Irán: ¿guerra en el 2010?

Obama y otros líderes occidentales siguen negociando. Los libros de historia los alabarán en el futuro por haberlo intentado todo a fin de evitar un conflicto militar. Pero ¿y si fracasan las negociaciones? Los mismos líderes han afirmado que una acción militar contra Irán sigue siendo una posibilidad. Conocen la ubicación de nueve o diez emplazamientos donde se desarrolla el proyecto nuclear iraní. Pero los iraníes están decididos a seguir adelante. Occidente ha tenido once años para intervenir, pero no lo ha hecho. ¿Por qué debería hacerlo ahora, a menos que concurra una cooperación completa de Rusia y China? Pero China necesita petróleo desesperadamente y, por supuesto, no participará en una operación militar ni la aprobará; en cuanto a Rusia - a quien no satisface demasiado la cuestión de la bomba nuclear iraní-, no participará tampoco en ninguna acción eficaz de importancia.

En suma, los iraníes no tienen muchos motivos para asustarse, salvo por el factor israelí. El presidente Ahmadineyad dijo que Israel es un cáncer y que debe ser borrado de la faz de la Tierra. Los israelíes pueden haber llegado a pensar que no tienen mucho que perder. ¿Por qué esperar tres o cuatro años hasta que Irán posea suficientes bombas atómicas para cumplir su amenaza?

Pero la cuestión no se circunscribe sólo a Israel, que dispone de suficientes bombas atómicas para destruir Irán. Las autoridades iraníes creen que tienen una misión religiosa y nacional. La misión religiosa, bien conocida, no precisa una explicación detallada. La misión nacional consiste en asentar su hegemonía en el golfo Pérsico (incluidos Arabia Saudí, Iraq y países más pequeños como Kuwait y Bahréin). Tal logro les daría el monopolio del petróleo de Oriente Medio, que convertiría a Irán en una potencia destacada en la región y en el mundo... Los gobernantes de Irán han procedido con cautela, pero sus ambiciones no constituyen ningún secreto para los vecinos suníes de Irán, que en los últimos años han experimentado la misma aprensión que los israelíes.

Barack Obama es un político prudente y reacio a cualquier acción de carácter militar y procurará dar con soluciones diplomáticas y políticas. ¿Qué clase de acción o iniciativa política podría impedir una guerra en Oriente Medio?

Estados Unidos podría suministrar a los países vecinos de Irán (como ya empezó a hacer) una verdadera panoplia de sistemas antibalísticos y antiaéreos. Algunos sistemas de corto alcance, como por ejemplo Patriot, Aegis y el israelí Arrow, son de probada eficacia. Otros, concebidos para destruir misiles de medio y largo alcance, ya sea en su fase ascendente o bien en su trayectoria media o final (terminal)se han desarrollado en años recientes. Aunque los detalles son secretos, se ha informado de la elevada eficacia de algunos de estos sistemas. Transcurrirán al menos dos o tres años hasta que puedan hallarse a punto para su uso.

Ha podido apreciarse una cierta tendencia a sobrevalorar la eficacia y precisión de las armas iraníes. Pero aunque los iraníes han hecho gala de imaginación en materia de acciones guerrilleras y terroristas, han resultado ser mucho menos disuasorios en operaciones militares más complejas que exigen altos conocimientos técnicos y de coordinación. En su guerra con Iraq intentaron atacar sus instalaciones nucleares, pero la destrucción del reactor de Osiraq fue obra de los israelíes. Es dudoso que la capacidad militar iraní haya mejorado de modo notable desde entonces. Algunos expertos dudan enérgicamente de ello.

Pero, en la era nuclear, basta que uno de diez misiles o aviones alcance su objetivo para infligir un daño inaceptable. Por ello, los sistemas antibalísticos, aunque su eficacia sea del 90%, no ofrecerán suficiente seguridad a quienes intentan proteger.

Existe, teóricamente, otra vía susceptible de aportar poder de disuasión frente a un atacante. Estados Unidos (o la OTAN) podría ampliar su paraguas a Oriente Medio. Un ataque contra un país árabe o Israel provocaría automáticamente las represalias contra el atacante. Pero tal ampliación de la OTAN ¿sería aceptable para Washington o los países europeos aunque se cumplieran sus exigencias políticas (por ejemplo, que Israel renunciara a sus asentamientos en Cisjordania)? Parece dudoso. Y es dudoso que tal paraguas fuera de por sí muy tranquilizador para Israel o los países árabes amenazados por Irán. La idea de que Irán resultara destruido a causa de un correctivo por un ataque tampoco es muy reconfortante…

¿Sería disuadido Irán por la perspectiva (o incluso certidumbre) de una destrucción que significaría el fin de sus sueños de gran potencia? Tal vez Israel se verá disuadido al ser consciente de que un ataque preventivo no haría más que diferir (no suprimir) unos años la amenaza y que en el curso de uno o dos decenios habrá más países poseedores del arma nuclear.

Muchos interrogantes y ninguna certidumbre... El futuro próximo puede traer novedades imprevisibles. Es posible que no ocurra lo peor. Pero los gobiernos prudentes se prepararán para lo peor y, como mínimo, tomarán medidas para asegurarse una considerable reserva de petróleo.

Walter Laqueur, director del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos de Washington Traducción: José María Puig de la Bellacasa.