India debe aceptar ayuda para el desastre de Kerala

India debe aceptar ayuda para el desastre de Kerala

El estado sureño indio de Kerala ha sufrido las peores inundaciones en casi un siglo. Ahora que las aguas retroceden, ha surgido un peculiar debate respecto de si la India debería aceptar ayuda extranjera para la reconstrucción.

En el peor momento de las inundaciones, el gobierno indio asignó dinero al Fondo Nacional de Respuesta a Desastres para las acciones de mitigación inmediatas. Pero el aporte más importante lo hizo la gente, que envió un aluvión de donaciones al fondo de respuesta a desastres del gobierno de Kerala, por un valor equivalente a más del doble de los fondos provistos hasta el momento por las autoridades nacionales.

De hecho, el aporte total del gobierno –90 millones de dólares (con promesas de un monto adicional indeterminado)– es menos de la mitad de lo que pedía el gobierno del estado para las acciones inmediatas. Ni siquiera alcanza para empezar a cubrir los costos de reconstrucción a largo plazo (por una cifra estimada 50 veces mayor).

Las inundaciones, que desplazaron a un millón de personas, dejaron a Kerala con 39 puentes derrumbados, unos 10 000 kilómetros de rutas arruinadas, importantes pérdidas agrícolas y más de 50 000 casas dañadas o destruidas. Reconstruir toda esa infraestructura, cuya construcción demandó décadas, será una tarea hercúlea.

Pese a todo esto, el gobierno de la India, liderado por el primer ministro Narendra Modi y su Partido Popular Indio (Bharatiya Janata Party, BJP), se negó a aceptar ayuda extranjera. Esta postura se hizo evidente mientras la crisis se desarrollaba, cuando el gobierno de Emiratos Árabes Unidos –donde viven unos dos millones de keralíes– ofreció cien millones de dólares en asistencia.

Modi agradeció en Twitter al líder de EAU, jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum. Luego el gobierno de Modi –a través de voceros del BJP, en vez de funcionarios del gobierno– hizo saber a los medios que no aceptaría la ayuda.

El 21 de agosto, el embajador de Tailandia ante la India tuiteó: “Informalmente informado con pesar de que el gobierno de la India no acepta donaciones extranjeras para paliar las inundaciones en Kerala”. Y es probable que también se rechacen aportes de Qatar y Maldivas, por 5 millones de dólares y 50 000 dólares, respectivamente. Las delegaciones de la India en el extranjero han recibido instrucciones de no aceptar ofertas de ayuda.

Los líderes del BJP insistieron en que esta postura se basa en la decisión que tomó en 2004 el gobierno de la Alianza Progresista Unida, con el entonces primer ministro Manmohan Singh, de no aceptar ayuda extranjera tras el tsunami en el Océano Índico. Pero este hizo mucho menos daño que las inundaciones en Kerala, y en aquel momento los recursos nacionales bastaban para cubrir la totalidad del costo estimado de reconstrucción.

Además, cualquier precedente sentado por aquella decisión de 2004 fue superado por el Plan Nacional de Manejo de Desastres, aprobado por el gobierno de Modi en 2016, cuyo párrafo 9.2 estipula que el gobierno no pedirá ayuda extranjera tras un desastre, pero puede aceptar una oferta que otro gobierno nacional haga voluntariamente “como gesto de buena voluntad en solidaridad con las víctimas del desastre”. Esto implica que era totalmente permisible que el gobierno aceptara la ayuda de EAU.

¿Por qué entonces rechazó el BJP la oferta? Tras anunciar la decisión, los voceros del partido se apresuraron a invocar el orgullo nacional: la India, que ahora es donante neto de ayuda a países pobres, puede arreglárselas sola.

Si el gobierno de Modi cree que tiene fondos adecuados para satisfacer las necesidades de Kerala, le debe al pueblo del estado una explicación de por qué se asignó un monto tan pequeño. Pero no hay motivos para esperar algo así de un gobierno con restricción de fondos. Cuando el pasado diciembre el ciclón Ockhi se abatió sobre las áreas costeras de Kerala, el gobierno central sólo proveyó el 2% de la ayuda que pidió el gobierno del estado.

El rechazo de ayuda extranjera no es ni siquiera una política fundamental del BJP. Tras el terremoto de 2001 en Bhuj –estado de Gujarat, del que Modi fue jefe de ministros– el gobierno central liderado por el BJP aceptó ayuda internacional. El total recaudado por organismos de Naciones Unidas –por ejemplo el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la Organización Mundial de la Salud, UNICEF, la Organización Internacional del Trabajo y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios– superó los 42 millones de dólares. Luego, se celebró una conferencia internacional en la que se comprometieron otros 1700 millones de dólares, y Bhuj fue reconstruida.

Que un miembro pleno de la ONU considere “extranjera” la ayuda de organismos internacionales ya es discutible. Pero incluso la ayuda directa de otros países es un aspecto totalmente normal de las relaciones internacionales, sobre todo cuando se producen grandes desastres y se impone el espíritu de solidaridad.

La India ha provisto voluntariamente ayuda a sus vecinos en casos similares, por ejemplo después de terremotos en Nepal, Pakistán e Irán, y de inundaciones en Bangladesh y Myanmar. Hasta Estados Unidos aceptó ayuda extranjera después de que el huracán Katrina se abatió sobre Nueva Orleans y la Costa del Golfo en agosto de 2005; en aquel momento, la India proveyó 5 millones de dólares. ¿Por qué no pueden otros países también ofrecer ayuda para aliviar los padecimientos de los indios?

La India es un país orgulloso, que prefiere depender solamente de sus propios recursos. Pero cuando estos no alcanzan ni remotamente para satisfacer las necesidades de nuestro pueblo –que sufre las consecuencias de un desastre devastador– rechazar la ayuda de quienes pueden y quieren proveerla es a la vez una irresponsabilidad y una grosería. Ninguna política de orgullo nacional puede justificar la insensibilidad ante el padecimiento de nuestros propios ciudadanos.

Nadie habla de salir al mundo a pedir limosna. Pero cuando un vecino amistoso llama a la puerta y ofrece la taza de azúcar que uno necesita para completar la receta, uno no se la rechaza. No es ninguna vergüenza aceptar ayuda de amigos a los que nosotros ayudaríamos si los papeles estuvieran cambiados. Por el bien del pueblo de Kerala, el gobierno del BJP debe reconocerlo y revisar su política en relación con la ayuda para el alivio de desastres.

Shashi Tharoor, a former UN under-secretary-general and former Indian Minister of State for Human Resource Development and Minister of State for External Affairs, is currently an MP for the Indian National Congress and Chairman of the Parliamentary Standing Committee on External Affairs. He is the author of Pax Indica: India and the World of the 21st Century. Traducción: Esteban Flamini.

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