La Brexit y el balance del poder

Gran Bretaña se unió a lo que en el año 1973 se convirtió en la Unión Europea. El 23 de junio de este año se celebrará un referéndum sobre si le conviene salir de esta Unión. ¿Debería hacerlo?

Las encuestas actuales muestran un electorado muy dividido. El primer ministro David Cameron afirma que las concesiones que él logró de los socios de Gran Bretaña en la UE deberían tranquilizar las preocupaciones populares con respecto a una pérdida de soberanía, misma que supuestamente se transferiría a Bruselas, así como las preocupaciones relativas a una afluencia de trabajadores extranjeros procedentes de Europa Oriental. Sin embargo, el partido de conservador de Cameron y su gabinete están profundamente divididos, mientras que el alcalde populista de Londres, Boris Johnson, se ha unido a los partidarios de una salida británica.

La interrogante sobre los costos y beneficios de la membresía británica en la UE también divide a la prensa británica. Muchos medios impresos de circulación masiva apoyan la salida británica, denominada como “Brexit”, mientras que la prensa financiera apoya la continuación de la membresía. La revista The Economist, por ejemplo, señala que un 45% de las exportaciones británicas van a otros países de la UE, y que el ambiente para la negociación de un acuerdo comercial posterior a una Brexit  probablemente sería bastante frío.

Por otra parte, la UE dijo con claridad a los países no miembros, como ser Noruega y Suiza, que dichos países pueden tener acceso pleno al mercado único sólo si aceptan la mayoría de sus reglas, incluyendo la libre circulación de personas y las contribuciones al presupuesto de la UE.  En otras palabras, una Gran Bretaña fuera de la Unión ganaría poco en términos de “soberanía”; por el contrario, perdería su voto e influencia sobre los términos de su participación en el mercado único. Mientras tanto centros financieros rivales como los de París y Fráncfort aprovecharían la oportunidad para establecer reglas que les ayuden a conquistar para sus plazas la actividad empresarial que ahora se realiza en Londres.

Otro de los obstáculos es de orden político: el ascenso del nacionalismo en Escocia y el efecto de una Brexit sobre la supervivencia del Reino Unido. En el año 2014, Escocia votó en su propio referéndum indicando que deseaba permanecer como parte del Reino Unido; pero, los nacionalistas ganaron casi todos escaños de Escocia en las elecciones generales ocho meses después de dicho referéndum. Ya que la opinión pública escocesa es más pro europea que la de Inglaterra, muchos creen que una Brexit conduciría a otro referéndum sobre la independencia de este país. Cameron podría ser recordado como el primer ministro que ayudó a dividir el Reino Unido (y posiblemente a Europa).

En Estados Unidos, la administración del Presidente Barack Obama ha establecido claramente en sus declaraciones su convicción sobre que ambos, Gran Bretaña y Europa, son más fuertes si están juntos. Son erróneas las ilusiones sobre que una relación especial con Estados Unidos iría a reemplazar la influencia de Europa. No obstante, el pueblo británico pondrá en la balanza los pros y contras relativos a la conveniencia de  apoyar una Brexit, y una mano estadounidense en dicha balanza podría ser contraproducente.

Al mismo tiempo, usando las palabras de Douglas Alexander, el ex secretario de relaciones exteriores por el Partido Laborista del gabinete en las sombras, “desde el final de la segunda guerra mundial, Estados Unidos ha sido el operador del sistema del orden internacional construido sobre una alianza transatlántica fuerte y estable, misma que se apoya en dos pilares gemelos, la OTAN y la UE. Si Gran Bretaña deja la UE, el aliado más cercano de Estados Unidos se vería marginado... y todo el proyecto europeo correría el riesgo de desmoronarse, precisamente en el momento en el que Occidente confronta nuevas amenazas económicas y de seguridad”. No es de extrañar que al Kremlin de Vladimir Putin le agrade una Brexit y se entrometa en la política interna de los países europeos para tratar de debilitar a la UE.

Las consecuencias geopolíticas de una Brexit posiblemente no se mostrarían de inmediato. Puede que incluso la UE se mantenga unida temporalmente. Pero, se infligirían daños a la percepción europea sobre su misión y su poder blando de atracción. También sería más difícil garantizar la estabilidad financiera y gestionar la inmigración.

Además de un renacimiento del separatismo escoces, podría acelerar el giro hacia el interior que surgió en Gran Bretaña durante los últimos años. Y, en el largo plazo, los efectos sobre el equilibrio de poder mundial y el orden internacional liberal – en el que Gran Bretaña tiene un fuerte interés nacional – serían negativos.

Cuando actúa como una entidad, Europa es la economía más grande del mundo, y su población de casi 500 millones es considerablemente más grande que los 325 millones de habitantes de Estados Unidos. Tiene el mercado más grande del mundo, representa el 17% del comercio mundial y proporciona la mitad de la ayuda exterior que recibe el mundo. También tiene 27 universidades clasificadas entre las mejores 100 del mundo, y sus industrias creativas contribuyen aproximadamente un 7% de su PIB. El ingreso per cápita estadounidense es mayor, pero en términos de capital humano, tecnología y exportaciones, Europa es, en gran manera, su par económico.

En términos de gasto militar, Europa ocupa el segundo lugar, colocándose únicamente tras Estados Unidos, ya que da cuenta del 15% del total mundial, comparado con el 12%  de China y el 5% de Rusia. Por supuesto, ese número es algo engañoso, dada la falta de integración militar de Europa. Francia y Gran Bretaña son las dos principales fuentes de las fuerzas expedicionarias europeas.

Los recursos estadounidenses y europeos se refuerzan mutuamente. La inversión directa en ambas direcciones es mayor que con Asia, y el comercio entre EEUU y Europa es más equilibrado que el comercio de Estados Unidos con Asia. En el plano cultural, los estadounidenses y los europeos comparten los valores de democracia y  derechos humanos más entre sí que con otras regiones del mundo.

Frente a una China en ascenso, una Rusia en descenso pero inclinada hacia el riesgo y la perspectiva de una prolongada agitación en Medio Oriente, una estrecha cooperación transatlántica será crucial para mantener un orden internacional liberal a largo plazo. El reconocimiento de que, al debilitar tanto a Europa como a Gran Bretaña, una Brexit  probablemente cree un sistema internacional desordenado debería inclinar la balanza a favor de mantener el statu quo.

Joseph S. Nye Jr., a former US assistant secretary of defense and chairman of the US National Intelligence Council, is University Professor at Harvard University. He is the author of Is the American Century Over?. Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.

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