Heroínas

Resulta un tópico recurrente decir que es la hora de las mujeres y los jóvenes. Pero no faltan motivos para pensar que, efectivamente, los héroes de nuestra época, tanto en la realidad como en nuestro imaginario, son heroínas que son, además, en su mayoría, jóvenes. Desde Malala hace unos años hasta Alexandria Ocasio-Cortez y Greta Thunberg en la actualidad, pasando por Carola Rackete y Megan Rapinoe; las grandes causas de nuestro tiempo —la igualdad entre mujeres y hombres, la lucha contra el cambio climático, contra el racismo y por la libertad sexual— son defendidas con autoridad, carisma y fuerza renovada por ellas. Constituyen un germen de esperanza en medio de la desoladora inercia social y política, incluso regresión, que observamos frente a retos en los que nos jugamos mucho como especie.

El 12 de julio de 2013, Malala, que cumplía 16 años ese día, conmovió al pleno de Naciones Unidas con un discurso sobre el poder de la educación frente al integrismo religioso. “El poder de la educación les asusta; el poder de las mujeres les asusta”, dijo, en referencia a los talibanes que, unos meses antes, le habían disparado en la cabeza, perforándole el cráneo, pero, milagrosamente, no el cerebro. Un lustro más tarde, en diciembre de 2018, Greta Thunberg, a punto de cumplir 16, se dirigía a los asistentes a la cumbre de Naciones Unidas sobre el clima en Katowice en un discurso más breve y duro sobre las consecuencias de la inacción política respecto del cambio climático. “Ustedes dicen que aman a sus hijos por encima de todo y, sin embargo, les están robando su futuro delante de sus propios ojos”. Aunque, auguraba Thunberg, “el cambio llegará, lo quieran ustedes o no”. Si bien la joven activista sueca no recibió la calurosa ovación que recibió Malala, el impacto de sus palabras no fue menor.

En Estados Unidos, el liderazgo de Alexandria Ocasio-Cortez surgió con fuerza en el seno del Partido Demócrata hace algo más de un año cuando ganó las primarias en el Estado de Nueva York y, posteriormente, el escaño al Congreso por ese mismo Estado en las legislativas de noviembre. Nacida en una familia humilde de origen puertorriqueño, la joven de 29 años se convertía en la congresista más joven de la historia, rompiendo estereotipos raciales, de género y clase. Impulsora del Green New Deal, comparte con Thunberg su profunda preocupación por el cambio climático. En un reciente intercambio entre ambas en TheGuardian, destacaban la virtud de su juventud: “Como jóvenes, no estamos tan acostumbrados al sistema y no decimos ‘siempre ha sido así, no podemos cambiar nada”, argumentaba la activista sueca. “Siempre he dicho que la juventud es una forma de pensar”, le respondía la congresista estadounidense.

En las últimas semanas, han sido noticia, de manera simultánea y por motivos distintos, Carola Rackete, la capitana alemana del navío de la ONG SeaWatch 3 que transportaba 40 migrantes en el Mediterráneo, y Megan Rapinoe, la cocapitana del equipo femenino de fútbol de Estados Unidos. La primera, de 31 años, por su decisión de desembarcar a los migrantes en el puerto italiano de Lampedusa por razones humanitarias a pesar de la negativa del Gobierno de ese país que procedió a su detención. La segunda, de 34, por su guerra de palabras con el presidente Trump por su negativa a pisar la Casa Blanca si ganaba la selección estadounidense el Mundial femenino.

Más allá de estos titulares, ambas mujeres cuentan con años de actividad profesional y activismo a sus espaldas. Rackete, licenciada en Ciencia Náutica y Transporte Marítimo, trabajó en misiones medioambientales en el Ártico antes de unirse a las labores de rescate humanitario en el Mediterráneo. Rapinoe lleva años luchando contra la discriminación del deporte femenino y por una remuneración igual a la del masculino. Pareja de la jugadora de baloncesto Sue Bird, es miembro activo de varias organizaciones LGTBI.

Mujeres preparadas, luchadoras, seguras de sí mismas. De actitud serena, pero determinada, son un ejemplo para todos y, especialmente, para las generaciones más jóvenes y, entre ellas, las niñas. No tienen miedo de enfrentarse al poder, en su forma más concreta o abstracta, porque saben que les asiste aquello que llamamos solemnemente la verdad y la justicia”. “Me siento segura de todo aquello que digo”, respondía Rapinoe al ser preguntada por el revuelo de sus palabras sobre Trump, y añadía: “Y me siento cómoda y con confianza para lidiar con [las consecuencias]”.

Olivia Muñoz-Rojas es doctora en Sociología por la London School of Economics e investigadora independiente.

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