Jugando con el tiempo

Esta última semana hemos tenido un nuevo ejemplo del efecto en los mercados de la incertidumbre sobre el crecimiento futuro de la economía mundial y el aumento de la probabilidad de una desaceleración en los países desarrollados. Además, y como era de esperar por toda la investigación disponible sobre las ventas a corto, su prohibición ha tenido sólo un efecto de muy corto plazo.

Con unos mercados tan sobresaltados es lógico pensar que cualquier incumplimiento de una promesa (por ejemplo de reducción del déficit público al 6%), puede tener consecuencias muy negativas para la economía española. En este contexto hay que encuadrar las dos medidas fundamentales aprobadas en el Consejo de Ministros de ayer. La motivación general de estas medidas es razonable, aunque algunas explicaciones sean poco convincentes.

Economía quiere curarse en salud y, aunque la recaudación de este año avanza algo por encima de la previsión, quiere contar con un margen de maniobra por si surge algún imprevisto. Mejor prevenir ahora que lamentarse después. El imprevisto puede ser un déficit de las comunidades autónomas superior al previsto o una reducción del ritmo de recaudación en la segunda parte del año. Aunque Elena Salgado repitió varias veces que el ritmo de recaudación depende del PIB nominal y no del real, el Gobierno no puede determinar la evolución de la inflación y, por tanto, existe incertidumbre también sobre el crecimiento final del PIB nominal.

El aumento de los pagos a cuenta de las grandes empresas tiene un coste político bajo y permite hacer caja. Pero, ciertamente, tiene un coste para las empresas que no se puede negar. Pero el mismo coste tiene para los ciudadanos, que pagan normalmente más como retención mensual. Esta medida, al igual que la extensión forzosa en el tiempo de la compensación de bases imponibles negativas y de la amortización del fondo de comercio financiero anterior a 2007, simplemente modifica la periodificación de los ingresos.

Es cierto que la rentabilidad de esos ingresos tributarios es muy superior en 2011, pues permiten reducir más la probabilidad de un incumplimiento del déficit que en el futuro. Pero no es menos cierto que lo que se ingresa ahora se dejará de ingresar en el futuro. Este principio queda oscurecido por unos cálculos que alcanzan sólo hasta 2013. Sobre el gasto farmacéutico, poco que decir. Lo que sorprende es que no se haya hecho antes.

La reducción temporal del IVA de las viviendas nuevas fue la medida menos esperada, y a diferencia de las otras no se presentó una evaluación de su efecto. La ministra dio a entender que si se venden viviendas nuevas al menos se recaudará un 4%. Pero como se habrían vendido de todas formas, se pierden en realidad cuatro puntos de IVA de recaudación en todas éstas. Además, como es una medida temporal, lo más seguro es que simplemente adelante compras en lugar de generar nueva demanda. Por tanto, también se pierden cuatro puntos de las ventas que se habrían producido el año que viene y se hayan adelantado.

Para que salga a cuenta en términos de recaudación, el efecto de generación de nueva demanda tendría que ser muy grande cosa que, por experiencias de medidas temporales en otros países, no es el caso.

José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra.

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