Inversiones colectivas en defensa: Europa debe hacer más y más rápido

Inversiones colectivas en defensa: Europa debe hacer más y más rápido

Si Europa realmente desea crear una industria de defensa en común para enfrentarse a los retos futuros y colocarse como un actor creíble en la arena de la seguridad internacional, es necesario que sus Estados aumenten, tanto su acción en común como las sumas de dinero que destinan a ella.

Desde el estallido de la guerra en Ucrania, la mayoría de los países del UE han declarado su intención de incrementar sus gastos militares. Según las estimaciones, durante los próximos años el aumento será de unos 200.000 millones de euros.

Este incremento en los presupuestos de defensa de los Estados miembros de la UE es a la vez una oportunidad y un desafío para la Unión.

En un artículo que publicamos en abril de 2022, recalcamos que los Estados miembros deben evitar tomar decisiones apuradas a nivel nacional y que no deben priorizar soluciones a corto plazo exclusivamente. Por supuesto, existe la necesidad inmediata de reponer sus reservas de municiones y abordar las necesidades urgentes que han surgido con guerra en Ucrania.

Sin embargo, los Estados miembros también deben tener una perspectiva a más largo plazo, lo cual sería importante para la creación de una industria de defensa eficaz dentro de una competitiva Base Industrial y Tecnológica de la Defensa Europea (BITDE).

Con este propósito, es necesario que los Estados miembros profundicen en la cooperación y la coordinación tanto entre ellos como con sus socios de la OTAN. Además, la UE debe prestar su apoyo reforzando sus políticas sobre incentivos. En caso contrario, corre peligro de que los nuevos recursos puestos a disposición de los países contribuyan a una mayor fragmentación de la BITDE.

Para abordar este reto, en mayo de 2022, la Comisión Europea y la Agencia Europea de Defensa (AED) unieron fuerzas para crear nuevas herramientas financieras que incentiven a los Estados miembros a la adquisición colectiva de armas.

La primera herramienta es la Ley de Adquisición Común (EDIRPA, por sus siglas en inglés), creada para responder a corto plazo. Tiene un presupuesto de 500 millones de euros para los próximos dos años (2023–2024) y su adopción está prevista para finales de 2022.

La nueva ley prepara el terreno para una segunda herramienta, el Programa Europeo de Inversión en Defensa (EDIP, por sus siglas en inglés), el cual proporciona una visión más a largo plazo y con más fondos. Se espera que el programa se adopte en 2023, para su puesta en funcionamiento en 2024.

No hay lugar a dudas de que estas iniciativas representan un paso en la dirección acertada. No obstante, los temores que articulamos en nuestro artículo anterior se han convertido, por lo menos parcialmente, en realidad. En demasiadas ocasiones, las evaluaciones de las políticas de equipamiento de los Estados miembros se hacen casi exclusivamente dentro de un marco nacional. Además, la prevalencia de perspectivas de corto plazo ha perjudicado una visión más a largo plazo. Por otra parte, se podría mantener que han dado demasiada prioridad a las adquisiciones de equipamiento estándar que ya está disponible o al desarrollo y producción nacionales.

Como consecuencia, y con una mirada a corto plazo, los 500 millones de euros previstos por la EDIRPA son insignificantes en comparación con los 200.000 millones de euros que los Estados miembros gastarán durante los próximos años para reequipar sus Fuerzas Armadas. Y, por si fuera poco, este magro incentivo tendrá efecto 10 meses después del estallido de la guerra en Ucrania.

La UE debe aumentar y acelerar su actividad para evitar que estas medidas se vuelvan irrelevantes. No obstante, la EDIRPA es un mecanismo sin precedentes: no existe ninguna otra ley a nivel europeo que incentive a los Estados miembros a realizar adquisiciones colectivas.

Además, con vistas a medio y largo plazo, hay que evitar adquisiciones de equipamiento estándar ya disponible a corto plazo, pues se corre el riesgo de agotar los fondos que son necesarios para desarrollar los futuros programas. Esto solamente serviría para aumentar la dependencia europea de los equipos no europeos. En síntesis: sí, tenemos que fortalecer las capacidades militares de la UE, pero a la vez esto se debe lograr sin debilitar la EDTIB y sin aumentar nuestras dependencias.

En esta coyuntura, la UE debe garantizar como mínimo la asignación de una suma importante al EDIP y aumentar el Fondo Europeo de Defensa, que es otra iniciativa importante lanzada en 2017 para prestar apoyo a proyectos colaborativos de investigación y desarrollo en el ámbito de la defensa.

El examen intermedio del Marco financiero plurianual en 2023 presenta una valiosa oportunidad. Pero todo queda en las manos de los Estados miembros, pues la última palabra sobre los presupuestos para la EDIRPA y el EDIP les corresponde a ellos.

La necesidad de llegar a un acuerdo es urgente y para esto es deseable que el motor franco-alemán vuelva a funcionar. Por último, los países europeos también deben aprovechar estas iniciativas para lanzar de inmediato un proceso colectivo de programación y adquisición para la defensa a nivel europeo. Tal proceso debe articular de manera creíble la planificación de capacidades a nivel nacional y satisfacer los requisitos militares tanto de la UE como de la OTAN.

Nuestro mensaje es claro: si Europa realmente desea crear una industria de defensa en común para enfrentarse a los retos del futuro y colocarse como un actor creíble en la arena de la seguridad internacional, hace falta que sus países aumenten tanto su acción en común como las sumas que destinan a ella. Y deben hacerlo ya.

Daniel Fiott, Real Instituto Elcano; Jean Belin, Universidad de Burdeos; Renaud Bellais, Universidad de Grenoble-Alpes; Alessandro Marrone, Istituto Affari Internazionali; Sylvie Matelly, Instituto IRIS; Jean-Pierre Maulny, Instituto IRIS; Fédérico Santopinto, Instituto IRIS; Gaspard Schnitzler, Instituto IRIS; Trevor Taylor, profesor investigador asociado de RUSI; y Dick Zandee, Grupo ARES.


Versión original en inglés publicada el 7/11/2022 en Euractiv.

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