Huelgas de hambre y sed en Cuba

Luis Manuel Otero Alcántara, activista opositor cubano, cumple cuatro días en huelga de hambre y sed en La Habana, este domingo.Katherine Bisquet","Movimiento S / EFE
Luis Manuel Otero Alcántara, activista opositor cubano, cumple cuatro días en huelga de hambre y sed en La Habana, este domingo.Katherine Bisquet","Movimiento S / EFE

“Yo tengo esperanzas, pero si pasa lo peor, voy a morirme feliz”, dice Luis Manuel Otero, artista y activista político cubano, a cuatro días de haber iniciado una huelga de hambre y sed por la liberación del rapero contestatario, Denis Solís. Junto a Otero, el músico Maykel Castillo también sostiene huelga de hambre y sed, mientras otras cinco personas se mantienen solo en huelga de hambre. Desde el pasado 16 de diciembre un total de 14 personas –entre las que se encuentran también periodistas, poetas, emprendedores y profesores– están acuarteladas en una casa del barrio habanero de San Isidro.

El motivo de la huelga comenzó el 7 de noviembre, cuando un policía irrumpió en la casa de Solís sin orden judicial. El rapero protestó, filmó el altercado y subió el video a las redes sociales, motivo por el cual fue detenido dos días después y condenado a ocho meses de prisión en un juicio sumario por desacato a las autoridades.

Denis Solís pertenece a una red de artistas llamada Movimiento de San Isidro (MSI), fundada a finales del 2018 a raíz de las protestas que generó un decreto que limitaba la libertad creativa en la isla y que hoy es una de las grandes incomodidades del Gobierno. Días después de la detención, miembros de este grupo y otros activistas, se plantaron ante una estación policial para exigir que el paradero de Denis fuese revelado. Fueron detenidos y encarcelados durante algunas horas. La acción se repitió durante dos días con igual resultado hasta que Otero, coordinador del MSI, pidió el recurso de habeas corpus para su compañero. El Tribunal Provincial de La Habana negó el recurso, sin embargo, les informó sobre el proceso judicial contra el rapero.

Como red de artistas, el MSI se expresa desde la plástica y la música, aunque la manifestación artística más recurrente entre sus miembros es el performance, que usan también como método de protesta cívica. El último de sus performances, “Susurro poético”, lo realizaron el 16 de noviembre. El evento consistió en una suerte de peregrinación por distintos puntos de la capital, donde leyeron poesía. Sin embargo, la represión a la que fueron sometidos por la Seguridad del Estado los obligó a continuarlo encerrados en la sede del movimiento, ubicada en un barrio marginal de la Habana Vieja, donde suelen realizar conciertos, exposiciones y otras actividades artísticas comunitarias.

“La huelga de hambre es un mecanismo de lucha relacionado con la impotencia que tenemos los que luchamos por los Derechos Humanos de forma pacífica. Se trata del cuerpo como objeto de protesta. Y nadie nos lo puede impedir porque es nuestro cuerpo, nuestra voluntad, lo único que tenemos”, dice casi sin fuerzas Oscar Casanella, bioquímico, exprofesor de la Universidad de La Habana y padre de un niño de tres años.

Como Casanella, los periodistas Iliana Hernández y Esteban Rodríguez, y el emprendedor Osmani Pardo, no consumen alimentos desde el 18 de noviembre. La poeta de 28 años, Katherine Bisquet, se les sumó luego de pasar tres días cuidando de sus compañeros. Hasta el momento, los medios oficiales cubanos no han mencionado sus nombres. La actitud del Gobierno consiste en reprimir e invisibilizar, a pesar de que no se hable de otra cosa en las redes sociales en la isla.

Según una declaración oficial del MSI, la huelga comenzó como respuesta al asedio de la Seguridad del Estado, que sitió la calle donde se encuentra la sede del movimiento e impidió que una vecina les llevara comida y aseo. Desde entonces, la presión contra los sitiados ha ido en aumento, al igual que las demandas de estos. El 19 de noviembre, al verter la policía política un líquido maloliente –presuntamente ácido- cerca de la cisterna que les abastece de agua, el MSI sumó el cierre de las tiendas en divisas como demanda para deponer la huelga.

“El régimen dictatorial toma medidas sin contar con el pueblo; medidas como que pongan los artículos de primera necesidad en mercados en dólares, cuando el salario de un maestro no pasa de 20 dólares, sin contar que en este país nadie cobra en esa moneda”, apunta Otero, “Esta huelga es por la libertad de un amigo y también por la de Cuba. Y lo vamos a lograr. Necesitamos, simplemente, sacrificio”.

La mayoría de los sitiados tienen un largo historial de detenciones domiciliarias, decomiso de medios de trabajo, prisión y campañas difamatorias. En los últimos días la presión sobre ellos ha aumentado. La madre de Hernández, por ejemplo, fue apresada cuando se disponía a despedirse de ella y luego amenazada con que no la volvería a ver. Rodríguez y Castillo vieron cómo la policía violentaba físicamente a sus esposas y a sus hijas –de 13 y cuatro años, respectivamente– mientras se acercaban a la casa. Finalmente, el 21 de noviembre, un desconocido destruyó la puerta del lugar a martillazos y lanzó botellas de cristal hacia el interior, hiriendo a Otero.

En respuesta, los huelguistas convocaron para el día siguiente a una protesta pacífica en los parques centrales de cada provincia, que terminó en un despliegue policial tremendo y la consecuente detención de quienes asistieron. No obstante, la convocatoria se mantiene hasta el 26 de noviembre, lo que augura un aumento de las tensiones políticas en la isla.

“Lo que le pasó a Denis le pasa a muchos en Cuba. Creo que es necesario hacerle ver al mundo que aquí vivimos en una dictadura”, dice Hernández. “Yo solo quiero un país donde se pueda vivir dignamente, donde las personas no sean perseguidas por pensar diferente. Ahora siento que hago algo grande por mi país y estoy orgullosa de eso. Ya no le temo a la muerte”.

Darío Alemán es periodista cubano, reportero en la revista El Estornudo.

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