Incluso con nuevos brotes, no arriesguemos las prácticas clínicas

La emergencia sanitaria en la pandemia provocada por la covid19 justificó la prioridad asistencial en detrimento de las funciones docente e investigadora, también propias del sistema sanitario. Se suspendieron las actividades universitarias presenciales, incluidas las prácticas clínicas. Pero esa situación debe procurar evitarse; si se repitiera, el déficit formativo podría ser irrecuperable.

¿Pueden reincorporarse los estudiantes de Medicina a los centros sanitarios? La formación en el Grado en Medicina debe cumplir con la directiva europea para las profesiones reguladas y garantizar la adquisición de las competencias médicas. Incluye un elevado número de créditos de prácticas clínicas; sobre todo, un extenso rotatorio (organizado en sexto curso en la mayoría de los centros), fundamental para la incorporación a la formación especializada a través del examen MIR. Se concretan cada curso, atendiendo a los convenios y planes de colaboración entre las instituciones sanitarias y universitarias; nuestro agradecimiento a los responsables y miles de colegas que lo hacen posible.

Organizamos el próximo curso académico. Se nos recomiendan instrumentos docentes que comporten una baja “presencialidad”. Impulsamos la innovación docente, la eficacia de plataformas virtuales y de simulación —como elementos complementarios a la formación médica—. Pero incluso en una situación de nuevos brotes, no hemos de renunciar a la presencia segura de los estudiantes en los centros sanitarios, adoptando las medidas preventivas y de formación necesarias, realizando las funciones que se les pudiera asignar. Es necesario plantear el uso más eficiente posible de los recursos sanitarios (hospitales, centros de atención primaria, consultas de tarde, guardias, urgencias, emergencias, atención sociosanitaria, etcétera).

No debemos poner en riesgo el principal instrumento de formación: las prácticas clínicas que posibilitan el contacto diario con profesionales sanitarios y una relación “médico-estudiante-paciente” que debe estar impregnada por los valores del humanismo que hemos admirado en los “héroes sanitarios”.

Los profesores —la mayoría, especialistas en primera línea de lucha contra la pandemia— han sido también “héroes” en sus obligaciones docentes. Los estudiantes de Medicina se ofrecieron muy mayoritariamente para incorporarse en la lucha contra esta pandemia en su fase aguda (de hecho, lo hicieron en varias atonomías), mostrando altruismo y sentido de la profesión envidiables. La medicina del futuro está en buenas manos…

La base científica que reciben les facilita la comprensión de los procesos que afectan a la salud de las personas y los prepara para aprender en las unidades docentes y dispositivos asistenciales sanitarios. Al lado de los profesionales, asumiendo los mismos riesgos, y dotados de las mismas medidas de seguridad, sedimentan los conceptos teóricos, analizan con espíritu crítico las constantes novedades científicas, y aprenden a tomar decisiones a través de un sistema de enseñanza que combina la práctica reflexiva con el aprendizaje mimético resultado de la acción ejemplarizante de nuestros médicos.

Sabemos que no es fácil… Las facultades de Medicina, asumiendo sus responsabilidades, se ponen a disposición de las autoridades universitarias y sanitarias —agradeciendo el enorme trabajo que están realizando—, para preparar conjuntamente la actuaciones necesarias que permitan la mayor presencialidad posible de los estudiantes de Medicina en los centros sanitarios en el próximo curso académico.

Pablo Lara es presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Medicina.

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