando cigarrillos. El punto importante es que también podría dejar de fumar cuando quisiera.

Por supuesto, podemos esperar que la industria se oponga a esta nueva propuesta, que amenaza las bases históricas de su negocio. Sostendrá que reducir la nicotina de los cigarrillos a un nivel tan bajo equivale a una prohibición de facto, lo que no está permitido por los estatutos de la FDA. Sin duda, las tabacaleras advertirán sobre el surgimiento de un mercado negro de tráfico de cigarrillos con alto contenido de nicotina.

La industria podría seguir vendiendo nicotina en otros formatos, como cigarrillos electrónicos; pastillas, tiras o esferas de nicotina, así como chicles y parches. La gente podría seguir comprando cigarrillos. El punto importante es que también podría dejar de fumar cuando quisiera. Fumar volvería a ser una cuestión de elección voluntaria.

Los fabricantes de cigarrillos han comenzado a declarar que quieren alejar a los fumadores de cigarrillos tradicionales y conducirlos a otras alternativas, como productos libres de humo. Philip Morris (cuyo portafolio incluye Marlboro y Virginia Slims) ha gastado más de 3.000 millones de dólares en este esfuerzo poscigarro, y la compañía ha pagado a personas en Gran Bretaña para que convenzan a otras de dejar de fumar.

“Lo decimos totalmente en serio: queremos dejar de vender cigarrillos algún día”, señaló un ejecutivo de la compañía.

¿Qué tan rápido establecerá la FDA un estándar de nicotina? Una señal preocupante es que el plan es parte de una “hoja de ruta para muchos años”. Sin embargo, hay una urgencia que no debe olvidarse. Gottlieb advirtió que si las tasas de consumo actuales continúan igual para la década de 2050, 17 millones más de estadounidenses morirán a causa del tabaco.

Si la industria de verdad habla en serio, tal vez los fabricantes de cigarrillos deberían sentarse a hablar con la FDA y sacar adelante un plan para dar fin a esta epidemia catastrófica y completamente prevenible.

Robert N. Proctor es profesor de Historia de la Ciencia en Stanford.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *