Hacia una Europa plurilingüe

Recuerdo a los profesores de mi colegio y posteriormente de mi instituto hablarme sobre la importancia de aprender idiomas. Pero lo cierto es que, al final, toda esa parafernalia se reducía a la mínima expresión; era la manera de postular el inglés. Es una lengua totalmente útil, convertida desde hace años en lengua franca, pero con el paso del tiempo, las instituciones europeas se han dado cuenta de que una sola lengua extranjera en un mundo globalizado no es suficiente. Ya el Consejo Europeo de diciembre del 2017 estipuló en sus conclusiones sobre Multilingüismo y desarrollo de competencias lingüísticas la necesidad de que los Estados miembros se comprometieran a incentivar el aprendizaje de, al menos, dos lenguas extranjeras. Y, además, que estas materias se impartieran en las escuelas desde una edad temprana.

Sin embargo, en España, que siempre se llena la boca con la palabra Europa, no parece que se dirija por esta senda. Hemos visto cómo en Andalucía se han suprimido horas de francés en favor de otras materias, especialmente Religión, o cómo en Madrid, la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso, promovía una tercera hora de Educación Física quitándosela a la segunda lengua extranjera. La medida, de momento, no se ha implantado, pero de llevarse a cabo supondría que los docentes tendrían que enseñar esta materia en una sola hora semanal. Perdónenme, pero yo no sería capaz de llevarlo a cabo.

¿Y para qué sirve una segunda lengua extranjera? Actualmente, en el sistema educativo español se puede elegir entre francés, alemán, portugués e italiano. Si observan, los cuatro idiomas se refieren a los cuatro grandes países de la Unión Europea con los que España mantiene un importante intercambio cultural, económico, político y social.

En el caso de la lengua francesa, nos encontramos con el único idioma, junto con el inglés, que es hablado en los cinco continentes, idioma oficial de instituciones europeas y organismos internacionales como el Comité Olímpico Internacional, quinto idioma más hablado en el mundo y el segundo en las relaciones internacionales. Cuenta con casi 300 millones de hablantes, pero según estimaciones y gracias al impulso de los países africanos, el francés puede convertirse en el año 2050 en el idioma más hablado del mundo con 700 millones.

En España, la segunda lengua extranjera está abandonada. Solo la cursa el 46% del alumnado de secundaria, según la oficina europea de estadística Eurostat, mientras que en algunos países como Finlandia —ese sistema educativo admirado por todos— o en Italia es obligatoria.

Nos encontramos actualmente con el trámite de una nueva ley de educación, otro intento por convertir el sistema educativo en un referente. Por ello, y a la vista de los datos, se hace necesario que la Lomloe muestre la necesaria obligatoriedad de una segunda lengua extranjera, por el bien de nuestros alumnos, en aras de conseguir un mejor puesto de trabajo, de afianzar un sentimiento de pertenencia a Europa, de conocer otras culturas, otras inquietudes, otras impresiones sobre la vida. Carlomagno dijo: “Saber otro idioma es como poseer otra alma”. Y, si es con una segunda lengua extranjera, mejor.

Gregorio Marlasca es profesor de francés en el instituto público Ojeda Boedo de Herrera de Pisuerga (Palencia). Marlasca es una de las numerosas personas que enviaron preguntas sobre las segundas lenguas extranjeras para el especial La ministra de Educación, pero quedaron fuera finalmente del programa.

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