Karadzic en La Haya

Todo lo contrario de Belgrado, donde la confrontación entre la policía y unos 10.000 manifestantes --partidarios del exlíder serbo-bosnio, Radovan Karadzic, y contrarios a su entrega a la justicia internacional-- ha provocado decenas de heridos, Sarajevo vivió la noticia de la extradición de su verdugo al Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPY) con calma y normalidad. Eso sí, todo el mundo leía los periódicos en las cafeterías, puestos de trabajo, tranvías... Las calles se quedaron medio vacías en la hora de la primera comparecencia delante del tribunal, que trasmitían todas las cadenas en directo.

Los ciudadanos de la capital castigada y asediada durante 43 meses y ya acostumbrada a los engaños y los juegos (sucios) de la política, quisieron asegurarse en directo de que ya no habrá desagradables y decepcionantes sorpresas. Por eso había satisfacción, pero sin euforia.

No se puede decir lo mismo de la prensa y los medios en general. Los periódicos arden: Karadzic, el degollador de Sarajevo, criminal más buscado, enemigo más sangriento, carnicero de Bosnia --para mencionar solo algunos de los titulares-- ya está en La Haya. Un artículo descubre una curiosidad: el embajador de Bosnia-Herzegovina en Holanda, Fuad Sabeta (musulmán), ha recibido al acusado en el aeropuerto de La Haya. Oficialmente, Karadzic es todavía ciudadano de Bosnia, aunque hizo todo lo que pudo para la desaparición del país. Incluso lo continúa haciendo como prisionero. Lo dice el ministro de Exteriores del Gobierno de Brown y exalto representante en Bosnia, lord Paddy Aschdown: con el arresto de Karadzic Bosnia-Herzegovina se encuentra más cerca que nunca de su desaparición.

Lo peor es que este diplomático, con una pésima labor como gobernador de Bosnia en el pasado reciente, puede que tenga razón. Lo mismo anuncia, aunque con otros motivos, las Madres de Srebrenica cuando dicen: "¡La masacre en Srebrenica la cometieron 19.000 personas! ¡Ellos no son individualidades! Es el crimen del sistema, es el crimen de la República de los Serbios de Bosnia!"

Como nadie, las mujeres de Srebrenica han detectado el campo de las futuras y peligrosas batallas. Los políticos bosnios destacan que el juicio contra Karadzic y la supuesta condena al mismo tiempo condenará y deslegitimará su principal obra, la Republica Serbia de Bosnia, porque afirmará que esta criatura está hecha con ayuda de los crímenes imputados a su máximo creador.
Claro, los serbobosnios rechazan con indignación este guión e intentan demostrar que su entidad es el fruto del deseo del todo el pueblo y que existiría con o sin Karadzic. Por el momento, el tratado de Dayton les da la razón o, por lo menos, el derecho. Parece una confrontación dialéctica pero, en el terreno, la situación tiene mala pinta. El fantasma, o mejor, el zombi de la guerra ha sacado la mano de la tumba.

El embajador de los EEUU para los crímenes de guerra, Clint Williamson dice que el arresto y extradición de Karadzic es un importante logro para la justicia internacional y que ahora la comunidad, con toda la firmeza, presionará a Serbia para que entregue a los que quedan, especialmente al general Mladic. El exprimer ministro sueco y también exalto representante en Bosnia, Carl Bildt, dice a la BBC que Mladic "es una nuez más dura que Karadzic", pero que espera que las autoridades serbias no puedan dar marcha atrás y que el general muerte acabará en La Haya antes del final del año, cuando el Tribunal debería acabar su labor y disolverse. Por su parte, el embajador Williamson anuncia la posibilidad de aplazar la disolución del Tribunal hasta que la lista de los juzgados se complete.

Este sería un golpe inesperado para dos acusados que intentan esconderse hasta fin del año para pasar a la jurisdicción de los tribunales de Serbia. Todos están de acuerdo en que el arresto de Mladic provocaría disturbios más serios en Bosnia y Serbia. Los detalles de la vida privada (en ningún caso épica) de Karadzic, su trabajo como curandero, su amante, su supuesta bisexualidad y su pasado de delincuente han enfriado el amor de algunos hacia su ídolo.

La opinión y las emociones de los nacionalistas se giran hacia el general y su conducta rígida y firme que ya le han dado la aureola del mártir. En todo caso, Bosnia y el mundo entero necesitan un juicio contra ambos para destruir los mitos, llamar los crímenes por su nombre y así pasar la pagina.

¿Con el juicio acabará, de una vez por todas, la trágica etapa de la historia de los Balcanes? ¿O será al revés? Una revista de Sarajevo titula en portada: Juicio a la Gran Serbia. Por eso, en lugar de la conclusión, pondré un simple: Continuará.

P.D. Un amigo mío ha dado respuesta a la sorpresa del mundo por la falta del entusiasmo y alegría en Bosnia por el arresto de Karadzic: "¿Qué quieren de nosotros? ¿Deberíamos de alegrarnos porque Serbia entrará en la UE antes que la jodida, por ellos, Bosnia? Que se pudran en la cárcel, yo no veo lugar para la alegría".

Boban Minic