'Hermana, yo sí te creo' salvo si los imputados son de los míos

Luis Eduardo Ramírez Icardi, exmarido de Mónica Oltra, fue condenado por abusar sexualmente de una niña de catorce años tutelada en un centro de menores de Valencia en el que trabajaba como educador. Hoy, Mónica Oltra está siendo investigada en un proceso judicial contra la Consejería de la que ella era responsable por presunto encubrimiento de los abusos sexuales, omisión del deber de custodia y protección y obstrucción a la investigación.

Oltra se resistió a dimitir. En un ejercicio superlativo de falta de respeto a los españoles y a nuestras instituciones, al día siguiente de que fuésemos conocedores de la imputación apareció festiva y risueña, bailando como si lo fueran a prohibir, en una suerte de homenaje que su partido Compromís le hizo para mostrarle apoyo público.

Muchos pidieron su dimisión cuando vieron estas grotescas imágenes. Pero las feministas, por las que tanto preguntaron desde la derecha mediática, estábamos pidiendo la dimisión de Mónica Oltra no sólo desde que se conoció que estaba siendo investigada por este lamentable asunto, sino desde que tocó moqueta para aprobar políticas antifeministas o defender prácticas tan dañinas como la prostitución o la explotación reproductiva.

Muchas de mis compañeras y yo misma debatimos con ella en redes y le afeamos públicamente su defensa del ideario proxeneta.

Las feministas llevamos años pidiendo su dimisión, como la de Irene Montero. Radica el problema en que la población en general, y la derecha en particular, tienen una noción errada (no les culpo, la propaganda queer es incesante) sobre qué es feminismo.

Creen que feminismo es la ley trans o abogar por las relaciones "poliamorosas". Creen que feminismo es lo que hace el Ministerio de Igualdad, cuando lo único que el Ministerio de Igualdad hace es indignar y abochornar al movimiento feminista. Irene Montero ridiculiza a las feministas cuando se pregunta si ser mujer depende de la talla del sujetador porque es incapaz de decir, para no ofender al colectivo transgénero defensor de los "cuerpos equivocados", que el sexo biológico es una realidad inalterable.

Mónica Oltra indigna a las feministas cuando llama a la explotación reproductiva y a la compraventa de bebés "donación de capacidad reproductiva". Las feministas llevamos años denunciando el cinismo de quien llamándose feminista defiende prácticas que vulneran los derechos de las mujeres y que nos violentan de forma brutal.

Llevamos años diciendo que se vayan a su casa porque no trabajan más que por su interés personal.

Oltra afirmó que no dimitía porque tenía que "defender la democracia y enfrentar al fascismo". Junto a la fiesta de Compromís, otra falta de respeto. Pero al menos con esta nos reímos.

Porque quienes vivimos en la realidad sabemos que el fascismo que la izquierda institucional pretende detener no existe ni en sus cabezas. Sólo se acuerdan de la filfa para agarrarse a sus cargos o para campañas electorales que ya nadie traga.

Finalmente, Oltra se fue a su casa tras las críticas de las feministas y de otros sectores. Dispondrá ahora de todo el tiempo del mundo para luchar contra molinos de viento.

Parecía que la izquierda institucional no podía exasperarnos más. Pero la izquierda brillibrilli no conoce límite y, tras su dimisión, salió a defender en tromba a Mónica Oltra. Irene Montero, Vicky Rosell, Mónica García, Ángela Rodríguez Pam, Yolanda Díaz, Ione Belarra, Íñigo Errejón…

No quedó ninguno de los cargos públicos que se dicen feministas sin salir a dar su apoyo público y alabar la "inmensa labor" realizada por la investigada.

Véase, ni más ni menos, el tuit de la ministra de igualdad.

La responsable de desarrollar políticas contra la violencia sexual muestra su apoyo público a una presunta encubridora de abusos sexuales. Es infame. Un insulto a la niña menor que fue abusada y una afrenta a todas las mujeres y niñas víctimas.

Y mientras gran parte de la derecha mediática se dedicaba a preguntar "dónde están las feministas exigiendo la dimisión de Mónica Oltra" por el otro lado teníamos que soportar a una izquierda moralmente mísera que nos acusaba de fascistas y de "hacerle el juego a la ultraderecha" precisamente por exigir esa dimisión y criticar a Oltra.

Nos dicen que este proceso judicial es una cacería de la "ultraderecha" contra Oltra. Y yo les digo que no me importa en absoluto de donde provenga la denuncia cuando Oltra ya está siendo investigada por delitos gravísimos. El lawfare se practica desde todo espectro ideológico.

Pero si la izquierda hiciese su trabajo y pidiera que se investigaran casos tan graves como el que nos ocupa, no tendría que denunciar no sé qué señor o señores de no sé qué parte. Hagan su trabajo y menos llantos.

Y, en todo caso, no se nos olvide lo que de verdad importa. La niña abusada. Las cientos de niñas tuteladas que están siendo prostituidas y abusadas. Recordemos por ejemplo el escándalo de Mallorca, que no es ni mucho menos el único. Sobre esto hay que levantar ya el velo. Exigimos que se investigue y se diriman responsabilidades.

Ni un mensaje de apoyo o cariño desde es el Ministerio de Igualdad a la niña abusada. Ni una palabra. Pero luego se les llena la boca con el "hermana, yo sí te creo". A esto se reduce la política del Ministerio de Igualdad. A propaganda que no se creen ni ellas.

A Yolanda Díaz, a "Pam", a Montero y a los que se preguntaban dónde estábamos les respondo: apoyando a la niña. Porque las feministas honestas defendemos a cualquier víctima. No necesitamos que encaje en ningún relato ni jamás pretenderemos sacar rédito político del dolor de ninguna de ellas. Las feministas no te dejamos sola, Maite.

Paula Fraga es abogada especializada en Derecho penal y de familia.

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