Islam y Occidente

Abdalá II es rey de Jordania (EL MUNDO, 14/09/05).

Vengo sosteniendo desde hace cinco años que la batalla global contra el terrorismo no se puede basar sólo en medios militares.Porque es también una lucha moral, intelectual y social.

Para derrotar a los extremistas, tenemos que rechazar su intento de crear un choque de civilizaciones, que dividiría a las personas de buena voluntad y debilitaría el caminar hacia la paz y la prosperidad globales. Todos tenemos que asumir, pues, la responsabilidad de poner coto al odio, a la ignorancia y a la violencia. Y esto implica un diálogo honesto y continuo entre Occidente y el mundo islámico.

En el marco de esta lucha, el lunes mi mujer Rania y yo nos reuniremos con el Papa Benedicto XVI. Nuestra conversación versó sobre el diálogo positivo y respetuoso entre nuestras dos confesiones religiosas. De hecho, Jordania está muy implicada en este histórico diálogo.

Juan Pablo II, que comenzó su Peregrinaje Jubilar en Amán, nos llamó «hermanos de Abraham». Nuestro país islámico es la patria de una comunidad árabe cristiana que cuenta ya con 2.000 años de vida. Junta, nuestra gente contribuye como un solo pueblo a la vitalidad, a la paz y al futuro de nuestro país.

La libertad religiosa constitucional de Jordania expresa los valores de fondo árabes islámicos: vocación de paz y respeto hacia los demás y justicia social. Esta es la voz del islam tal y como es enseñado y practicado desde hace más de 1.000 años.Una voz que se opone a la ignorante ideología del odio proclamada por los extremistas.

Hoy, la mayoría de los musulmanes está decidida a reivindicar su propia fe histórica. El Mensaje de Amán, publicado a nivel mundial el pasado mes de noviembre, reivindica las enseñanzas del islam en lo que se refiere a la humildad ante Dios, a la igual dignidad de todos los pueblos, a la compasión y al pluralismo, al tiempo que denuncia el extremismo y el terrorismo como desviaciones del islam y transgresiones que atentan contra Dios y contra nuestra fe.

Esta y otras iniciativas tienden a unir las voces de los moderados, que constituyen la amplia mayoría de los musulmanes, tanto en Italia como en Jordania y en todo el mundo. Figuras de primer plano en Europa y en el Oriente Próximo han denunciado con decisión el terror, expresando el deber que todos tenemos de actuar para proteger a los inocentes.

El pasado mes de julio, Jordania albergó la primera Conferencia Internacional Islámica, en la que participaron más de 170 personalidades y expertos, suníes y chiíes, procedentes de 40 países, incluida Europa. Los delegados presentes en dicha conferencia confirmaron los valores de fondo expresados en El Mensaje de Amán y adoptaron medidas para poner fin a los abusos cometidos en nombre de nuestra fe.

El islam no aísla a sus fieles dentro de la campana del odio y de la división. Al contrario, anima a nuestro pueblo a luchar, junto a toda la Humanidad, en el camino de la paz y en el progreso globales. Jordania asumió esta lucha. Nuestro país desempeña un importante papel en los esfuerzos por buscar la paz a nivel regional, y estamos agradecidos a Italia por haber apoyado esta nuestra constructiva iniciativa.

Hoy, con el apoyo italiano en el seno del Cuarteto y del G8, existe una Hoja de Ruta para la paz en el conflicto árabe-israelí.Partiendo de las iniciativas de paz, avanzadas por los países árabes en la Cumbre de Beirut del año 2002, la Hoja de Ruta prevé la solución conjunta de dos Estados, el único tipo de paz que puede ser duradero: una Palestina soberana, democrática y autosuficiente; garantías de seguridad para Israel, y un proceso que conduzca a un acuerdo conjunto que afronte los problemas sirio y libanés.No podemos permitir que los enemigos de la paz bloqueen este esfuerzo crucial.

Jordania e Italia trabajan juntas también en otros objetivos regionales. Nuestras naciones están empeñadas en el frente de la seguridad y de la normalización para Irak. Y en este esfuerzo, los jordanos han sentido profundamente los nobles sacrificios del pueblo italiano.

Nuestra colaboración se centra también en las reformas y en el desarrollo de la región. Es crucial para una paz global que los pueblos de Oriente Próximo, especialmente nuestros jóvenes, puedan compartir la promesa de libertad y de prosperidad de este siglo.Con este objetivo, Jordania ha puesto en marcha, a nivel regional, un modelo de reformas y de progreso sin precedentes.

Estamos realizando cambios estructurales para edificar la vida política democrática, profundizar en los Derechos Humanos y actuar de tal manera que le sea posible acceder a las oportunidades ofrecidas a todos los sectores sociales.

En el ámbito económico, hemos apoyado la innovación y hemos reforzado la infraestructura educativa y social para promover el desarrollo y el crecimiento. Italia es nuestro socio comercial prioritario y les estamos agradecidos por el apoyo que han prestado al desarrollo del país y de toda la región.

Italia desarrolla también un papel de primer plano en la ONU y en el G8, apoyando a los países de desarrollo medio, como Jordania, que demuestran su disponibilidad para progresar y necesitan asistencia internacional y condonación de la deuda.

Para hacer efectivo el positivo cambio global deseado por ambos países, tenemos que seguir trabajando juntos. La asociación entre Italia y Jordania refleja una amistad tejida de ideales compartidos e, incluso, de un futuro común. Estoy firmemente convencido de que, trabajando juntos, podemos contribuir a construir la paz y la seguridad que tanto necesitan y tanto merecen nuestras naciones y todos los pueblos.