Impulsar la sostenibilidad

Iberoamérica y lo iberoamericano no sólo no se encuentran en decadencia, sino que lanzan permanentes señales de estar muy vivos. Lo están como una amplia red transatlántica de vínculos políticos, económicos, empresariales, sociales y culturales y, en su forma institucional, por medio de las cumbres iberoamericanas. Un nuevo capítulo se va a escribir en la próxima cita de los días 15 y 16 de noviembre de 2018 en La Antigua (Guatemala), bajo el lema Una Iberoamérica próspera, inclusiva y sostenible.

Sin obviar los obstáculos que persisten para su consolidación, la comunidad iberoamericana continúa viva 27 años después de su nacimiento y ha superado numerosas dificultades. En primer lugar, la excesiva euforia de los años iniciales (1991-96). Y, más tarde, fue capaz de reinventarse creando la Secretaría General Iberoamericana (Segib), con Enrique V. Iglesias a la cabeza, quien fortaleció institucionalmente el proyecto. Y, en esta década, ha superado nuevos retos. Rebeca Grynspan ha conseguido reimpulsar el proyecto tras suceder a Iglesias en la Segib y, en la actual coyuntura, y por segunda vez en su historia, la comunidad iberoamericana se está reconvirtiendo apoyada en tres pilares: descentralización, latinoamericanización y bianualización de las cumbres.

Estas citas de Jefes de Estado y de Gobierno están lejos ya de ser reuniones de líderes desconectados de la realidad política, social y económica, y la próxima cumbre de La Antigua es un buen ejemplo. Su eje central estará apegado a uno de los grandes retos estructurales de la región: no quedar al margen de los cambios de la economía mundial. Es decir, no quedar al margen de la IV Revolución Industrial e incapaz de recuperar una expansión económica sostenida. Para ello, Iberoamérica requiere cambiar su matriz de crecimiento (hacerlo más inclusivo y sostenible) y desarrollo (más diversificado, productivo y competitivo), basado en una educación de calidad, adecuadas infraestructuras y en la inmersión decidida en las nuevas tecnologías y en la innovación.

Dar respuesta a estos desafíos va a ser la columna vertebral de la XXVI Cumbre Iberoamericana. La reunión de La Antigua busca diseñar una estrategia para que la comunidad avance sólida y sostenidamente: un crecimiento que no atente contra el entorno natural, la estabilidad y bienestar social, la seguridad jurídica y financiera. Único camino para alcanzar una expansión que cumpla con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad general de las sociedades.

Iberoamérica ha avanzado mucho en muchas de estas metas (por ejemplo, en reducción de la pobreza y la desigualdad), pero el trecho a recorrer para alcanzar una prosperidad sostenible sigue siendo amplio. En el terreno económico, la apuesta pasa por la economía verde, las energías renovables y las ciudades sostenibles, así como por potenciar nuevos sectores (servicios de calidad, turismo, economía digital, industrias creativas...).

El crecimiento sostenible tiene un carácter integral que va más allá de lo económico: formar sociedades más equitativas, sin discriminación a población indígena, mujeres y jóvenes, y donde prime el empleo de calidad. La prosperidad será sostenible sólo si se combate con éxito pobreza y la desigualdad, y se incorpora a la mayoría de la ciudadanía al mercado, al consumo y al bienestar. Las empresas cumplen un papel clave en la tarea de alcanzar ese desarrollo, pues su responsabilidad social abarca mucho más allá del incremento del valor empresarial. Hoy el único modo de estar en condiciones de crecer de forma sostenible consiste en conectar a las empresas con la sociedad, atendiendo de modo equilibrado a todos los grupos de interés. Las empresas no pueden actuar exclusivamente como lobby en defensa de sus intereses, sino que deben asumir el rol de impulsores del compromiso empresarial con la mejora de la sociedad. En palabras de Paola Luksic: "No basta con ser la mejor empresa del mundo, hay que ser la mejor empresa para el mundo".

Para estar en condiciones de cumplir con las expectativas del entorno en el que actúan, las empresas deben conocer, comprender y ajustarse a las grandes megatendencias del mundo de la IV Revolución Industrial, ya que una compañía no puede ser exitosa si no lo es también la comunidad en la que está radicada. El sector privado, que ha aportado un importante respaldo a la consolidación de la comunidad iberoamericana, viene contribuyendo al avance en lo referente al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, integrando estos aspectos en su propia estrategia de negocios. Ahora, la siguiente etapa pasa diseñar estrategias para responder con celeridad a esas grandes megatendencias mundiales. Estar preparados para encauzar y saber responder al cambio demográfico; al desplazamiento del centro de poder económico mundial; al reto de las megaurbes y smart cities versus entorno rural; al cambio climático y la escasez de recursos; al acelerado avance tecnológico...

El sector privado tiene una amplia tarea por delante, como bien sabemos en el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI). Las compañías, notablemente las punteras, han de constituirse en el motor que impulse las políticas público-privadas de refuerzo a la transformación económica, generación de espacios y alianzas de negocio y fomento de la seguridad jurídica (aspecto vital para atraer inversión duradera). Les cabe, asimismo, un papel importante a la hora de participar en iniciativas conjuntas de impulso a la innovación, el emprendimiento y el cambio productivo. Por su parte, las pymes de la región (que representan el 90% de las unidades productivas y generan el 60% del empleo) afrontan el reto de sobrevivir y crecer de mano de la innovación y la sostenibilidad. En el espacio empresarial iberoamericano, las pymes son cruciales: emplean a un alto porcentaje de trabajadores de los sectores más vulnerables, como mujeres, jóvenes y personas desarraigadas. Y en muchas zonas rurales los negocios familiares se han convertido en la única fuente de empleo y generación de ingresos.

Núria Vilanova es presidenta del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI).

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