Hace unos meses, en estas mismas páginas («Recuperemos TV3», 1 de noviembre de 2016), mostraba la esperanza de que se reconquistara TV3 para que volviera a ser lo que nunca tuvo que dejar de ser: un medio al servicio de todos los catalanes. Pero cada vez parece más difícil conseguir este objetivo, dada la deriva radical de la cadena. La cancha que esta cadena ha dado a los que queman fotografías del Rey, o a las concentraciones de medio centenar de radicales secesionistas que quemaban banderas o gritaban consignas contra la Justicia, con minutajes absurdamente elevados para la importancia numérica de los reunidos, denota que más que informar esta cadena pública difunde consignas.
La cadena de la Generalitat, gracias a su potencia económica, continúa siendo el medio local por excelencia. Por supuesto que en Cataluña se ve mucha televisión nacional, y los canales de Atresmedia, Mediaset, TVE y otros, como 13TV, atraen en conjunto a la mayoría de los catalanes. Pero TV3 sigue siendo la gran televisión local, por mucho que 8TV, la cadena del Grupo Godó que cuenta con una participación de Mediaset, intente ser una alternativa. Los programas de Josep Cuní o de Alfonso Arús consiguen audiencias notables, pero este medio privado en conjunto queda muy lejos de la influencia y de la cuota de pantalla que tiene la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales.
Sin una alternativa potente a nivel autonómico en el sector privado y con un circuito catalán de TVE que compite con la televisión de la Generalitat en unas franjas horarias muy limitadas, el campo de la información local (autonómica), a base de reportajes, entrevistas, noticias o tertulias en la pequeña pantalla está bajo el control de los directivos de TV3. No hablamos solo de la información televisiva «en catalán», sino de la información televisiva «en Cataluña», dado que las grandes cadenas privadas nacionales no tienen desconexiones para informar de manera específica sobre la política autonómica y cuando lo hacen se difuminan en el mar de la actualidad nacional e internacional, por mucho que el desafío secesionista sea, lamentándolo mucho, un tema de moda.
Por todo ello, a pesar de su desprestigio, los servicios informativos de TV3 siguen teniendo mucha fuerza. Una parte importante de los catalanes quiere ver en la pequeña pantalla temas relacionados con la actualidad autonómica, y, aunque parte de la población haya desconectado de esta cadena pública, la falta de una alternativa potente hace que mantenga un importante público cautivo. Desde esta cadena se han convocado manifestaciones, las famosas vías catalanas, que reunían cada 11 de septiembre a centenares de miles de personas, y que eran retransmitidas paso a paso, meses antes de la marcha hasta el mismo día del evento, alterando la parrilla informativa para ponerla al servicio de la concentración secesionista. Desde TV3 se ha incitado al «España roba a Cataluña» dando un altavoz permanente a los defensores de esta mentira. En TV3 se han quemado constituciones, se han recreado en la quema de banderas españolas, se ha insultado a dirigentes de los partidos que no son separatistas…
Si TV3 ha traicionado lo que debería ser, un servicio público, y se ha convertido en un elemento de división entre los catalanes, ¿por qué no se dota de medios a TVE para que ejerza de contrapeso en Cataluña? No se trata de construir una TV3 bis para manipular a los ciudadanos, pero desde un punto de vista constitucionalista. Basta con que el circuito catalán de TVE sea como hasta ahora, plural y con profesionales de calidad, pero con más recursos. El centro emisor de Sant Cugat (Barcelona) tiene unas instalaciones magníficas. A lo largo de su historia, sus equipos han demostrado su creatividad y su buen hacer. Solo falta el impulso político para que haya más desconexiones horarias para Cataluña, y más medios económicos y materiales para crear una red de corresponsales como la que tiene TV3 por todo el territorio catalán, para estar en igualdad de condiciones.
A los compatriotas del resto de España les puede parecer exagerado que TVE tenga que hacer otro esfuerzo económico en Cataluña, cuando todos los españoles somos iguales y tenemos los mismos derechos a la hora de recibir inversiones para tener una buena televisión pública. Pero es que se trata de eso. Es que queremos que todos los españoles seamos iguales ante la ley. Y para eso hemos de ganar mediáticamente en Cataluña. Porque si los separatistas continúan engañando a buena parte de los catalanes usando los medios de comunicación de la Generalitat, pueden acabar consiguiendo su objetivo de romper España. Por eso les pedimos que todos ayudemos al Gobierno de la nación para que apueste firmemente a fin de que el circuito catalán de TVE reciba los medios necesarios para ser una alternativa a TV3 potente, veraz y al servicio de todos los ciudadanos.
Sergio Fidalgo, presidente del Grupo Periodistas Pi i Margall.