La apuesta europea por la economía creativa

La creatividad se ha convertido en una palabra de moda. Se habla de que los niños tienen que ser creativos, que las empresas deben introducir en sus procesos y productos más creatividad, y que el crecimiento del empleo vendrá de la mano del sector creativo. Pero realmente, ¿qué es la economía creativa? ¿Puede convertirse en el motor del crecimiento europeo?

Primero es importante definir qué entendemos por economía creativa. Toma el nombre de las llamadas industrias creativas, que se componen de los siguientes sectores: arquitectura, artes visuales y escénicas, edición, diseño, medios de comunicación, nuevas tecnologías (servicios informáticos y software), patrimonio (museos, galerías y bibliotecas), publicidad y márketing. También incluye aquellas actividades creativas que se desempeñan en otras industrias como, por ejemplo, el diseño dentro del sector automovilístico.

Este concepto empieza a utilizarse a finales de los años 90 en el mundo anglosajón y luego se extiende al resto del planeta. En ellas los gobiernos depositan grandes esperanzas para poder reactivar la economía. Su peso económico es variable; pero podemos tomar el caso europeo como referencia: equivalen a un 3% del PIB de la Unión Europea y más de 11 millones de europeos trabajan en estas industrias, lo que equivale al 5% del empleo total.

La Unión Europea ha hecho una apuesta decidida por estas industrias. Así las ha incluido dentro de su estrategia actual Europa 2020. Los sectores creativos son considerados como uno de los motores de crecimiento económico y del empleo. Dos ejemplos de este interés europeo son: el programa de investigación Horizonte 2020 y el de Europa Creativa. El primero presenta una línea de acción dentro de sus retos sociales para fomentar una mejor comprensión de Europa y ofrecer soluciones y apoyo a unas sociedades europeas inclusivas, innovadoras, y reflexivas, en las que las industrias creativas pueden tener un papel protagonista.  En el caso de la Europa Creativa, el objetivo es dar apoyo a las empresas, profesionales y proyectos europeos que se encuentren dentro del ámbito creativo. Es el instrumento para fomentar las obras creativas europeas; conseguir su circulación por todo el espacio europeo; y a su vez, promover la diversidad cultural.

¿Cuál es propósito de la apuesta europea? La UE quiere situarse a la cabeza de la economía creativa mundial antes de terminar esta década y quiere liderarla por delante de Estados Unidos y algunos países asiáticos. La creatividad va muy ligada a la investigación e innovación que son elementos fundamentales en la economía actual. Quienes lideren en estas áreas podrán marcar la agenda global. ¿Ventajas? Las industrias creativas proporcionan puestos de trabajo altamente cualificados y más resistentes a la automatización, por lo que tienen más probabilidades de ser sostenibles. Sus actividades generan productos y servicios vinculados a la propiedad intelectual. De ahí que entender su importancia y desarrollar políticas en este ámbito tiene carácter estratégico.

¿Obstáculos? El desarrollo de una economía creativa requiere de profesionales con conocimientos y habilidades especializados y de convertir la innovación en uno de los ejes de acción de cualquier empresa. Para conseguir ambos objetivos, la educación y la investigación juegan un rol central. Así que debe existir una voluntad por parte del sector público y privado para dotarlas de recursos y convertirlas en sectores estratégicos; porque de lo contrario, la falta de apoyo las podría convertir en verdaderos obstáculos para el crecimiento de las industrias creativas y, por ende, de la economía en su conjunto.

¿Puede la UE conseguir su propósito? La situación actual revela que estamos en la buena dirección, pero los desequilibrios entre los Estados miembros son todavía considerables. En algunos países, como en el caso español, la crisis económica ha hecho mella en las industrias creativas, resultando más afectadas que el resto del sector servicios. Así que su recuperación es fundamental para activar la economía. La clave está en la colaboración entre los diferentes actores (gobiernos, industria, instituciones educativas y profesionales) para asegurar que las industrias creativas son la verdadera apuesta económica. En una época de cambios e incertidumbres como la actual, todo indica que el talento creativo es la vía para asegurar el futuro. ¡Larga vida a la creatividad!

Carmina Crusafon, profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona.

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