La ceguera del hombre

Desde hace más de quince días asistimos en Ucrania a una verdadera guerra de invasión por parte de Rusia. Después de las dos guerras mundiales y de la guerra de los Balcanes, todas durante el siglo XX, volvemos, como de una maldición insuperable, a tener una guerra cruenta al máximo en suelo europeo.

No soy capaz de analizar fríamente todas las circunstancias que se han dado, desde finales de los noventa, para acabar finalmente en esta cruenta agresión a un país independiente y próspero como Ucrania.

Por un lado, tenemos: la Unión Europea, la Alianza Atlántica, la OTAN y por supuesto EE.UU. Por el otro lado que se puedan considerar del mismo bloque: Rusia, China, Corea del Norte e Irán, quedando fuera de esta agrupación que creo que es correcta, países como la India y los países musulmanes en general, que a la larga, tendrán mucho que decir, en caso de generalización de la guerra.

La pregunta es: ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI se permita semejante barbaridad y además se produzcan más que nunca reuniones de los distintos líderes de todos los grupos, sin conseguir de verdad nada positivo y definitivo para cambiar el rumbo de nuestro desarrollo actual? Además, y eso sí pasa con el acuerdo de todos, las reuniones se producen normalmente en sitios muy escogidos, magníficamente atendidos en todo lo que precisen nuestros líderes y con el fin de no ofender a nadie. Lo que está pasando en Ucrania, se considera por el momento «el conflicto».

La Unión Europea, tan prudente siempre, justifica no intervenir de manera más drástica, con el pretexto de que no vaya a ser que Rusia emplee armas nucleares. No se trata de eso porque, en definitiva, están justificando una guerra inmensamente cruenta para la población civil, en la que están asesinando a sangre fría a hombres, mujeres y niños, sin que las reuniones políticamente correctas de todas las partes implicadas sirvan para algo.

Creo que el Sr. Putin solo concibe el lenguaje de la fuerza y se está viendo de manera clara en el orden internacional un preocupante declive de EE.UU., como se demostró recientemente en su salida de Afganistán.

Esto es así, pero el mundo occidental se gasta millones y millones de dólares en tener todo tipo de armamento de última generación, así como vehículos como los tanques, aviones absolutamente increíbles, barcos que parecen indestructibles, etc. y además un potencial adicional, si fuera necesario, de producción ilimitada de todo tipo de armamento militar. Por el otro lado, Rusia no tiene ni remotamente la capacidad para reemplazar su actual arsenal de armamento en poco tiempo si fuese necesario.

Con esto no quiero decir que estuviese justificado que el bloque occidental entrara a sangre y fuego en la guerra de Ucrania, ya que nadie en el mundo sería capaz de asegurar que no se emplearan en un momento dado armas nucleares, que sería el principio del fin de la humanidad como la conocemos.

Solo queriendo y exigiendo reuniones de verdad de los verdaderos responsables y líderes de todas las partes implicadas, con fuerza y resolución, harán que la fuerza no sea la solución y se conseguirá, con el respaldo adicional de los distintos arsenales armamentísticos, acabar con esta locura, que de seguir así, solo puede acabar muy mal para todos.

No sabemos muy bien todo lo que está pasando, admitimos sin rechistar que solo recibimos una información sesgada y en este caso demonizando permanentemente al agresor Rusia, lo que no quita que veamos claramente que está cometiendo crímenes contra la humanidad. Lo que digo es que nadie habla de lo que ha estado pasando en la región de Donbás durante los últimos ocho años, en los que los ucranianos han estado masacrando a los rusos, causándoles más de catorce mil muertos.

El mundo está instalado en uno de los mayores peligros de su existencia y creo que ni de lejos se está gestionando adecuadamente. Solo baste recordar lo que pasó en la época de Noe, o en la de Sodoma y Gomorra, Babilonia, etc.

Debemos exigir a los poderes que nos gobiernan en el mundo que se reúnan ya para acabar con esta locura, porque en estos momentos nuestro futuro está pendiente de un hilo, que en cualquier momento se puede romper desatando la catástrofe nuclear que acabaría con todos nosotros. Solo estaremos de verdad protegidos si de verdad desaparecen los arsenales nucleares, así como las centrales nucleares, que por muy seguras que sean, son un inmenso peligro en caso de ataques de todo tipo.

Como cristiano y desde este mismo momento, pido a todo el que crea en Dios, no dejar de rezar ni un momento con gran intensidad, ya que si recurrimos a Él con humildad, arrepentimiento y esperanza, no nos dejará solos y vendrá en nuestra ayuda. Recordemos el rezo continuo del Rosario, de toda la cristiandad, pidiendo la protección en la Batalla de Lepanto.

José Fernando Martín Cinto es licenciado en Ciencias Físicas.

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