Hemos hablado de recuperación

A lo largo de los tres últimos días se ha celebrado la 25ª reunión del Cercle d’Economia bajo el título Hablemos de recuperación. En muy pocas ocasiones un título puede haber resultado tan atractivo como en este caso. O tan significativo del estado de ánimo colectivo. La crisis nos ha sorprendido por su magnitud y por la vertiginosa velocidad con que se ha desarrollado. La reunión de hace dos años se desarrolló en un entorno de euforia económica; la del pasado año, en un ambiente de incertidumbres y temores, y todos conocemos las circunstancias actuales. Quizás por ello, el simple hecho de hablar de recuperación resulta sorprendente.

La determinación del título no respondía tanto a la sensación de que ya estamos en una fase de recuperación, ni lo estamos ni vendrá sola, como a la creencia de que disponemos de los activos y empiezan a darse las circunstancias necesarias para atisbar su inicio. La cuestión es cómo disponer de estos activos para facilitar y encauzar la recuperación. La reunión aportó algunas señales.

1. El sistema financiero internacional tiende a la estabilización. La situación límite vivida el pasado otoño se ha superado. Las actuaciones públicas, no siempre coordinadas, han sido decisivas para una mayor estabilidad de los mercados y parala lenta recuperación de su función tradicional.

2. Se inicia un periodo de reconsideración sobre qué globalización es posible y deseable. El sistema debe ajustarse a las características de un mercado global en el que nos encontramos con situaciones tan sorprendentes, y amenazadoras, como la de entidades financieras cuyo pasivo es tres veces superior al PIB del país a cuyas autoridades corresponde regularlas. ¿Cómo podrá intervenir el Gobierno dicha entidad en caso de crisis? Y nos referimos a países avanzados de tamaño medio. La crisis pone de manifiesto que muchas de las respuestas deberán ser adoptadas, inevitablemente, a nivel nacional y regional; en este caso, europeo.

3. Se necesita más a Europa. La crisis expone la necesidad de un marco institucional más eficiente, ya sea para abordar de manera coordinada la crisis o para avanzar en una política exterior ó energética común. Las próximas elecciones europeas, lejos de representar una gran oportunidad, emergen como una amenaza, consecuencia de la vocación local con que se plantean en la mayoría de países.

4. La sociedad española reclama un gran acuerdo. Los agentes económicos y sociales consideran necesario un amplio acuerdo para hacer frente a la crisis y encauzar la recuperación. Solo un cambio profundo en las actitudes políticas, muy difícil de vislumbrar, lo facilitaría. Ello, junto a la ausencia de unas prioridades claras y compartidas, puede retrasar seriamente la recuperación.

5. Nuestro modelo productivo es mejorable, pero eso no significa que sea despreciable. En los últimos 15 años la economía española ha protagonizado un sorprendente proceso de modernización. Los resultados se observan en sectores de alto valor añadido, por los que hay que apostar decididamente. Pero no se debe menospreciar a sectores tradicionales, como la construcción y el turismo, cuyos excesos no pueden esconder su importancia.

6. El retorno del crédito no es tarea sencilla ni inmediata. Determinados sectores empresariales, especialmente las pimes, denuncian su dificultad para acceder al crédito. Una situación que, seguramente, proseguirá durante este año. En sentido contrario, destaca el grado de solvencia del sistema financiero.

7. Hemos de volver a la estabilidad macroeconómica. Recurrir a la deuda para financiar las prestaciones sociales y la inversión pública es algo que resulta indispensable en las actuales circunstancias. Pero cuando se inicie la recuperación debe retornarse rápidamente al equilibrio de las cuentas de las distintas administraciones.

8. Se avanza en el camino previo de las reformas, ya que la economía y la sociedad españolas ha venido manifestando una significada capacidad de incorporar el cambio durante las últimas décadas. Para avanzar en determinados procesos de reforma, deben abandonarse posiciones maximalistas y crear el consenso social previo que las facilite. Ello se está produciendo en determinados ámbitos, como es el caso del mercado laboral.

El conjunto de debates parece confirmar la principal argumentación del Cercle d’Economia al convocar esta reunión: en este país, la economía y la sociedad son francamente mejores de lo que puede deducirse de los indicadores económicos y del alicaído ánimo colectivo. El profundo esfuerzo de modernización de las últimas décadas ha hecho de la nuestra una sociedad mucho más articulada y una economía mucho más competitiva. Y mejor preparada para encauzar la recuperación, aunque el camino para alcanzarla no será ni sencillo ni rápido.

Pero lo que más invita al optimismo ha sido la actitud de los participantes en la reunión. La respuesta tan numerosa de empresarios, académicos, políticos y medios de comunicación ante la convocatoria es una muestra de la voluntad colectiva de recuperarnos. Y el debate plural y abierto, la búsqueda incesante de iniciativas, es la confirmación de que nuestra sociedad no quiere aceptar pasivamente quedar relegada a un segundo plano, tras el intenso esfuerzo por situarse entre las más avanzadas del mundo.
La próxima reunión, en el 2010, nos indicará si las sensaciones con las que abandonamos Sitges fueron las acertadas.

Jordi Alberich, director general del Cercle d’Economia.