Humanos híbridos

La elección de un nuevo papa siempre desata un debate sobre la tensión entre tradición y modernidad en la Iglesia Católica. Quizás más interesante sea la modernización en curso del idioma en el que se conducen esos debates: latín.

Si bien las doctrinas católicas han evolucionado lentamente, el vocabulario latín se ha expandido sostenidamente en los últimos años, lo que refleja la aparición de neologismos (palabras, usos y expresiones nuevos) que ha acompañado el papel cada vez más prominente de la tecnología en las vidas cotidianas de la gente. La incorporación de términos como telephonium albo televisifico coniunctum (telepresencia por video) y usus agonisticus medicamenti stupecfactivi (drogas que mejoran el rendimiento) ayudó a generar un resurgimiento de la educación en latín en Occidente, a pesar de una creciente competencia del mandarín.

De la misma manera, la capacidad del idioma inglés de producir y absorber neologismos es una razón importante por la que perdurará como la lengua franca del mundo. El Diccionario de Inglés de Oxford, hoy actualizado trimestralmente, revisó más de 1.900 entradas en su edición de marzo de 2011, y agregó nuevos términos, como "subdominio", "data-vigilancia" y “geoetiquetar.”

Los seres humanos utilizan el lenguaje para encontrarle sentido no sólo a conceptos específicos, sino también a movimientos científicos, sociales e históricos más grandes. Dado que la tecnología cambia la cara -y el ritmo- de estos movimientos, definir términos que capturen su impacto de amplio alcance en la vida humana se está tornando cada vez más importante.

Por ejemplo, según el premio Nobel Robert Fogel, los avances médicos y alimenticios desde la Revolución Industrial han acelerado y dirigido el proceso evolutivo, convirtiendo a los humanos modernos en una especie fundamentalmente diferente del Homo sapiens. En 2011, el inventor de biotecnología Juan Enríquez acuñó el término Homo evolutis para denotar este cambio.

Ahora bien, ¿los rótulos ampliamente aceptados como "Era de la Información" y "sociedad basada en el conocimiento" describen de manera adecuada el movimiento global que está en marcha?

El desarrollo impulsado por la tecnología está haciendo que las eras históricas se vuelvan acumulativas, en lugar de lineales. En tanto el mundo ingresa en la Era de la Información, la mayoría de los países siguen experimentando la Era Agrícola y la Era Industrial. Para describir los patrones socio-tecnológicos resultantes -inclusive la fusión de disciplinas científicas y la fusión de la vida humana con el progreso en estos campos-, la era actual debería llamarse la "Era Híbrida".

Lo más revelador es que se trata de una era en la que prolifera la terminología nueva. Por ejemplo, ahora tenemos "biología sintética" para describir un híbrido de la biología y la ingeniería química en el cual los científicos crean sistemas biológicos que no se encuentran en la naturaleza. Hoy se pueden insertar células fabricadas por el hombre en seres humanos. En 2010, el biólogo Craig Venter creó la primera célula absolutamente sintética capaz de autorreproducirse.

En otra disciplina híbrida, la "informática molecular, se programan encimas orgánicas o artificiales para realizar cálculos complejos más rápido que los chips de silicio. El campo podría ofrecer una oportunidad, junto con los chips de silicio 3D, de mantener -o incluso acelerar- el ritmo de la Ley de Moore, que establece que la cantidad de transistores en los circuitos integrados utilizados por las computadoras se duplica cada dos años.

La hibridización biológica de los seres humanos con la tecnología también requiere de un vocabulario nuevo. En el Laboratorio de Medios del MIT, Hugh Herr, doblemente amputado, ha sido el pionero de la "biomecatrónica", que combina biología, ingeniería mecánica y electrónica para inventar prótesis eficientes y bastante similares a la realidad. Algunos creen que el trabajo de Herr pregona una era de superhumanos biónicos.

Pasando de los músculos a la mente, las tecnologías de interfaces de cerebro-computadora avanzaron significativamente en los últimos años, haciendo que aumente la cantidad de "neuro-prótesis", que ya les permiten a los parapléjicos accionar el mouse de una computadora con sus pensamientos y a los monos operar un brazo robótico gigante. Los científicos hoy trabajan para señalar la neuroquímica del pensamiento y las emociones con tal precisión que se puedan desarrollar nuevas tecnologías que les permitan a los seres humanos comunicarlas en silencio.

En un momento en el que los científicos trabajan infatigablemente para refinar este tipo de tecnologías, el público debe informarse más sobre sus implicancias socioeconómicas. Ninguno de los paradigmas existentes para determinar el potencial individual -el cociente intelectual y el cociente emocional- pueden evaluar la capacidad de una persona para competir contra la creciente fuerza laboral robótica.

Los robots industriales hoy están desplazando a trabajadores de Foxconn que fabrican iPhones en China; el robot Da Vinci de Intuitive Surgical reduce la necesidad de asistentes quirúrgicos en los quirófanos; y el robot Engkey que enseña inglés en Corea del Sur gradualmente puede ocupar los 30.000 puestos docentes que los occidentales ocupan allí en la actualidad. Algoritmos cada vez más sofisticados están reemplazando a los operadores de monedas, a los paralegales y hasta a los periodistas.

Competir con la fuerza laboral robótica cada vez más competente exigirá que la gente mejore su "cociente tecnológico". Las sociedades y los gobiernos deben impulsar este cambio fomentando el papel de la tecnología tanto en la forma como en el contenido de los planes de estudio. Una mejor capacidad tecnológica no sólo ayudaría a los ciudadanos a competir por empleos; también les permitiría a los países desarrollarse en el nuevo contexto global de mayor hibridización.

El ascenso y la caída de los imperios durante mucho tiempo han sido considerados una cuestión geopolítica, basada en factores como los activos militares, las asignaciones de recursos y el tamaño de la población. De la misma manera, los cálculos geoeconómicos de PBI relativo, términos de comercio y reservas de moneda extranjera tienen un peso significativo a la hora de determinar el equilibrio de poder. Pero ninguna de estas métricas responde por factores como la investigación y el desarrollo, la innovación tecnológica y la comercialización, que hoy son más indicativos del éxito futuro que los arsenales nucleares o el tamaño económico. De hecho, la Era Híbrida se está perfilando para convertirse en una era de "geotecnología".

Las apuestas de la competencia geotecnológica son más altas que nunca. La guerra cibernética está demostrando ser tan amenazadora para la estabilidad política y económica como el conflicto militar convencional. Al mismo tiempo, tecnologías como los sistemas de filtración de agua, semillas resistentes a las sequías, energía renovable e Internet tienen el potencial para satisfacer mejor las necesidades básicas de un planeta superpoblado que cualquier imperio.

Muchos períodos históricos fueron bautizados por los hegemones imperiales: Pax Romana, Pax Britannica, Pax Americana. Algunos creen que, con el ascenso de China, Pax Sinica es el próximo. Tal vez lo que venga a continuación sea un quiebre fundamental con el pasado, una era verdaderamente moderna de Pax Technologica.

Parag Khanna, Senior Fellow at the New America Foundation and Director of the Hybrid Reality Institute, is the author of The Second World, How to Run the World, and Hybrid Reality.

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