La amenaza federalista para Europa

El mundo es fundamentalmente diferente después del referendo del “Brexit” en el Reino Unido. Pasarán décadas antes de que veamos todos los efectos de la decisión de los votantes británicos de abandonar la Unión Europea.

Sin embargo, algo que podemos saber de seguro es que a la UE le conviene mantener sólidos vínculos con el RU, a pesar de la decisión unilateral de los votantes británicos. Hay demasiado en juego como para que el proceso quede a merced de pequeños juegos de poder que socavan o eclipsan los intereses comunes, como tan a menudo ocurre en la política europea.

En lo económico, no hay duda de que el crecimiento de la UE se beneficiará de una relación comercial abierta con Gran Bretaña. Las empresas europeas siguen confiando en Londres como el único centro financiero global de la región, por lo que un acuerdo de libre comercio que incluya los servicios financieros reducirá los daños del Brexit para todos los actores involucrados. Incluso si los servicios bancarios se desplazan a otros puntos de la eurozona, compañías como Volvo, Siemens y Total seguirán necesitando a Londres si desean competir con otras como Toyota, GE y Exxon.

Políticamente, tanto a la UE como al RU les convendrá mantener una estrecha cooperación, porque ninguno está libre de los problemas que hoy afligen a la región, como el creciente nivel de agresión de Rusia y su presidente, Vladimir Putin; el ascenso del ISIS y la amenaza del terrorismo interno; y los refugiados que llegan en masa a Europa desde Oriente Próximo y el Norte de África. Más aún, el voto del Brexit no cambia la importancia estratégica de la OTAN, donde es preciso proseguir con la cooperación y la UE y el RU se necesitan recíprocamente.

¿Qué debería hacer la UE entonces? El Presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker ha pedido más federalismo, es decir, que se delegue más poder a las instituciones que gobiernan la UE. Le considero un buen amigo, pero no estoy para nada de acuerdo con su idea. Sería peligroso dar pasos hacia una mayor integración o un control más centralizado, ya que elevaría el riesgo de que otros miembros decidan abandonar la Unión. Y, más allá de ese riesgo, hay otras razones para evitar medidas federalistas.

Piénsese en el principal argumento económico que plantean los federalistas: la eurozona necesita una política fiscal común para armonizar medidas como, por ejemplo, las tributarias. Se equivocan por dos razones.

La primera es que los problemas económicos fundamentales de la UE son estructurales. Los europeos seguirán gravitando hacia el populismo si no ven que mejoran sus estándares de vida, lo que sólo ocurrirá si crece la productividad. Esto no se logrará con una política fiscal única que, de hecho, puede agravar el problema. En lugar de ello, lo que Europa necesita es una estrategia de reformas que aumente la competitividad y reduzca las barreras a la competencia.

En particular, las autoridades de la UE deben impulsar políticas que den más flexibilidad a los mercados laborales, incluyendo menores tasas de impuestos marginales, criterios más ajustados para determinar los derechos a beneficios, requisitos más estrictos para las búsquedas de empleo, más recursos para capacitación y normas de protección al empleo menos restrictivas.

La segunda razón es política. En pocas palabras, no hay apoyo político para la subida de impuestos y los recortes del gasto que se harían necesarios con una política fiscal común. Se acusaría a Bruselas de dilapidar el dinero de los contribuyentes y cualquier intento de desestimar la opinión pública e imponer una integración fiscal a los miembros de la UE no haría más que volverse en contra y avivar la ola de furia populista que llevó a la victoria a los partidarios del Brexit.

Hoy en día, quienes apoyan la UE tienen que enfrentar la realidad de que los pueblos europeos no quieren una unión cada vez más estrecha, incluso en los estados miembro que nunca optarían por abandonarla. Si la Comisión Europea fuerza en esta dirección la narrativa del Brexit, el resultado será opuesto al deseado. De hecho, es probable que el federalismo sea la mayor amenaza para el futuro de la UE.

Quienes quieren que la UE sobreviva deben resistir la tentación de ejercer un mayor control. Necesitamos una Europa unida porque así lo desea, no porque esté obligada a estarlo por nuevas superestructuras políticas carentes de todo rastro de apoyo popular.

Anders Borg, a former Swedish finance minister, is Chair of the World Economic Forum’s Global Financial System Initiative. Traducido del inglés por David Meléndez Tormen.

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