La astrología no puede salvar al mundo. Pero nos puede hacer sentir menos solos

Los horóscopos forman parte de una combinación de salvavidas en momentos de incertidumbre y miedo. Credit Calla Kessler/The New York Times
Los horóscopos forman parte de una combinación de salvavidas en momentos de incertidumbre y miedo. Credit Calla Kessler/The New York Times

Yo crecí en Puerto Rico, donde nació y vivió el astrólogo Walter Mercado, un país en crisis permanente y en el que, desde muy temprana edad, incorporamos la frase “Qué sea lo que Dios quiera” a nuestro repertorio de mantras diarios.

Los puertorriqueños hemos vivido situaciones difíciles en los últimos años: el huracán María; las protestas que forzaron la renuncia del entonces gobernador, Ricardo Rosselló; el estado de emergencia por la violencia de género, y una crisis económica con altas tasas de desempleo agravada por la pandemia.

Como los mantras, los horóscopos forman parte de una combinación de salvavidas en momentos de incertidumbre y miedo. Pero no necesariamente recurrimos a la astrología —ese arte adivinatorio que nos dice nuestro futuro a partir de nuestro signo zodiacal— solo cuando nos sentimos mal por las crisis en nuestras vidas, sino también cuando necesitamos sentir seguridad en nuestras decisiones y lo que dicen sobre nuestros valores personales.

No siempre percibí la astrología así. Cuando era pequeña, la tradición entre mis amigas era leer nuestros horóscopos en el periódico. No podía faltar la búsqueda del signo de cada persona que me gustaba con la esperanza de que en alguna parte le dijera que yo era el amor de su vida. Eran tres minutos de optimismo. Los horóscopos me dieron un respiro para imaginar cualquier otra posibilidad en vez de estar pensando en la tragedia diaria.

Buscaba esa sensación luego de la catástrofe más grande que vivió mi generación en Puerto Rico, el huracán María, en 2017. Se estima que al menos 3000 personas murieron. De los 1,1 millones de personas que pidieron ayuda de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por su sigla en inglés), el 58 por ciento fue negada. Yo fui una de los millones de puertorriqueños afectados por María. Estuve casi seis meses sin electricidad, haciendo filas kilométricas para echar gasolina y viviendo el mal manejo que el gobierno hacía de este desastre.

Entre las cosas que hacía para entretenerme en la oscuridad, con la poca señal de teléfono, fue “escrolear” en las redes sociales sin fin, y todos los meses buscar mi horóscopo. Cuando lograba leer el horóscopo, mencionaba dinero, amores y momentos bonitos entre amigos. Pero en la secuela del huracán, este optimismo prefabricado ya no me servía. Los puertorriqueños estábamos solos, en penumbras, sin ayuda o recursos del gobierno. A raíz del huracán, nos tocó realizar tareas que nuestros líderes, por ineptitud, no pudieron hacer, ya fuera recoger los escombros, ayudar al vecino a recargar baterías o apoyar a las comunidades olvidadas. Más que un respiro, necesitaba un arranque, una herramienta para seguir adelante.

Así que, en medio del caos, el día de mi cumpleaños, escribí mi propio horóscopo. Ese horóscopo de escorpio de noviembre 2017 decía que nos iba a llegar la luz pronto, que nos preparáramos. Que íbamos a recibir las ayudas de FEMA y que, aún sin luz, seguiríamos dándolo todo.

El impacto que puede tener un horóscopo quizás no es suficiente para cambiar el mundo así de golpe o para restaurar un país luego de una catástrofe, pero hay algo que pasa dentro de uno cuando lo lee, algo que te incentiva a enfrentar los propósitos del momento, tanto compartidos como personales. Tranquiliza sentir más cerca la autocomprensión. Así llegué a interpretar la astrología más como un sistema de apoyo para vivir en conexión con uno mismo y con las personas alrededor. Fue, quizás, algo más parecido a una terapia colectiva y un poco de humor para avanzar con paso firme ante un escenario de incertidumbre y fatalidad.

Hay muchos debates sobre si la astrología es falsa o cierta, porque estamos obsesionados con las dicotomías y se nos olvidan todos los matices que hay en el medio. Muchos creemos en algo que no cumple con el método científico: hay personas que creen las tradiciones religiosas y otras que tocan madera. Lo importante es tener nuestras herramientas para encontrar tranquilidad. Con los horóscopos, a veces la paz está en despersonalizar las tragedias. Otras veces está en creer que se explotó la llanta de tu carro porque Mercurio está retrógrado y no porque tu vida va fatal y todo te sale mal.

Cuando estudié sobre astrología y aprendí a leer el tránsito de los planetas, me voló la cabeza darme cuenta que la astrología en esencia es un lenguaje. Un astrólogo estudia el movimiento planetario, la relación que tienen entre sí y cómo eso afecta a cada uno de los 12 signos para traducirlo al lenguaje de la astrología. Busca los posibles significados de los elementos que componen este lenguaje: los planetas, los tránsitos, las estrellas.

Desde hace tiempo he leído argumentos contra la astrología y hay críticos acérrimos a este oficio que tanto puede ayudarnos personal y comunitariamente. Hay quienes dicen que la astrología es falsa o es un embuste. Pero como humorista creo que nada en esta vida se debe tomar demasiado en serio. La astrología es un lenguaje y quien lo lee lo interpreta de la forma que mejor le sirva. Para algunos su signo zodiacal es un detalle sin importancia, para otros es algo que los representa y puede ser de una parte de su identidad. Siempre que se vea desde un enfoque positivo y refuerce nuestra seguridad, puede ser una fuerza benéfica.

Con los horóscopos logré escribir de forma satírica sobre los puntos que tenemos en común, las cosas que nos avergüenzan, nuestra ridiculez y también, la esperanza de que saldremos de las crisis.

Cuando estamos sumidos en un contexto que no podemos transformar, la astrología es un punto de conexión con los demás. Es como ser parte de un equipo deportivo o un club social. Nos sentimos menos solos con nuestros defectos, problemas y los augurios de buena suerte, si los compartimos con otros. Esa compañía hace la vida mucho más tolerable.

Siempre que me preguntan si creo en la astrología digo que creo en todo lo que me sirva para estar bien. Lo que nos salva en muchas de nuestras crisis personales es que existan espacios sociales como la astrología para mirarnos sin juicio y recordar que muchos problemas son pasajeros.

Por suerte, cuando el presente es horrible e incierto, siempre nos queda el futuro.

Mela Pabón es escritora, humorista, astróloga e ilustradora puertorriqueña que escribe el consultorio Querida Mela en El País. Sus horóscopos mensuales se publican en la cuenta de Instagram @checkinmela.

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