La cobertura de salud no debe ignorar a los adultos mayores de África

Mi abuela tiene 76 años, y mi abuelo 83. Ambos, han vivido y viven una vida fructífera, ellos cultivan la tierra y pastean ganado en una aldea remota en las colinas del suroeste de Uganda. Pero, cada vez que pienso en ellos, me causa mayor asombro su buena salud que su arduo trabajo.

Debido a la lejanía de su comunidad, cada vez que mis abuelos necesitan atención médica, deben viajar 25 millas al hospital más cercano en motocicletas conocidas como boda-bodas, deben pagar alrededor de 50,000 chelines ugandeses (alrededor de $13) por el viaje de ida y vuelta. Luego, debido a que recientemente fueron retirados de su plan de seguro de salud por causa de su edad; por lo que deben sacar dinero de donde sea para pagar la factura del tratamiento médico. En otras palabras, para mis abuelos – y para muchos africanos de la tercera edad – una visita al médico es onerosa, costosa y extremadamente rara.

El acceso a la atención médica es una obsesión para los expertos en desarrollo internacional. En el mes de mayo, en la Asamblea Mundial de la Salud de la Organización Mundial de la Salud, funcionarios de docenas de países discutieron sobre cómo lograr la cobertura universal de saluda través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Incluso en dicho momento, la mayor parte de la atención se centró en las madres, los recién nacidos y los niños; las poblaciones de adultos mayores en los países en desarrollo fueron ignoradas en gran medida. Si no se aborda esta omisión, una parte cada vez mayor de la población sería dejada sin acceso a atención médica asequible.

Según el Banco Mundial, la esperanza de vida en el África subsahariana ha aumentado constantemente durante las últimas décadas, desde tan sólo 40 años en el año 1960 a 60 años en la actualidad. Si esta tendencia continúa, el número de africanos que vivan más allá de su cumpleaños número 60 se habrá más que duplicado hasta el año 2050. Por supuesto, esta es una buena noticia; la longevidad es un indicador clave del desarrollo humano. Pero, el boom de la tercera edad en África será un desastre si vivir más tiempo significará vivir más enfermo a causa de una atención médica inadecuada.

En Uganda, muchos centros de salud rurales carecen del personal, los suministros y la infraestructura que son necesarios para satisfacer las necesidades de los pacientes de edad más avanzada. Las clínicas pequeñas generalmente derivan a sus pacientes más ancianos al hospital grande más cercano, mismo que a menudo se encuentra a muchas millas de distancia. Viajar en motocicleta por terrenos difíciles puede empeorar las condiciones de salud; pero, ya que no tienen otras opciones, los frágiles ancianos deben elegir entre un viaje por caminos llenos de baches en la parte trasera de una bicicleta y no recibir ningún tratamiento médico en absoluto.

Es difícil culpar a los que optan por lo último; es decir, por no recibir ningún tratamiento. Según una encuesta realizada el año 2010 por médicos en el Hospital Nacional de Referencia de Mulago en Kampala, las motocicletas boda-bodas son la principal causa de lesiones en las carreteras de Uganda. Durante el período de la encuesta, los pasajeros de motocicletas representaron el 41% de los 1.500 casos de trauma del hospital, y las lesiones de los pasajeros consumieron el 62,5% del presupuesto de cirugía del hospital. Si se tiene en cuenta el peligro que conlleva viajar, no es de extrañar que mis abuelos sean reacios a buscar atención médica.

Por supuesto, el mayor obstáculo para la atención médica en Uganda – como ocurre en todos lados – es el dinero. En el año 2015, investigadores de la Universidad de Makerere hallaron que el ingreso familiar es el principal factor determinante del acceso y uso de los servicios de atención de la salud por parte de las personas mayores. La historia es similar en Estados Unidos, donde los costos promedio anuales de atención médica se han incrementados durante décadas. Pero, mientras que los pacientes de edad avanzada en Estados Unidos pueden recurrir a Medicare (que representó el 15% del gasto federal en el año 2017), las personas de la tercera edad en la mayoría de los países africanos tienen menos apoyo de sus gobiernos.

Aun así, el hecho de que exista escasez de recursos destinados a este propósito no significa que los líderes de África deban ignorar a sus electores más ancianos. Al combinar los servicios de atención a personas mayores con los programas existentes, los beneficios de salud pueden extenderse para cubrir a las poblaciones más desatendidas.

Por ejemplo, las iniciativas de un solo sector, como por ejemplo los programas de tratamiento del VIH/SIDA, podrían incluir componentes de cuidado de la salud adaptados a las personas de la tercera edad. También se podría capacitar a los trabajadores de la salud que atienden a madres embarazadas y nuevas a fin de que brinden atención en el hogar a las personas de edad avanzada en hogares multigeneracionales. Este tipo de iniciativas no requerirían grandes sumas de dinero; más bien, el factor más importante para lanzarlos es el apoyo político y la integración eficaz de los programas.

Los países en desarrollo han logrado avances considerables con relación a mejorar la atención de salud para los jóvenes. Ahora, debemos hacer lo mismo para los ancianos. En Uganda, la estrategia nacional de atención de la salud del gobierno podría fortalecerse fácilmente mediante la incorporación de personas adultas mayores a la lista de los llamados grupos vulnerables. Integrar las opciones de atención a personas mayores en marcos existentes – como por ejemplo: el programa de extensión de salud en Etiopía, el programa de salud comunitario en Tanzania y los equipos de salud de las aldeas de mi país– son otras formas de ampliar la cobertura.

Finalmente, los esquemas de seguro de salud de la comunidad deben ser reformados profundamente para evitar la exclusión de pacientes ancianos pobres. Para mantener la cobertura y proteger a los ancianos de la ruina financiera, se necesitan reformas para crear planes que sean financieramente sólidos y que provengan de un conjunto más amplio de los suscriptores.

Todos anhelamos vivir una vida larga, saludable y productiva – similar a la vida que llevan mis abuelos. Pero, sin acceso permanente a una atención médica de calidad, la longevidad será una cuestión más de suerte que de ciencia. El grado de integridad de cualquier sociedad se puede juzgar según cuán bien trata a sus miembros más jóvenes y a sus miembros más viejos. Esa forma de valoración es también aplicable al grado de integridad de los gobiernos.

Brian Atuhaire is an immunization consultant at the World Health Organization and a 2018 Aspen New Voices Fellow. Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos.

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