Hugo Chávez: 'Sic semper tyrannis'

Después de 13 desoladores años que han transformado a Venezuela en un erial de violencia y miseria, el tirano Hugo Chávez ha ganado de nuevo unas elecciones ¿libres?. Claro que no, durante la pesadilla de sus interminables años de gobierno, este golpista se ha dedicado a erradicar cualquier espacio de libertad, haciendo además un abuso pornográfico de los recursos públicos en su beneficio. Apenas quedan medios de comunicación libres y los que restan, están sometidos a censura y persecución. De forma obscena se ha apropiado de los canales públicos y también de los privados que emiten incesantemente loas al amado líder. No contento con eso, se dedica a difundir el mensaje y a adoctrinar a su alienada audiencia con ese bodrio populista llamado Aló Presidente, donde semanalmente acosa e insulta a sus opositores y ¡legisla! en directo. Desde ese programa se ha procedido a clausurar medios de comunicación sin mediar la mínima causa y procedimiento.

Venezuela, un país que, no lo olvidemos, nada en petróleo, bajo su mandato ha pasado de ser un firme aspirante a actor del primer mundo y economía emergente, a convertirse en un país empobrecido, víctima de una política económica desquiciada, que se hunde en todos los índices de desarrollo y libertad.

Así, en estos 13 años, se han cometido 155.000 homicidios, Caracas es la segunda ciudad más violenta del mundo y Venezuela ocupa el último puesto del índice de libertad económica y casi de los últimos en la clasificación de transparencia política, por no mencionar que el ratio de impunidad se eleva al 91% de los delitos. Hugo Chávez ha destruido cualquier rastro de normalidad democrática y ha producido un entorno de desigualdad e inseguridad política, donde la palabra del comandante es la ley. Todos recordamos esas dantescas imágenes de Chávez rodeado de sus aduladores, expropiando en plena calle.

Y en este apacible entorno, es donde el dictador cree que se legitima cada seis años ante su cada vez más reducido grupo de amigos. Confunde este orondo gran hermano, democracia con elecciones. Un sistema democrático es mucho más que elecciones. Se trata de libertades individuales, igualdad jurídica, meritocracia, instituciones fuertes, reparto de poderes, control del poder político e independencia del poder judicial. Nada de esto existe en Venezuela, sólo un proceso electoral tras otro que tiene agotada a la valiente oposición. Esto es así, ya que mientras Chávez dispone a placer de ingentes recursos públicos para sus fines personales y políticos, sus opositores han de organizarse y costearse absolutamente todo, en medio de un clima de enorme hostilidad hacia ellos, orquestado por el comandante y sus secuaces.

La reciente campaña electoral, manchada con la sangre de tres miembros asesinados del partido de Capriles fue una grosera catarata de insultos de Chávez contra su rival, al cual, le ha llamado sistemáticamente «majunche» (mediocre). Capriles ha sido además objeto de continuas injurias por su condición de descendiente de judíos, lo que ha permitido al siniestro régimen chavista sacar a relucir todo su antisemitismo.

Para que la fiesta del socialismo fuese completa, Chávez amenazó con la resistencia armada si perdía y cerró la campaña violando su propia ley electoral, dando un mitin televisado. Y así, ha pasado lo que tenía que pasar: una amplia base social y electoral manipulada y adecuadamente subsidiada durante todos los mandatos de Chávez le ha vuelto a votar, ya que les garantiza la impunidad y la eterna limosna a cargo de los beneficios del petróleo. Y hablo de limosna, no de ayudas sociales. Se trata de que sigan siendo pobres y completamente dependientes del Gobierno, de tal forma que no puedan resistirse al adoctrinamiento que les previene contra todo lo que no sea su querido Hugo Chávez.

Finalmente y a pesar de la heroica campaña de Capriles y sus partidarios, el comandante se ha alzado con otra victoria, celebrada en la televisión pública con vítores al socialismo. Para que nada faltase en la victoria del sórdido bufón, Granma, el boletín del terror cubano, se refería en portada al triunfo de Chávez, ¡como fiesta de la democracia! Si todo no fuese tan dramático, sería para morirse de risa.

¿Y ahora qué? Por un lado, Chávez está gravemente enfermo, pero ni siquiera el azar biológico liberará a los sufridos venezolanos del socialismo, ya que la Constitución sólo prevé elecciones en caso de fallecimiento del presidente durante los tres primeros años. Si no fuese así, sería reemplazado por otro fanático, el vicepresidente Nicolás Maduro. Y si fallece antes, ley bolivariana al canto y a perpetuar el engaño. Por otro lado, queda una oposición decidida pero con riesgo de fractura. Si se rompe, se termina todo. Capriles ha demostrado capacidad y altura de miras. Su siguiente reto, coordinar a toda la oposición de cara a las elecciones regionales de diciembre. Pero mucho me temo que volverá a ganar el chavismo, lo cual dará a Chávez un control total para completar la transformación de Venezuela en un despropósito absoluto y podrá ser al fin como su héroe, que no es Castro, sino Mugabe.

Rubén Herrero de Castro es analista político y profesor de la Universidad Complutense de Madrid.

1 comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *