Igualdad de género para las científicas de África

Una chica en Etiopía podría crecer hasta desarrollar un nuevo método de mejora de los rendimientos de las cosechas, si solo tuviera el mentor correcto. Una joven de Malawi tiene ideas de nuevos tratamientos para el cáncer, pero nunca los aplicará si se la margina de la escuela. Y una chica en Ruanda cuenta con las habilidades para crear un modelo matemático para paliar las sequías: todo lo que necesita es una beca que pague sus estudios universitarios.

Existe un desequilibrio de género global en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, las llamadas disciplinas STEM. Pero en África este desequilibrio no solo está amenazando futuros individuales, sino que además está privando al continente de talentos y contribuciones necesarios para impulsar su desarrollo y progreso. Un informe de 2011 del Banco Africano para el Desarrollo determinó que “en último término, la integración de mujeres al ámbito de las ciencias y la tecnología es beneficioso para la sociedad como un todo”.

La igualdad de género en STEM es posible y muchos académicos africanos se lo están mostrando al mundo. Pero necesitan ayuda, y entre las mejores maneras de lograr paridad en las ciencias están los programas que ofrecen becas y apoyo.

Las causas del desequilibrio de género de STEM en África a menudo se comparan con una tubería con fugas: las chicas comienzan con interés y aptitud, pero abandonan ramos en distintos puntos de su educación. Los primeros datos de una iniciativa de la Fundación Mastercard que apunta a revertir estas tendencias demuestran que un enfoque integral para tapar las fugas puede marcar la diferencia.

El éxito comienza por reconocer la importancia de la igualdad de género en STEM. “La ciencia nos necesita”, señala Armanda Kouassi, ingeniera industrial y ex académica de la Fundación Mastercard. “Con diferentes ideas y perspectivas vienen mejores soluciones y una forma de pensar que haga avanzar innovaciones científicas y beneficie a toda África”,

Kouassi tiene razón. África no puede permitirse malgastar sus jóvenes talentos femeninos. El África subsahariana enfrenta una escasez de cerca de 2,5 millones de ingenieros, tecnólogos, matemáticos y científicos. Esta carencia de experiencia amenaza varios Objetivos de Desarrollo Sostenible, como la seguridad alimentaria, la atención de salud, aguas limpias e higienización, e infraestructura.

Para eliminar las barreras de género al acceso a STEM es necesario que los gobiernos africanos hagan que la igualdad en las ciencias sea una prioridad. En ningún país se está logrando tanto en este respecto como en Ruanda, donde nuestra experiencia colectiva ha ayudado a más de 1250 chicas y jóvenes a destacar en las disciplinas STEM.

El Instituto Africano de Ciencias Matemáticas (AIMS) en Kigali, capital de Ruanda, es uno de estos agentes de cambio. Esta institución cree que el próximo Einstein podría ser una mujer africana, lo que refleja la completa estrategia de su enfoque educacional de tapar las fugas en la “tubería de desarrollo” de STEM.

El novedoso enfoque del AIMS incluye ayudar a los gobiernos a capacitar profesores, asegurarse de que las estudiantes no se vean muy superadas en número en sus aulas, apoyar a las estudiantes que son madres, y colaborar con los líderes de la industria para ayudar a las egresadas a tener éxito en sus carreras. Para atraer a más estudiantes mujeres, un 30% de las becas están reservadas para ellas, y la escuela aspira a alcanzar un 50% en un futuro cercano.

De manera similar, la Universidad Carnegie Mellon de África (CMU-África), también en Kigali, impulsa el cambio mediante la asignación de un 30% de sus becas a mujeres jóvenes. Son compromisos que tendrán un efecto positivo en toda la institución, ya que CMU-África busca aumentar radicalmente la inscripción de científicas mujeres.

Finalmente, el Foro de Pedagogas Africanas (FAWE, por sus siglas en inglés) en Ruanda ha financiado la educación de 1200 chicas inscritas en las escuelas secundarias con mejores rendimientos en temas STEM. De estas estudiantes, se espera que un 70% estudien ciencias a nivel universitario.

A pesar de estas noticias positivas, por si solos los cupos no lograrán la paridad. También son necesarias oportunidades fuera del aula para obtener logros duraderos. En FAWE Ruanda, un programa llamado Tuseme (palabra swahili que significa “hablemos”) ofrece a las chicas capacitación en liderazgo a través de actividades teatrales, canciones y artes creativas para enseñar habilidades de presentación, canciones y artes creativas. FAWE Ruanda también colabora con profesores para desarrollar métodos pedagógicos con perspectiva de género.

De manera similar, en CMU-África se ha invitado a académicos a participar en el Simposio Encuentro de las Mentes, reunión global que se realiza anualmente para que los universitarios muestren su trabajo a un público más amplio de académicos, estudiantes, funcionarios de gobierno y representantes de la industria. Y el Foro Próximo Einstein, un selecto programa del AIMS que reconoce a los mejores científicos y tecnólogos jóvenes africanos (de los cuales un 40% son mujeres) da a los innovadores emergentes una oportunidad de liderar su propia investigación, al tiempo que inspira a la próxima generación de científicos.

No se pueden borrar de la noche a la mañana las desigualdades que enfrentan las chicas y mujeres jóvenes en la educación africana. Como recuerda Rebecca, académica de la Fundación Mastercard de Uganda, “cuando estaba en el colegio los chicos nos llamaban mitad hombres, porque si eres una chica que prefiere estudiar ciencias, tienes una mitad masculina”. Pero, añade, “era interesante ser una estudiante de ciencias”.

África necesita más mujeres que compartan el entusiasmo de Rebecca por las disciplinas de STEM. Para asegurar que la ciencia siga siendo atractiva para las niñas, las escuelas, los gobiernos y las industrias deben cooperar para educar profesores y mentores, así como asignar fondos para cerrar la brecha de género.

Como observara hace poco Miranda, otra académica de la Fundación Mastercard, “a medida que intentamos encontrar nuevas innovaciones e invenciones para impulsar la economía, creo que las matemáticas y las ciencias están a la vanguardia de ese progreso”. Como profesionales que trabajan para mejorar la educación en África, no podríamos estar más de acuerdo.

Aminata Garba is an assistant teaching professor in electrical and computer engineering at Carnegie Mellon University, Africa.
Dorothy Nyambi is Executive Vice President of the African Institute of Mathematical Sciences.
Hendrina Doroba is Executive Director of the Forum for African Women Educationalists (FAWE).
Ivy Mwai is a senior program manager at the Mastercard Foundation.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen.

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