Ideas para crecer

Más de una decena de centros de pensamiento empresariales de diferentes países y continentes nos hemos reunido recientemente en Lisboa para reflexionar sobre una cuestión que consideramos capital: el futuro del crecimiento y su sostenibilidad; de dónde provendrá ese crecimiento y cuáles serán sus limitaciones. El Círculo de Empresarios, proyecto colectivo de responsabilidad social empresarial, está tan preocupado por esta cuestión, que hemos adoptado el lema «Ideas para crecer». Sólo con crecimiento económico seremos capaces de resolver los grandes problemas que afectan a nuestra sociedad. Necesitamos crecer para crear empleo, reducir deuda y déficit público, y financiar un Estado del bienestar que, por razones demográficas, será cada vez más costoso. La mejor manera de luchar contra la desigualdad es crecer siendo respetuosos con el medio ambiente.

En los últimos sesenta años, el mercado global creció a una media anual en torno al 3,5%, con recesión sólo en 2009. Podemos estimar que durante las próximas décadas la humanidad seguirá creciendo a una tasa de entre el 2% y el 4% anual. No hay límites al crecimiento. Maslow demuestra que cuando las necesidades humanas básicas están satisfechas surgen nuevas necesidades y deseos. Además, la población mundial continuará creciendo, estimándose en 9.000 millones en 2050 y 11.000 al final del presente siglo. Algunos pesimistas creen imposible suministrar suficientes bienes a esta población creciente. Primero fue Malthus, y más recientemente el informe de 1972 del Club de Roma titulado «Los límites del crecimiento». A pesar de que esas catastróficas predicciones no se han cumplido, sigue habiendo personas prominentes que sostienen que los recursos de la Tierra son limitados y que es físicamente imposible mantener este ritmo de crecimiento. Estos pesimistas no tienen en cuenta que las nuevas tecnologías están ampliando constantemente los límites del crecimiento.

Con la energía, por ejemplo, que es una de nuestras principales preocupaciones desde un punto de vista cuantitativo y medioambiental, el problema no es su escasez, sino que no contamos con la tecnología apropiada para aprovechar eficientemente las fuentes de que disponemos. No nos falta energía, nos falta tecnología. Esto podría resolverse a medio y largo plazo invirtiendo más en I+D en lugar de malgastar dinero en subsidios que, además, distorsionan el mercado. La pobreza y las desigualdades se encuentran entre nuestras principales preocupaciones. Son problemas que, aparte de consideraciones éticas, causan crecientes tensiones sociales en todo el mundo. Estas no se están produciendo sólo entre países –propiciando problemas migratorios que hay que afrontar–, sino también dentro de los propios países desarrollados.

Thomas Piketty sostiene que la desigualdad en nuestros países ha aumentado durante los últimos años. Pero el gran problema no es la desigualdad en sí misma, sino la existencia de la desigualdad de oportunidades. El sistema debería estimular la actividad empresarial, que aunque produzca desigualdades genera empleo y elimina pobreza mediante la asunción de riesgos, el trabajo, la innovación y el esfuerzo. La clave está en que un sistema permita la igualdad de oportunidades para todos, especialmente en la educación, que es el gran ecualizador social. Mientras ello se logra y los efectos de la recuperación llegan a toda la población, tenemos que buscar soluciones urgentes que palien las situaciones de vulnerabilidad ya existentes. La más eficaz será acelerar todo lo posible el proceso de creación de empleo, y para ello necesitamos crecer. En un mercado globalizado se consigue crecer siendo más competitivo, más innovador y más productivo. Esos objetivos se alcanzarán mediante un excelente sistema educativo y un entorno favorable a la creación y desarrollo empresarial, promoviendo el espíritu emprendedor y generando tecnología e innovación en todo el sistema económico.

En destacados informes internacionales, España se sitúa en torno al puesto 35 en las clasificaciones de las naciones más competitivas del mundo. España, economía número 14 a nivel global, debería estar entre las veinte primeras en los próximos diez años, y serán las reformas estructurales las que nos permitan alcanzar ese objetivo. Para crecer, un país necesita crear nuevas empresas y estimular el crecimiento de las existentes. Las empresas españolas tienen, en general, reducido tamaño. Con el tamaño medio de las de Alemania, mejoraría nuestra productividad en un 13 % y se crearían 400.000 puestos de trabajo. Con insuficiente tamaño, es mucho más difícil atraer y retener talento, obtener financiación adecuada, desarrollar una estrategia internacional o innovar. En el Círculo tenemos dos programas: «La Empresa Mediana española» y «Cre100do.es», con los que pretendemos ayudar a las empresas a crecer mejorando estrategias y procedimientos. Además, proponemos al Gobierno eliminar barreras laborales, fiscales y administrativas que no les animan a incrementar su tamaño.

Seamos optimistas. Tenemos energía para crecer, y el combustible más importante es la energía emprendedora. A un auténtico emprendedor le gusta crecer y nunca estará satisfecho con su tamaño. Nuestras sociedades necesitan más y mejores emprendedores empresarios con un comportamiento responsable hacia la sociedad y hacia el ecosistema.

Javier Vega de Seoane, presidente del Círculo de Empresarios.

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