Inmigración y votos

De cómo Luis María Ansón ve en riesgo el equilibrio político a causa de la inmigración y Cayetana Álvarez de Toledo confía en ganar su voto.

EVOCACION DE TIEMPOS PASADOS

Querida Cayetana...

Así es que me fui a visitar a Marcelino Camacho, el símbolo, junto a Don Juan, de la resistencia contra Franco. El veterano sindicalista, carné número uno de Comisiones Obreras, militante ininterrumpidamente del Partido Comunista desde 1935, nos recibió a la persona que me acompañaba y a mí, sonriente y lúcido. Josefina nos ofreció café y magdalenas por ella cocinadas, magníficas, por cierto. Hablamos de Alberti, de Neruda, de Federico, de la Transición, de la lucha de clases, de la globalización, de la incierta situación actual. Marcelino Camacho es un ejemplo de coherencia, de lealtad, de firmeza en sus ideas. Como siempre, me encantó estar con él, en su ambiente, entre sus libros, entre sus diplomas y reconocimientos, en su piso modesto y acogedor de Carabanchel, junto a su compañera, la inteligente y simpática Josefina. La conversación transcurrió en torno a la mesa, tras contemplar con nostalgia algunas fotografías, la litografía de Picasso, el dibujo de Siqueiros, en cuyo regimiento, por cierto, combatió Marcelino durante la guerra incivil. ¡Cuánta verdad, cuánta autenticidad, hay en esta figura extraordinaria, frente a tanta falacia como nos azota a izquierda y a derecha!

Ese gran periodista que es Miguel Angel Aguilar suele recordar que la lucha contra Franco unió a gentes de la más varia ideología. Yo me sentí al lado de Camacho durante la dictadura. Un día, ya en democracia, vino a verme a mi despacho del ABC verdadero porque quería dejar el diario gubernamental El País y escribir en el periódico que yo dirigía. Fueron años de colaboración fecunda a la que pronto se incorporó Rafael Alberti. El poeta, por cierto, leyó el discurso fúnebre por 'Pasionaria' en su entierro el mismo día que pronunció otro discurso en la Casa de ABC: el del Premio Mariano de Cavia.

Estamos ya en vísperas electorales, en tiempo de despropósitos y desmesuras. No te puedes imaginar, querida Cayetana, lo que reconforta la conversación tranquila y constructiva con un hombre como Marcelino Camacho, que en no pocas cuestiones sustanciales tiene posiciones distintas a las mías, pero que es moderado y prudente, documentado y razonador. Y, sobre todo, honrado.

Querido Luis María...

En tu busca del tiempo perdido, no te ha faltado ni la magdalena. No es un reproche; es la constatación de lo que nos separa. Mis recuerdos nacen en la Plaza Mayor de Medinaceli, bajo la sombra oblicua de la colegiata: los gatos y los viejos, inmóviles al sol; las chicas, en bicicleta; el regaliz y los polos de fresa. También teníamos nuestras magdalenas: magníficas, las de Agustina; mejores, las de Manín. Pero nuestras gestas eran sólo imaginariamente épicas y nuestros idilios no eran literarios. Las tardes de verano eran minúsculas y lentas: explorábamos las nobles ruinas del Palacio ducal, desenterrábamos restos de mosaicos romanos, buscábamos con afán adolescente el tesoro oculto de Almanzor, e improvisábamos rimas para los versos más absurdos de Ezra Pound: «Aún cantan los gallos al amanecer en Medinaceli».

Enterrado Franco y elegido Alfonsín, en mis memorias no hay figuras totémicas ni traumas colectivos. No siento la necesidad de matizar la Historia ni tengo ganas de mirar hacia atrás. Ni siquiera para desmontar el mito, deliberadamente alimentado por Zapatero para excitar a su electorado, de que la Guerra Civil española fue un enfrentamiento entre buenos y malos. Otro hombre de izquierdas moderado, coherente y honrado, símbolo, también, de la resistencia antifranquista, ha dicho que «la nostalgia es el camino para convertirse en estatua de sal». Creo que Enrique Múgica tiene razón. Levantemos la cabeza, miremos más allá de las trincheras, y centrémonos en construir un país mejor para los nietos de tu amigo Camacho y los inmigrantes peruanos que hoy sirven ceviche en Medinaceli.

LAS ELECCIONES Y EL VOTO INMIGRANTE

Querida Cayetana...

Enrique Múgica, como Marcelino Camacho, estuvo de verdad contra Franco y sufrió las consecuencias de su actitud. Tal vez por eso yo me he entendido siempre divinamente con él. Las camelancias de algunos «antifranquistas y demócratas de toda la vida» nos producen rubor o regocijo. Si Múgica te contara. Si Camacho te contara. Si yo te contara.

Pero lo que te cuento es que en las próximas elecciones pueden votar cerca de dos millones de personas más que en 2003. La mayor parte de esos eventuales electores son inmigrantes. Estamos construyendo un mapa electoral nuevo que puede descoyuntar las encuestas. Me imagino que en Génova se estará estudiando a fondo esa nueva realidad que tal vez incida en el resultado de no pocos Ayuntamientos.

Caminamos hacia una España nueva y distinta. Rondamos ya los cuatro millones de inmigrantes legales, el 10% de la población. Nadie se atreve a dar cifras serias de la inmigración ilegal. Pero yo me atrevo a vaticinar que, en menos de diez años, el 20% de la población española estará formada por inmigrantes o hijos de inmigrantes. La cesta de los votos puede cambiar sustancialmente. Y la España de la gestión aznarí, mayoritariamente moderada y de centro derecha, tal vez oscile hacia otras posiciones. Teniendo en cuenta la capacidad de previsión y la penetrante inteligencia de los dirigentes del PP, cosa que saben hasta las ranas del estanque del Retiro, estoy seguro de que estará previsto un plan de acción sobre la nueva España que tenemos ya encima.

Querido Luis María...

Detecto en tu carta una injusta ironía. No sé qué barruntan los batracios del Retiro, que desde sus turbios estanques ven pasar a bandas de ilegales dedicados a la venta de hachís y a honradas familias de inmigrantes soñando una nueva vida. Pero creo que, si pudiesen, aplaudirían con sus ancas las políticas de inmigración del PP madrileño. ¿No conoces a Lucía Figar? ¿Ni a Carlos Clemente? Son la prueba de que el PP tiene, no previsto, sino en marcha, un plan de acción para tu España policromada. Una España que no sabemos hacia dónde oscila, pero que probablemente no se alejará mucho de aquel país mayoritariamente moderado y de centro derecha que ha prosperado como nunca antes en su historia. Te recuerdo esa frase sabia y premonitoria de Reagan refiriéndose a los inmigrantes: «Son conservadores, aunque todavía no lo saben». El próximo domingo, Francia le dará la razón.

Quien evidentemente no tiene un plan para la inmigración, ni para casi nada, es ogo, ogo, ogo, Zapatero, demagogo. Con la primavera han vuelto los cayucos y las muertes. La frivolidad del redivivo Caldera y el efecto de su llamada siguen alimentando la tragedia. Esta semana, el mar se ha cobrado cinco nuevas víctimas, que se suman a los más de 600 cadáveres recuperados el año pasado en las gélidas aguas del Atlántico. Las ONG dicen que sólo el 10% de los cuerpos alcanzan las costas. Así que calcula. También denuncian que ya estamos como el día antes de la regularización masiva: un millón de personas rondan hoy los arrabales de España sin papeles, sin trabajo y sin control.

Pero ojalá la inmigración ilegal fuera nuestro único problema. La gran protagonista de la semana ha sido la corrupción. Vuelven las coimas a cambio de pelotazos y las sospechas de financiación ilegal. Pero, sobre todo, vuelven la beautiful people y el socialismo de la hoz y el martini. Están todos los ingredientes: un Estado intervencionista y torpón que trata de diseñar operaciones complejas con ministros soberbios, incompetentes y acomplejados; un grupo de arribistas de trayectoria curvilínea en el sector financiero que, ellos sí, van a saber pergeñar las grandes transacciones al gusto del Gobierno; los conseguidores ahítos de copas y puros; los hermanos simbióticos y aventureros, como Zalacaín; la erosión de instituciones supuestamente independientes (entonces, el Banco de España; hoy, la CNMV); la lucha desigual entre el funcionario corrupto y el funcionario heroico; y, por supuesto, la hipocresía de un presidente paladín de los pobres pero amigo de ricos.

La lucha de poder dentro del PSOE no ha hecho más que empezar: en silencio y por la puerta de atrás, van saliendo los herejes y los listos útiles de usar y tirar. Bono, Ibarra, Maragall, López Aguilar, Conthe, pronto Solbes y, si pudieran, Múgica. Prosperan los aparatchiks y sucumben los espíritus críticos. Dice ahora Sebastián, con irónico y amargo despecho, que si Conthe militase en un partido debería hacerlo en el PP. Por ideología y afinidades electivas, no lo sé; por su sentido de la decencia, la dignidad y la independencia, desde luego tiene razón el temible adversario de Alberto Ruiz-Gallardón: en el PP estaría mejor.

EXPOSICIONES, TEATRO Y ETA EN LAS ELECCIONES

Querida Cayetana...

Ni Acebes ni tú podéis perderos la exposición de Darío Villalba en el Reina Sofía. Sería estupendo que invitáseis también a mi admirada amiga, y bellísima, Lucía Figar. Visité la muestra el jueves. Tuve la suerte de que me acompañara Ana Martínez de Aguilar, que conoce a fondo el arte contemporáneo y que es una mujer inteligente y sensible. Disfruté mucho. El montaje de la exposición es una pasada y Darío Villalba uno de los grandes artistas españoles. Le sigo desde que, todavía adolescente, empezó su carrera de hallazgos y de éxitos.

Entre mitin y mitin, tampoco estaría mal que visitaras la exposición de los cinéticos. Es una maravilla, con un Dalí desconocido para mí, el impresionante Campo de trigo de Soto, así como Marcel Duchamp, Calder y mi preferido Naum Gabo. Pero no sólo de hombres vive el arte. En la Galería Fauna's exponen cinco mujeres, un repóquer de reinas: Mercedes Gómez-Pablos, Ana Zulaica, Nebreda, Carmen Moya y Joos de Woolff. Todas son excelentes y Gómez-Pablos, una de las grandes de la pintura española contemporánea.

No te vi, por cierto, en el estreno de Antonio Garrigues. Andarías de charleta con tu amigo Pepiño Blanco. No sabes lo que te perdiste. Los universitarios del Colegio Mayor Elías Ahúja, que dirige con mano maestra José María Torrijos, aplaudieron a rabiar El dulce peso de la decadencia. Garrigues escribe un teatro de vanguardia alternativo y profundo. Es todo un ejercicio intelectual y literario. Consiguió un reparto de lujo, dirigido por Pérez de la Fuente: Manolo Tejada, Alicia Sánchez y Celia Freijeiro, destacada por la crítica especializada como la mejor actriz joven del teatro español. Disfruté como un enano. Cuando seas ministra de Cultura no podrás faltar a estos acontecimientos, que hacen de la vida literaria madrileña una explosión de calidad y de tensa vanguardia.

Nacho García Garzón, que es un sabio del teatro, y estupendo poeta, además, me habla del grupo valenciano Teatro de los manantiales. Estrenaron una obra, por lo visto sobrecogedora, en la Cuarta Pared. Y yo, escribiendo cartas sin parar, no fui a verla, lo que me tiene un poco fastidiado. Espero que algún lector de EL MUNDO me informe de dónde está ahora Teatro de los manantiales.

Conocí a Slava, al gran Rostropovich, en Oviedo. Era un genio. Sencillo y afable, claro. Como Pablo Casals, al que yo no olvido. Slava desafió al comunismo en la Unión Soviética y con un par de dídimos refugió en su casa a Solzhenitsin. ¡Cómo quería el maestro a nuestra Reina! «Ella es la música», me dijo.

Ah, y Bermejo, que ha expelido de su despacho una bella talla de marfil del XVI. Era un Cristo, aquel hombre que por predicar el amor y la solidaridad fue crucificado, mientras los romanos imperialistas se lavaban las manos. Si Zapatero nombrara a Bermejo director del Museo del Prado se terminarían los problemas de ampliación porque este hombre expelería de la pinacoteca el 60% de los cuadros, que son de tema religioso.

Querido Luis María...

Mientras leo tu carta, Garzón vuelve a abrir los telediarios con su última maniobra. Después de tantos esfuerzos y de tanto sufrimiento, después de haber conseguido por fin expulsar a los terroristas de los ayuntamientos, después de haber ganado la razón para los que pierden la vida, aunque se lancen cortinas de humo en forma de detenciones más espectaculares que eficaces, aunque se envuelva la decisión en el celofán de un procedimiento ajustado a Derecho, no hay nadie en España que no sepa lo que acaba de ocurrir. Garzón, con la ayuda de Mesquida, ha proporcionado la coartada que buscaba Zapatero. Pero no dejes que te engañen, Luis María. El Gobierno sigue teniendo en su mano la posibilidad y el deber de evitar la peor noticia de los últimos tres años: que ETA se presente a las elecciones.