Hacia una apuesta por la energía nuclear

Por Santiago San Antonio. Director del Foro Nuclear (ABC, 22/04/06):

La realidad actual es que España importa el 80 por ciento de los productos energéticos que consume, muy por encima de la dependencia europea, que alcanza el 50 por ciento. Además de no contar con recursos propios, España es una isla energética, pues las interconexiones eléctricas y gasísticas con el resto de Europa son insuficientes. Asimismo, el consumo de electricidad en nuestro país no deja de crecer y lo hace a un ritmo de un 4 por ciento anual. A todo esto se une el elevado e inestable precio del petróleo, que ya supera los 70 dólares el barril, y el problema de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, que impiden cumplir con los compromisos adquiridos en el Protocolo de Kioto. De hecho, España es el país de la Unión Europea que más se aleja de los objetivos de reducción de las emisiones de CO2 para alcanzar este acuerdo y luchar, de esta forma, contra el cambio climático.

Ante esta situación, para garantizar el suministro eléctrico presente y futuro y reducir la dependencia exterior de los combustibles fósiles se hace imprescindible el uso de la energía nuclear y el desarrollo de la misma. Así de claro lo ven los responsables políticos de algunos países desarrollados, como Francia, Finlandia o Gran Bretaña, o bien otros grupos sociales o personalidades que cada vez más apoyan abiertamente y sin tabúes el desarrollo de la energía nuclear, apostando, incluso, por la construcción de nuevas plantas. Tal es el caso de Finlandia, que está construyendo un nuevo reactor nuclear, o del país europeo con más centrales nucleares, Francia, que a sus 59 reactores en funcionamiento sumará la construcción de uno nuevo próximamente.

La energía nuclear es una fuente segura y limpia que no emite CO2 y garantiza el suministro eléctrico. De hecho, las centrales nucleares son un elemento clave para asegurar la estabilidad de la red y el suministro sin interrupciones. Con un consumo de electricidad que no deja de crecer, hay que apostar abiertamente por la opción nuclear. Esta afirmación no significa que la energía nuclear sea la única solución, sino que tiene que tenerse muy en cuenta dentro de un mix energético donde todas las fuentes tengan su contribución. Una apuesta energética coherente y de futuro debe centrarse en una fórmula mixta a partir de criterios objetivos y racionales, como son los de seguridad de suministro, competitividad económica y respeto al medio ambiente, sin olvidar que hay que hacer un gran esfuerzo en impulsar el ahorro de energía y la mejora de la eficiencia. No obstante, con todo el ahorro energético que seamos capaces de conseguir, el desarrollo económico conllevará, inevitablemente, un aumento del consumo eléctrico.

Las centrales nucleares producen el 30 por ciento de la electricidad que se consume en toda Europa y, en España, una quinta parte de la electricidad es de origen nuclear. Además, sólo en nuestro país evitan la emisión a la atmósfera de unos 50 millones de toneladas de dióxido de carbono al año. En toda Europa, las centrales nucleares evitan emitir unos 600 millones de toneladas de CO2 anuales, el equivalente producido por 200 millones de automóviles. Por otro lado, la industria nuclear española es segura porque mantiene y perfecciona cada año sus capacidades y tecnologías mediante fuertes inversiones en actualización y desarrollos tecnológicos, que representan en su conjunto más de 150 millones de euros anuales. Entre otras mejoras, se producen avances en los aspectos funcionales y de seguridad de las centrales, en los programas de operación a largo plazo y en los programas de aumento de potencia.

Para garantizar la producción de electricidad de forma segura y para conseguir funcionar a largo plazo, es decir, más allá de los 40 años inicialmente previstos, como ya lo han conseguido 39 centrales nucleares estadounidenses, las centrales españolas realizan fuertes inversiones en actualización y mejoras tecnológicas, porque si hay alguien que está interesado en que las centrales funcionen correctamente son sus propios propietarios. Gracias al esfuerzo mantenido para apoyar el funcionamiento de las centrales nucleares españolas, nuestro país dispone de una capacidad tecnológica que permite participar en el nuevo desarrollo de la energía nuclear, que ya está teniendo lugar de manera destacada en Asia, Rusia, Estados Unidos y Europa. A estas características hay que añadir que se trata de una fuente energética que produce un kilovatio/hora con unos costes estables, razonables y competitivos. El combustible nuclear, el uranio, es abundante en la naturaleza, está muy diversificado y su incidencia en el coste final es inferior al 5 por ciento.

A la sociedad le falta información y desconoce estos datos u otros, como que una de cada cinco veces que enciende una luz es gracias a la energía nuclear, o que en nuestro país hay nueve reactores nucleares que funcionan de forma segura las 24 horas todos los días del año sin depender del viento, la lluvia o el sol para su correcto funcionamiento. Para que haya una mejor aceptación de este tipo de energía, sin prejuicios ni ideas prefijadas, es necesario que se abran debates energéticos plurales y racionales en los que participe la opinión pública. Sólo de esta forma se podrá llegar al convencimiento de que las centrales nucleares son imprescindibles y que los residuos radiactivos, tan criticados por los opositores, están perfectamente controlados y confinados para que no perjudiquen la salud de las personas ni el entorno.

En definitiva, el funcionamiento de las actuales centrales nucleares españolas y el desarrollo nuclear mediante la construcción de otras nuevas es necesario para responder a la demanda de electricidad actual y para enfrentarse con éxito al crecimiento de la misma en los próximos años.