Irán: aprovechar la oportunidad

Todos nosotros hemos compartido la experiencia de haber vivido en Irán y de haber representado a nuestros respectivos países a lo largo de varios años. Hemos seguido de cerca la gestión del dossier nuclear y sus efectos, tanto sobre la política iraní como sobre su población. La elección del presidente Rohani aporta nuevos elementos. Las negociaciones entre Teherán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, más Alemania, estaban atascadas desde hacía varios años y se relanzaron el pasado octubre en Ginebra. Fue una primera toma de contacto en la que los iraníes expresaron su posición de una forma nueva. Una segunda sesión tendrá lugar en breve, el 6 y 7 de noviembre. Ahí es donde empieza la negociación en serio. Según el giro que estas conversaciones tomen, Irán se orientará, o hacia una degradación de su situación y a una rigidez de su postura , o hacia una mejora de l as condiciones de vida de su población, tanto en el plano económico como en el ámbito de las libertades civiles y derechos humanos.

Pero el embrollo creado sobre el dossier nuclear al cabo de los años ha terminado por convertirse en un obstáculo en el camino de una solución. Una especie de nudo gordiano. Sin embargo los últimos encuentros en Ginebra han evidenciado que todos eran conscientes de esa situación. Igualmente todos manifestaron su buena voluntad y su deseo de salir del atasco. Pero lo más duro está por hacer. Es cierto que el pasado ha ido creando entre las dos partes un profundo foso de desconfianza mutua. Pero hay que admitir que la confianza rara vez es el punto de partida de una negociación. La confianza se genera como consecuencia de acuerdos claros, verificables y fielmente respetados. Si ambas partes concluyen acuerdos satisfactorios, vigilan escrupulosamente su aplicación y abordan las demás diferencias que les separan con espíritu de solucionarlas, entonces la confianza podrá renacer.

Un buen acuerdo está siempre basado en un compromiso. Pero debe también preservar lo esencial. Para la comunidad internacional lo esencial es construir una barrera infranqueable a la proliferación de armas nucleares. Para Irán, que se le reconozca el derecho que le asiste a desarrollar la tecnología de un programa nuclear civil de entidad. Estos dos objetivos son igualmente legítimos. Si los negociadores no son capaces de alcanzar y aplicar un acuerdo sobre estas bases, estarán poniendo en tela de juicio el futuro del Organismo Internacional de la Energía Atómica y el Tratado de No Proliferación Nuclear. Estas dos herramientas de paz, esenciales, ofrecen las claves para solucionar la crisis nuclear iraní. Para ser fieles aquellos que los crearon y desarrollaron durante años, los negociadores tienen la obligación de conseguirlo.

Y hay que darse prisa; al menos por tres razones. Para empezar porque es razonable no prolongar por más tiempo e inútilmente el castigo infligido al pueblo iraní con las sanciones internacionales y unilaterales. Sería igualmente bienvenido un acuerdo que disipase cuanto antes las inquietudes genuinas sufridas por las poblaciones próximas, como la de Israel y las de varios países árabes, frente al desarrollo sin un control del programa nuclear iraní. Y por último sería una táctica aconsejable, adelantarse a aquellos que, por motivos dispares pero convergentes, han comenzado a movilizarse para hacer fracasar cualquier tipo de acuerdo con Irán.

Por ello nos dirigimos a los europeos que han estado trabajando en este dossier desde hace más de diez años, a los americanos que por fin han decidido utilizar la diplomacia, y a los iraníes que se comprometen ahora con seriedad en la vía de la negociación, para que abandonen de una vez por todas los falsos regateos y las posiciones que tanto tiempo han hecho perder. Negociad sinceramente, concretamente, con la firme voluntad de llegar a acuerdos. Los pueblos de la región, y de más allá, esperan eso de vosotros. No podéis decepcionarlos.

Leopoldo Stampa (España), Richard Dalton (Reino Unido), Christofer Gyllenstierna (Suecia), Paul Von Maltzahn (Alemania), Gillaume Metten (Bélgica), François Nicoulaud (Francia), Roberto Toscano (Italia), exembajadores en Irán.

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